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Justamente hace un año, en el Tour de San Luis, Fernando Gaviria llamó la atención de los grandes equipos. Integrando la selección colombiana, el paisa de 21 años ganó dos etapas. En el embalaje superó a los mejores del mundo y de ahí que al poco tiempo lo fichara el Etixx-Quick Step. Hoy regresa a las carreteras argentinas, justamente vistiendo el uniforme del elenco británico, con la intención de volver a ser protagonista. La jornada inicial de esta competencia es una contrarreloj por equipos de 21 kilómetros. Nairo Quintana, Rodrigo Contreras, Dayer Quintana, Rodolfo Torres y once colombianos más tomarán la partida.
¿Qué sensaciones tiene de cara a esta carrera?
Los entrenamientos fueron muy exigentes para llegar a San Luis en una buena condición e intentar conseguir alguna victoria. Acá me siento bien porque esta fue la carrera que me dio a conocer en el World Tour, la que me permitió estar donde estoy, en un equipo tan grande como el Etixx-Quick Step. Siento más la presión. En ocasiones me dan nervios, más de lo normal. Sé que esperan mucho de mí en San Luis; para eso estoy trabajando, para intentar ganar siempre, que es lo que más me gusta.
¿Qué le dejó 2015?
Fue un año soñado, muy bien planeado, y se nos dieron bien todas las cosas. Salvo que me quedé fuera del Mundial Sub-23 por una lesión de rodilla. No lamento nada porque fue un año fenomenal y terminé la temporada contento por los resultados.
¿Qué significó poder ganarle a leyendas del embalaje como Cavendish y Greipel?
Muchos me preguntan qué sentía cuando le gané a Cavendish y no sé qué responder, porque no sé expresar ese sentimiento. Es un corredor de los más grandes en el sprint. Es un corredor fenomenal; cada vez me sorprendía más su forma de ser. Tenía un concepto diferente, no pensaba que me recibiera como lo hizo. Me sorprendió mucho. Y el día que le gané, como a Greipel, no me lo podía creer. Por eso mis maneras de celebrar las victorias fueron como loco, porque no cabía de la felicidad. Pensar que ganaba a los más grandes me llenaba de satisfacción.
¿Qué sueños tiene, teniendo en cuenta su potencial?
Ganar una Milán-San Remo o una París-Roubaix. Son totalmente diferentes, lo sé, una es la más larga y exigente, y veo interesante el adoquín en Roubaix. No puedo tener mejores maestros: Boonen, Stybar, Terpstra... Puedo aprender y en un futuro correrla y terminarla.
¿Seguirá alternando entre la ruta y la pista?
Este año el equipo me ha dado esa posibilidad. Me gusta ser ciclista y divertirme en la bicicleta. Entonces, mientras pueda estar en las dos disciplinas lo haré con el mismo amor, porque es lo que más me apasiona. Me prepararé muy fuerte para el Mundial y los Juegos Olímpicos. Es una carrera y una experiencia nueva que todos los deportistas en el mundo quieren vivir en el deporte. Después de los Juegos me centraré en la ruta; mi preparación de pista disminuirá, aunque no la dejaré del todo.
¿Se siente más que un embalador?
No lo sé. Me veo como un ciclista que siempre desea ganar, que siempre que hay una posibilidad la aprovecha. Soy de las personas que creen que tal vez no haya más oportunidades o que sea la última, entonces siempre prefiero aprovechar cada oportunidad y alcanzar más triunfos, no me importa cómo: siempre quiero ganar. En la media montaña es posible pasarla bien, pero analizo muy bien las etapas. Si al día siguiente hay una etapa que me favorece más y estoy en duda de disputar la anterior, prefiero tomarla con más tranquilidad y disputar la del día siguiente.
¿Qué tan cerca está de ir a una de las grandes vueltas?
Las grandes vueltas son carreras que me gustaría correr algún día por el desgaste, la motivación. Cualquiera de las tres me gusta porque sé que harán que lleve mi cuerpo a un nivel más alto.
¿Qué viene después del Tour de San Luis?
Viajaré a Colombia a disputar el Campeonato Nacional de Ruta, en Boyacá. A mitad de febrero iré a Europa, correré Haut Var y La Provence, y a continuación el Mundial de Pista en Londres con la selección de Colombia.