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Un homenaje a los héroes del ciclismo colombiano

El asombro que causan los ciclistas colombianos en Francia, por sus gestas deportivas durante cuarenta años, ha encontrado reconocimiento en las librerías francesas desde el pasado mes de julio, 2020. El francés Guy Roger, quien fue periodista del prestigioso diario L’Équipe, se lanzó a hacer la investigación más detallada que ha existido sobre los héroes del caballito de acero.

Santiago Alfaro Martínez*
27 de agosto de 2020 - 04:50 p. m.
Portada del libro de Guy Roger sobre el ciclismo colombiano.
Portada del libro de Guy Roger sobre el ciclismo colombiano.
Foto: Archivo particular
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Roger supo sacar provecho del último Tour de Francia, 2019, ganado por Egan Bernal para darle impulso a su libro. El libro inicia con Bernal y sigue en orden cronológico, hacia el pasado, superando cualquier olvido en el tiempo hasta llegar a Efraín “El Zipa” Forero, vencedor de la primera vuelta a Colombia en 1951.

Todos los héroes y triunfadores están en Bernal et les fils de la cordillère. Voyage au pays de grimpeurs colombiens. El libro que podría titularse, Bernal y los hijos de la cordillera. Viaje al país de los escarabajos colombianos; aún no ha sido traducido al castellano. No sabemos cuánto tiempo ha tardado el maestro Roger en la construcción de esta obra, pero no cabe duda que lo llevo a entrevistar un centenar de personas, a viajar por muchas regiones del país y a leer miles de páginas sobre Colombia.

Para la escritura de las 364 páginas del libro, Roger entrevistó entre muchos ciclistas a “El Zipa” Forero, Lucho Herrera, Fabio Parra, “Chepe” González, Omar “El Zorro” Hernandez, Rafael Acevedo, Nelson “Cacaito” Rodríguez, Pablo Wilches, Patrocinio Jimenez, Pacho Rodríguez, Henry Cardenas, Santiago Botero, Juan Mauricio Soler, Martin Ramirez y Alvaro Mejía. Siguió muchos consejos del experimentado periodista colombiano Héctor Urrego, esclareció viejas controversias con el ex dirigente Miguel Ángel Bermúdez, dialogó con el gran director deportivo del ciclismo colombiano Raul Mesa, quien este año cumplirá 50 años en la profesión, y nos enriquece con las notas sobre la importancia de la radio en el ciclismo colombiano gracias a la buena fuente que fue Alfredo Castro, desde Guatemala. Se documentó también con los archivos y los amigos periodistas de La Gazzetta dello Sport, L’Équipe, y de El Espectador y otros diarios colombianos. Con toda esta artillería reunida por el autor, el libro es un tesoro de anécdotas bien organizado. Son 29 capítulos bien organizados en cuatro partes. Hay unas separatas que explican quiénes son los escarabajos colombianos, qué es una competencia de Turismeros, qué es una bicicleta Panadera, qué es la Wilchería, y una larga llamada telefónica para consultar el estado de salud del ciclismo colombiano al médico y especialista en medicina deportiva Álvaro Mejía –mejor joven del Tour de Francia 1991, entre otros éxitos-.

Al largo texto lo acompañan tres paquetes, Cahiers, de fotografías que reunidas suman en total 76, que conjugan a la perfección con el contenido del texto. El primer paquete está dedicado a la carrera de Egan Bernal desde la infancia hasta su triunfo en el Tour, el segundo paquete a las leyendas colombianas Ramón Hoyos, Martin Emilio “Cochise”, los escarbajos del último cuarto del siglo XX, hasta llegar a las nuevas glorias Rigoberto Urán, Fernando Gaviria, Miguel Ángel López, Esteban Chaves y Nairo Quintana. El tercer paquete contiene unas hermosas fotos a blanco y negro de las clásicas competencias colombianas de los años cincuenta hasta los noventa. Ciclistas caminando y levantado sus bicicletas en riachuelos, pedaleando en carretera y recibiendo en sus espaldas un chorro de agua que proviene de un camión que los acompaña, y otra vez pedaleando entre el barro ayudados por los aficionados. Las dos fotos más curiosas son la del locutor Carlos Arturo Rueda C. transmitiendo con el ingenio que hace que el autor lo llame el Julio Verne del periodismo deportivo, y la foto del francés José Beyaert en brazos de sus seguidores, frente a la cordonería de su padre en Francia, poco después de ganar el título en los juegos olímpicos de 1948.

José Beyaert, originario de Lens, es quizás la primera conexión ciclística importante entre los dos países. Llegó en 1951 a Bogotá invitado por el gobierno colombiano para la inauguración del velódromo Santiago Trujillo. Ganó la vuelta a Colombia de 1952 y fue quien intervino para que Efraín “El Zipa” Forero compitiera en las rutas francesas en los años cincuenta. Beyaert fue invitado por el entonces presidente colombiano Rafael Urdaneta Arbeláez para ser entrenador nacional. Él acepta y funda numerosas escuelas de ciclismo. Bien insertado en la sociedad colombiana se dice que ejerció el comercio clandestino de esmeraldas con numerosos viajes entre Bogotá y Paris, hasta terminar instalándose en la preciosa y costera ciudad francesa de La Rochelle en julio del año 2000.

A través de la historia deportiva y personal de los héroes del ciclismo colombiano, Monsieur Roger nos hace descubrir y entender mejor nuestro país. En su libro están presentes sus lecturas de Gabriel García Márquez, Álvaro Mutis, Fernando Vallejo, Laura Restrepo y José Ángel Báez. Álvaro Pachón, campeón de la Vuelta a Colombia 1961, tuvo la inmensa paciencia para enseñarle a Roger las cordilleras colombianas. Al final del libro hay una corta reseña de las cordilleras y de sus picos más destacados en las competencias ciclísticas, Paramo de Letras, Alto de Minas, el Vino entre otros. Mientras escribía su texto, Roger se inspiraba en las festivas canciones del francés Charles Trenet conocido como “cantante loco” y escuchaba también a Carlos Vives, que para él son dos monumentos y dos épocas diferentes.

Por sus páginas se recorren los años de la conocida Violencia, con mayúscula, de los años cincuenta con las disputas regionales en las carreras del antiqueño Ramón Hoyos y el cundinamarqués Efraín Forero, los secuestros de Oliverio Rincón de parte del ELN y luego el de Lucho Herrera por la FARC, ambos en el año 2000, el asesinato en 1992 del legendario Alfonso Flórez, quien abrió las puertas del triunfo en Francia, en 1980, la vida tenebrosa en las drogas de Omar “El Zorro” Hernández, la miseria que vivió en la infancia Nelson “Cacaito” Rodríguez como la siguen viviendo miles de nuestros niños, el fervor popular que despierta en Colombia el ciclismo con la presencia de la religión católica que asombra al autor, además acompañado de la singular manera de narrar que tienen sus locutores, la presencia de los hermanos del Cartel de Medellín, Roberto y Pablo Escobar Gaviria, en el mundo ciclístico de los años setenta, y el drama y la problemática que despierta en estos momentos el dopaje en el ciclismo colombiano contado y analizado por el ciclista y hoy médico experimentado Álvaro Mejía.

Después de las gestas protagonizadas por los jóvenes colombianos en Francia en el actual verano antes del Tour, qué bueno sería que se traduzca el libro y se publique el capítulo de la nefasta pandemia del Covid-19, en el 2020, con la esperanza de que estará cargado, aún, de más títulos ciclísticos para Colombia. Además de mi afición por el deporte, la primera motivación que me invitó a leer el libro, fueron los epígrafes para ser feliz en esta época. El primero del francés Jean Giono, “La verdad objetiva no existe. Lo que importa es estar encantado”. El otro del irlandés Oscar Wilde, “La emoción nos distrae, ese es su principal mérito.

La primera vez que abrí el libro estaba en la librería Mollat, la más grande de Francia, en Burdeos (Bordeaux), rodeado de bellos libros del mismo color de la camiseta del campeón del Tour de Francia. Libros de pasta dura y de lujo, sobre la vida del certamen y sus héroes. El libro en pocos minutos me transportó en el tiempo. A los recuerdos de los años ochenta cuando el equipo de Pilas Varta-Café de Colombia incursionaba en el Tour de Francia y yo era un niño muy pequeño. Me transportó en el espacio, con la mirada fija en un libro sintiendo que todo mi ser estaba en una calle de mi barrio en Bogotá, muy distraído, y que lleno de encanto saldría corriendo a contarles a mis amigos la joya reciente que había encontrado.

*Periodista bogotano, y próximo doctor en literatura,radicado en Francia

Por Santiago Alfaro Martínez*

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