Sebastián Molano, un velocista en tierra de escaladores
El pedalista del equipo Manzana Postobón tiene como meta ganar dos etapas de la Vuelta a Colombia antes de emprender viaje a territorio español, donde debutará en la Vuelta a España.
Jesús Miguel de La Hoz - Enviado especial
La velocidad es la esencia de Sebastián Molano. No puede vivir sin ella. Desde pequeño le gustó todo lo que se moviera rápido e intentó emularlo. Inicialmente lo hizo jugando fútbol. Recorría la banda derecha a todo pulmón. Corría tan rápido como sus piernas se lo permitían. Después, al ver el amor que su papá, Gabriel, le profesaba al ciclismo, se encariñó con este deporte. En una bicicleta de montaña amarilla recorrió las calles de Paipa, su pueblo natal. No había obstáculo que lo detuviera, ni la carrilera del tren, ni los andenes. Todo lo que aparecía lo saltaba, porque como un niño temerario nunca midió las consecuencias, simplemente se enfocó en disfrutar. Además, para Molano la adrenalina fue el complemento perfecto de la velocidad.
Con el paso de los años el vínculo que tenía con la bicicleta fue más allá. Ingresó a la escuela de ciclismo Lanceros de Paipa, en la que su entrenador era Giovanny Torres, quien le enseñó las claves para convertirse en un buen pedalista: constancia, dedicación y esfuerzo. Sebastián sólo tenía 12 años. Era un niño flaco y espigado.
Sus piernas también eran delgadas. Sin embargo tenían una potencia que sólo Torres distinguió y supo aprovechar. Lo hizo entrenar en la pista y rápidamente se vieron los resultados. Su velocidad era sorprendente: pocos podían seguirle el paso en el velódromo de Duitama. Allí dejó a más de uno rezagado. “Si te gusta, entrégate por completo y no te guardes nada”, fue el consejo que le dio su papá, Gabriel, cuando vio su progreso. Han pasado 10 años desde que le dijeron esas palabras y aún las tiene presentes. De hecho, las sigue al pie de la letra. Cada vez que sale a la carretera lo entrega todo. De ese niño escuálido e inquieto ya no queda nada. Solamente la velocidad en sus piernas, que ahora están tan potenciadas que lo convierten en uno de los mejores velocistas de Colombia. Y no es el mejor porque hace un par de años apareció un fenómeno llamado Fernando Gaviria.
Molano se entrega día y noche al ciclismo. Entrena fuertemente y los resultados se están viendo desde la temporada pasada. “Practico mucho. No he perdido la esencia de la pista, aún me baso en algunas enseñanzas que adquirí para no perder la velocidad”, afirma. Uno de los responsables del buen momento que vive este ciclista de 22 años es Luis Fernando Saldarriaga. “Aprendió a calcular cuándo sacar sus mayores vatios. También se ha hecho trabajo de énfasis en potencia máxima y se han visto los resultados”, resalta el entrenador del Manzana Postobón.
Esa confianza que tiene Saldarriaga en él es vital. “Hace tiempo trabajo en esto y sé cómo guiar a los corredores. Años atrás trabajé con Nairo Quintana, Esteban Chaves, Járlinson Pantano y Darwin Atapuma. Vi en ellos la capacidad de ganar grandes vueltas y la forma de potenciarlos. Ahora observo en Molano a un ciclista con la capacidad de estar entre los mejores embaladores del mundo”, dice Saldarriaga.
“Usted en Colombia no tiene rival”, le repite Luis Fernando a Juan Sebastián, y lo hace porque es consciente de que, si se lo cree, podrá llegar a pelear con los mejores del deporte. “Tiene los números y ha dado resultados en las pruebas para que piense de la manera que lo estoy haciendo”, agrega.
Esta Vuelta a Colombia le servirá a Molano como preparación de cara a la Vuelta a España. Si no pasa nada fuera de lo esperado, el boyacense hará parte de la novena que llevará el Manzana Postobón a la última grande del año. En la ronda nacional pondrá pie en tierra luego de la primera semana de competencia para emprender su viaje a suelo ibérico. El pedalista de 22 años tiene un objetivo claro: “Ganar la segunda y la tercera etapa”, dice sin sonrojarse. No quiere irse en blanco. Sabe que está en un buen nivel y tiene las piernas para lograrlo. “Esta carrera me servirá para cerrar lo que he venido trabajando de cara a la Vuelta. Para coger más nivel, más galones. Estoy tranquilo y preparado para hacer una muy buena Vuelta a España”. Así es Molano, un velocista nato que quiere brillar tanto a nivel nacional como internacional.
jdelahoz@elespectador.com
La velocidad es la esencia de Sebastián Molano. No puede vivir sin ella. Desde pequeño le gustó todo lo que se moviera rápido e intentó emularlo. Inicialmente lo hizo jugando fútbol. Recorría la banda derecha a todo pulmón. Corría tan rápido como sus piernas se lo permitían. Después, al ver el amor que su papá, Gabriel, le profesaba al ciclismo, se encariñó con este deporte. En una bicicleta de montaña amarilla recorrió las calles de Paipa, su pueblo natal. No había obstáculo que lo detuviera, ni la carrilera del tren, ni los andenes. Todo lo que aparecía lo saltaba, porque como un niño temerario nunca midió las consecuencias, simplemente se enfocó en disfrutar. Además, para Molano la adrenalina fue el complemento perfecto de la velocidad.
Con el paso de los años el vínculo que tenía con la bicicleta fue más allá. Ingresó a la escuela de ciclismo Lanceros de Paipa, en la que su entrenador era Giovanny Torres, quien le enseñó las claves para convertirse en un buen pedalista: constancia, dedicación y esfuerzo. Sebastián sólo tenía 12 años. Era un niño flaco y espigado.
Sus piernas también eran delgadas. Sin embargo tenían una potencia que sólo Torres distinguió y supo aprovechar. Lo hizo entrenar en la pista y rápidamente se vieron los resultados. Su velocidad era sorprendente: pocos podían seguirle el paso en el velódromo de Duitama. Allí dejó a más de uno rezagado. “Si te gusta, entrégate por completo y no te guardes nada”, fue el consejo que le dio su papá, Gabriel, cuando vio su progreso. Han pasado 10 años desde que le dijeron esas palabras y aún las tiene presentes. De hecho, las sigue al pie de la letra. Cada vez que sale a la carretera lo entrega todo. De ese niño escuálido e inquieto ya no queda nada. Solamente la velocidad en sus piernas, que ahora están tan potenciadas que lo convierten en uno de los mejores velocistas de Colombia. Y no es el mejor porque hace un par de años apareció un fenómeno llamado Fernando Gaviria.
Molano se entrega día y noche al ciclismo. Entrena fuertemente y los resultados se están viendo desde la temporada pasada. “Practico mucho. No he perdido la esencia de la pista, aún me baso en algunas enseñanzas que adquirí para no perder la velocidad”, afirma. Uno de los responsables del buen momento que vive este ciclista de 22 años es Luis Fernando Saldarriaga. “Aprendió a calcular cuándo sacar sus mayores vatios. También se ha hecho trabajo de énfasis en potencia máxima y se han visto los resultados”, resalta el entrenador del Manzana Postobón.
Esa confianza que tiene Saldarriaga en él es vital. “Hace tiempo trabajo en esto y sé cómo guiar a los corredores. Años atrás trabajé con Nairo Quintana, Esteban Chaves, Járlinson Pantano y Darwin Atapuma. Vi en ellos la capacidad de ganar grandes vueltas y la forma de potenciarlos. Ahora observo en Molano a un ciclista con la capacidad de estar entre los mejores embaladores del mundo”, dice Saldarriaga.
“Usted en Colombia no tiene rival”, le repite Luis Fernando a Juan Sebastián, y lo hace porque es consciente de que, si se lo cree, podrá llegar a pelear con los mejores del deporte. “Tiene los números y ha dado resultados en las pruebas para que piense de la manera que lo estoy haciendo”, agrega.
Esta Vuelta a Colombia le servirá a Molano como preparación de cara a la Vuelta a España. Si no pasa nada fuera de lo esperado, el boyacense hará parte de la novena que llevará el Manzana Postobón a la última grande del año. En la ronda nacional pondrá pie en tierra luego de la primera semana de competencia para emprender su viaje a suelo ibérico. El pedalista de 22 años tiene un objetivo claro: “Ganar la segunda y la tercera etapa”, dice sin sonrojarse. No quiere irse en blanco. Sabe que está en un buen nivel y tiene las piernas para lograrlo. “Esta carrera me servirá para cerrar lo que he venido trabajando de cara a la Vuelta. Para coger más nivel, más galones. Estoy tranquilo y preparado para hacer una muy buena Vuelta a España”. Así es Molano, un velocista nato que quiere brillar tanto a nivel nacional como internacional.
jdelahoz@elespectador.com