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Rigo, subcampeón del Tour de Francia 2017, destapa su filosofía de vida sin pelos en la lengua: lo importante es disfrutar. Los resultados los manda al carajo. Tras la fuerte caída que sufrió en la sexta etapa de la pasada Vuelta a España tuvo que pasar cinco meses y once días eternos de recuperación. Y ese verbo, tan religioso en su vocabulario e higiene de vida, lo hizo tomar la decisión: dar un paso al costado, retirarse. Pero se arrepintió.
El parte médico: fracturas en la clavícula, la escápula y las costillas. También una contusión en el pulmón izquierdo. Internado en cuidados intensivos, intervenido quirúrgicamente por siete horas. Estuvo 23 días en una clínica de Barcelona, más tiempo que una gran vuelta de ciclismo: que dura 21. “El doctor dijo que quedé vivo de chimba”, apuntó Rigoberto Urán en una sentida charla con El Espectador antes de su estreno en el Tour Colombia, que se llevará a cabo hasta el próximo domingo por las carreteras de Boyacá y Cundinamarca.
“Fueron momentos muy difíciles, de mucha angustia. No lo disfruté, hubo muchos pensamientos. Pensé en mi familia. ¿Vale continuar? Yo el año pasado realmente sentí que tomé la decisión de parar, de no seguir. Lo que pasa es que uno en la vida no puede tomar decisiones con la cabeza caliente. Entonces dijimos: vamos a recuperarnos a ver qué y tomamos una decisión. El equipo también me apoyó, lo que pasa es que es difícil porque siento mucho amor por lo que hago: ir a las carreteras, al Tour, la gente, son cosas que no son fáciles de dejar. Aquí estoy porque la idea es llegar al Tour de Francia al 100 %”, dice Rigo con una modesta sonrisa, una del corazón.
Lea: Qué sería de Rigoberto sin Urrao
No todo es la bicicleta, Go Rigo Go, su tienda de indumentaria deportiva, es su otro proyecto de vida. Ya abrió siete almacenes en el país y a pesar de que cuenta con ochenta empleados, le gusta atender a los clientes. “Me gusta irme a una tienda en el Andino, en el Gran Estación y ponerme a parchar, disfrutar con los clientes. Ver sus caras cuando me ven, porque no siempre aviso que voy a estar ahí sentado atendiendo. ¡El que tenga tienda que la atienda! Me la paso trabajando. Me gusta hacer cosas diferentes, porque la vida no es solo montar en bicicleta, hay una vida después del deporte y es muy larga”.
De esa madurez profesional y humana, del momento de su vida, sus miedos y carismas, Rigo habló con El Espectador.
Usted es de los contados deportistas, que así le vaya mal en las competencias, la gente va a recibirlo al aeropuerto a felicitarlo. ¿Qué significa eso para usted?
Con Rigoberto pasa algo y es que la gente lo quiere por las maricadas que dice y hace. Digamos que el cariño ha sido constante: sin importar años buenos, años malos, la gente me sigue queriendo. Eso es lo que yo les digo a mis compañeros: los resultados son muy importantes, a todo el mundo le pagan por eso, pero los resultados se van y se olvidan, la persona no. Eso es lo que buscamos nosotros: ser buenas personas y ya luego buscar resultados. Yo diría que hay que ser originales, auténticos, darse a la gente.
Más que por ser subcampeón de un Tour de Francia, de dos Giros de Italia y ganador de una medalla de plata olímpica, lo van a recordar como el güevón más querido de Colombia.
Los títulos son importantes, pero la personalidad es la que trasciende. Que te quieran por lo que eres y no por los resultados: por ser bacano, chévere. Puedes ganar el Tour y no tener empatía con la gente. Todos somos resultados, pero buscamos personas. Hay gente que tiene poca oportunidad de verlo a uno, pues cuando se puede es una alegría muy grande. Yo disfruto de eso. O cuando un niño te mira con esa admiración te mete en dificultades porque no sabes qué hacer, es una responsabilidad muy grande. Que haya niños con admiración, eso me da felicidad porque la juventud está creciendo con ídolos.
¿Eso no lo vivió usted?
Yo en mi juventud, digamos, no tuve ninguno. Yo estaba en Urrao (Antioquia) vendiendo chance, lavando carros. Entonces no seguíamos el Tour, era muy poquitito. Ver la afición tan grande que hay hoy da felicidad. (Lea también: La filosofía de vida de Rigo)
Entonces, tras la caída, la condición para seguir era disfrutar...
Yo creo que muy poquitos deportistas profesionales disfrutan lo que hacen, la presión es muy alta. Uno no disfruta, uno se cuida para no fallar. Yo con todo lo que he vivido disfruto de mis resultados buenos y malos. Malos, terminar una carrera en un lugar que no querías, pero horrible es acabar en una UCI de un hospital. Entonces yo puedo decir: “No, no hiciste un culo, pero se la disfrutó mijo, se gozó y se terminó". Pero si vos inicias una Vuelta a España y en la sexta etapa resultas en cuidados intensivos vuelto mierda, entonces solo queda disfrutar.
¿A qué le tiene miedo?
Antes a las culebras, pero ya lo perdí.
¿También se lo perdió a las caídas?
¿Caerme? No ya no, obvio son cosas que pasan en un instante. Que a veces no son culpa tuya porque se caen adelante y es inevitable. Cuando vas al límite sientes una adrenalina que disfrutas. Es una línea muy delgada, pero cuando rozas esa raya, ush, eso te hace sentir vivo. Somos testigos de que el riesgo es muy alto, pero uno no puede vivir con miedo a enfermarse o caerse. Hay que vivir y estar preparado para lo que venga.
Si no hubiera sido ciclista, hubiera sido…
Un astronauta... sí claro.
¿Por qué cree que la nueva generación de ciclistas ya superó a la de ustedes?
¡Toda la vida! Vea, el hombre vive evolucionando. Si miramos la de Lucho Herrera y Fabio Parra, muy buena. Y luego salió otra con Botero, Peña, Ardila y Laverde. Luego vine yo, en 2010 llegaron Nairo y Sergio Luis, y de ahí una muy buena generación. Yo inicié en 2006 y me demoré cuatro o cinco años, luego de una larga base en Europa, para pelear con los grandes. Estos pelados llegan y ganan. Sergio Higuita debuta y gana una etapa en la Vuelta a España; Fernando Gaviria va al Tour de Francia, gana dos etapas y es líder, también va al Giro y gana muchas veces; Egan va a su segundo Tour y lo gana. Entonces es superior en calidad, talento y cantidad, porque cuántos pelados nuevos ya hay en el World Tour.
¿Cómo es compartir equipo con Sergio Higuita y Daniel Martínez, dos de las grandes promesas del ciclismo colombiano?
Estoy mucho con ellos, se les dan consejos. Tienen mucha calidad, pero les digo que con el talento no basta. Uno puede ser muy bueno, pero debe respetar su trabajo, su equipo y afición. Son muy buenos porque escuchan.
¿Sigue soñando con volver al podio de un Tour de Francia?
Si estamos en la línea de salida, vamos a dar la pelea. Trataré de llegar lo mejor posible para dar lo mejor, más no sé pues güevón.
Thomas Blanco- @thomblalin- tblanco@elespectador.com