Roglic ya empezó a consolidar su gran gesta en la Vuelta
El esloveno ganó la cuarta etapa en el embalaje contra el danés Mads Pedersen y se subió a lo más alto de la clasificación general de la ronda ibérica. El corredor del Jumbo busca su cuarto título al hilo.
Fernando Camilo Garzón
Primoz Roglic dio su primer aviso en la Vuelta a España al ganar la cuarta etapa de la carrera, un triunfo que le permite vestir la camiseta roja y certificarse como líder de la clasificación general. Pronto, mucho antes de lo esperado, sin que ni siquiera se haya asomado la montaña o la contrarreloj individual, el corredor del Jumbo-Visma ya empezó a poner condiciones. Y no fue un triunfo de escándalo, pero sí un golpe sobre la mesa en una Vuelta que apenas empieza y en la que el esloveno prometió hacer historia.
Mire: La colección de La Vuelta a España de El Espectador
La etapa de este martes se preveía para un final de velocidad, propio para embaladores. Más allá de los desniveles, de las subidas, de las bajadas y de los dos puertos de montaña —de segunda y tercera categoría— las previsiones alentaban las escapadas de los valientes. Sin embargo, el ritmo intenso del equipo de Roglic ahogó todos los intentos de fuga. La escuadra neerlandesa no dejó escapar ni las bonificaciones de los puertos especiales, que también se las quedó el vigente tricampeón de la carrera, y sobre el final del día le sirvió en bandeja de plata la victoria a su líder, que demostró jerarquía en los últimos metros.
La clave estuvo en la velocidad del pelotón, que, al encarar los últimos 10 kilómetros, seleccionó a los favoritos en una subida de 7,3 km al 4,8 % de desnivel en el Puerto de Herrera. Roglic se puso en cabeza del grupo principal y se pegó a la rueda de Mads Pedersen, uno de los pocos velocistas que pudo aguantar el ritmo de los favoritos. Cuando el danés lanzó el ataque, el esloveno, que no había descuidado la rueda de ningún rival, se pegó a la bicicleta del corredor del Trek-Segafredo y cuando lo vio dudar le lanzó un ataque certero.
Nadie respondió. Primoz Roglic ganó sin oposición. Una clara demostración de intenciones, como él lo acepto minutos después de llevarse el triunfo y la punta de la general. “El plan era tomar la delantera hoy (martes). Me tocaba a mí. Durante todo el día el ritmo fue muy alto, una etapa muy rápida y dura. Al final tuve las piernas y pude probarlo“.
El favorito que llegaba con dudas
Para Primoz Roglic, esta edición de la Vuelta a España puede ser más especial que las otras tres que ganó. En el Olimpo de los tricampeones consecutivos, el esloveno comparte puesto con el suizo Tony Rominger y el español Roberto Heras. De hecho, este último es el máximo ganador de la carrera con cuatro títulos. Sin embargo, Heras no consiguió todos sus campeonatos de forma consecutiva. Esa es la hazaña que busca Roglic, una gesta histórica que ningún otro ha conseguido.
El ciclista del Jumbo ya empezó a escribir esa leyenda, la que puede ser la máxima consagración de su carrera. A pesar de que el esloveno llegó a la competencia con muchas dudas por la caída que sufrió en el último Tour de Francia, un accidente y posterior lesión que no le permitió ni siquiera terminar la Grande Boucle, ya quedó claro que el pedalista está preparado para encumbrarse en lo más alto de la historia.
Mire: Así será la quinta etapa de la Vuelta a España 2022
De no sufrir ningún accidente, de esos que lo suelen afectar de forma repentina, Roglic no debería tener problemas para hacerse nuevamente con el título. Curtido en este tipo de batallas de las grandes vueltas, el campeón olímpico de la contrarreloj entiende la importancia de empezar a marcar diferencias desde el principio como un aspecto fundamental para conseguir su objetivo. “Es solamente el inicio de la Vuelta, pero siempre es mejor estar 10 segundos por delante que por detrás”.
Aprender de los errores
Primoz Roglic no solo tendrá que tener cuidado con las caídas que lo suelen afectar, sino que también le toca tomar nota de lo que le pasó a Tadej Pogacar, su compatriota y principal rival en el circuito, que perdió el último Tour de Francia cuando parecía el candidato indiscutido.
Y no es que antes Roglic no haya perdido una carrera cuando todas las apuestas lo ponían en la cabeza de la general, es que la confianza puede ser un arma de doble filo en este tipo de carreras. Pogacar también atacó en etapas llanas, cuando nadie alertaba su ambición, y gastó en las primeras semanas, antes de que sus rivales mostraran todas sus cartas.
Antes de que empezara la jornada, en Ineos, uno de los principales rivales del Jumbo, nadie esperaba ataques de los favoritos, así lo dijeron. ¿Ambición desmedida de los neerlandeses o confianza en el estado físico de su principal baluarte? Las cartas están sobre la mesa.
Le puede interesar: Roglic es líder; Higuita, el mejor colombiano en la general de La Vuelta a España
Lo cierto es que, en el último Tour de Francia, Jumbo-Visma deslumbró por su estrategia. El equipo liderado y dirigido por Nico Verhoeven derrotó al todo poderoso Pogacar, gracias a una lectura inteligente de las circunstancias, resguardado, atacando en momentos claves y confiando en la unidad del grupo. Ahora, con el favoritismo de su lado, la escuadra de los Países Bajos encabezó la ofensiva y arriesgó desde las primeras fracciones. ¿Es el momento de Roglic para hacer historia?
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Primoz Roglic dio su primer aviso en la Vuelta a España al ganar la cuarta etapa de la carrera, un triunfo que le permite vestir la camiseta roja y certificarse como líder de la clasificación general. Pronto, mucho antes de lo esperado, sin que ni siquiera se haya asomado la montaña o la contrarreloj individual, el corredor del Jumbo-Visma ya empezó a poner condiciones. Y no fue un triunfo de escándalo, pero sí un golpe sobre la mesa en una Vuelta que apenas empieza y en la que el esloveno prometió hacer historia.
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La etapa de este martes se preveía para un final de velocidad, propio para embaladores. Más allá de los desniveles, de las subidas, de las bajadas y de los dos puertos de montaña —de segunda y tercera categoría— las previsiones alentaban las escapadas de los valientes. Sin embargo, el ritmo intenso del equipo de Roglic ahogó todos los intentos de fuga. La escuadra neerlandesa no dejó escapar ni las bonificaciones de los puertos especiales, que también se las quedó el vigente tricampeón de la carrera, y sobre el final del día le sirvió en bandeja de plata la victoria a su líder, que demostró jerarquía en los últimos metros.
La clave estuvo en la velocidad del pelotón, que, al encarar los últimos 10 kilómetros, seleccionó a los favoritos en una subida de 7,3 km al 4,8 % de desnivel en el Puerto de Herrera. Roglic se puso en cabeza del grupo principal y se pegó a la rueda de Mads Pedersen, uno de los pocos velocistas que pudo aguantar el ritmo de los favoritos. Cuando el danés lanzó el ataque, el esloveno, que no había descuidado la rueda de ningún rival, se pegó a la bicicleta del corredor del Trek-Segafredo y cuando lo vio dudar le lanzó un ataque certero.
Nadie respondió. Primoz Roglic ganó sin oposición. Una clara demostración de intenciones, como él lo acepto minutos después de llevarse el triunfo y la punta de la general. “El plan era tomar la delantera hoy (martes). Me tocaba a mí. Durante todo el día el ritmo fue muy alto, una etapa muy rápida y dura. Al final tuve las piernas y pude probarlo“.
El favorito que llegaba con dudas
Para Primoz Roglic, esta edición de la Vuelta a España puede ser más especial que las otras tres que ganó. En el Olimpo de los tricampeones consecutivos, el esloveno comparte puesto con el suizo Tony Rominger y el español Roberto Heras. De hecho, este último es el máximo ganador de la carrera con cuatro títulos. Sin embargo, Heras no consiguió todos sus campeonatos de forma consecutiva. Esa es la hazaña que busca Roglic, una gesta histórica que ningún otro ha conseguido.
El ciclista del Jumbo ya empezó a escribir esa leyenda, la que puede ser la máxima consagración de su carrera. A pesar de que el esloveno llegó a la competencia con muchas dudas por la caída que sufrió en el último Tour de Francia, un accidente y posterior lesión que no le permitió ni siquiera terminar la Grande Boucle, ya quedó claro que el pedalista está preparado para encumbrarse en lo más alto de la historia.
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Aprender de los errores
Primoz Roglic no solo tendrá que tener cuidado con las caídas que lo suelen afectar, sino que también le toca tomar nota de lo que le pasó a Tadej Pogacar, su compatriota y principal rival en el circuito, que perdió el último Tour de Francia cuando parecía el candidato indiscutido.
Y no es que antes Roglic no haya perdido una carrera cuando todas las apuestas lo ponían en la cabeza de la general, es que la confianza puede ser un arma de doble filo en este tipo de carreras. Pogacar también atacó en etapas llanas, cuando nadie alertaba su ambición, y gastó en las primeras semanas, antes de que sus rivales mostraran todas sus cartas.
Antes de que empezara la jornada, en Ineos, uno de los principales rivales del Jumbo, nadie esperaba ataques de los favoritos, así lo dijeron. ¿Ambición desmedida de los neerlandeses o confianza en el estado físico de su principal baluarte? Las cartas están sobre la mesa.
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Lo cierto es que, en el último Tour de Francia, Jumbo-Visma deslumbró por su estrategia. El equipo liderado y dirigido por Nico Verhoeven derrotó al todo poderoso Pogacar, gracias a una lectura inteligente de las circunstancias, resguardado, atacando en momentos claves y confiando en la unidad del grupo. Ahora, con el favoritismo de su lado, la escuadra de los Países Bajos encabezó la ofensiva y arriesgó desde las primeras fracciones. ¿Es el momento de Roglic para hacer historia?
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