Sergio Higuita, el niño que volaba en la ciclovía
El antioqueño de 22 años brilló en su estreno en La Vuelta a España. Salió de las comunas de Medellín, su talento se complementó con las casualidades y ahora es la nueva gran promesa del ciclismo colombiano. Su historia.
Thomas Blanco Lineros- @thomblalin
Las zapatillas rotas de Sergio Higuita. No por el rigor de Castilla, la comuna 5 de Medellín; tampoco por la austeridad de su pasado. Más bien por su conciencia social en un país de oportunidades esquivas.
Sergio Higuita cumplió el sueño a principios de año: llegar al World Tour, la máxima categoría del ciclismo mundial en las filas del Education First, proveniente del Manzana Postobón. Pero antes hizo una parada de aprendizaje en el equipo español Pro Continental Euskadi. Cuando el antioqueño se presentó, llamó la atención de todos sus compañeros por una razón: el estado de sus zapatillas. Gastadas, rotas, sucias, casi obsoletas.
Porque antes de partir a Europa se encontró a un peladito del club Nueva Generación, en el que él se formó, con unas zapatillas “bien malitas”. Sabía que en España le iban a dar unas y por eso le regaló las suyas junto a una camiseta de montaña que había ganado. Un retrato de la calidez humana de Sergio Andrés Higuita. “Allá me ayudaron mucho. Cuando tengo camisetas voy y se las reparto, acompaño a los pelados”.
En los cinco meses que corrió en la escuadra española se convirtió en uno de los ciclistas revelación de la temporada. Actuaciones imperiales ante rivales de la categoría de Alejandro Valverde, Mikel Landa, Tim Wellens y los hermanos Yates, entre otros. No tardó el Education First en llamarlo de vuelta. Y se estrenó en el Tour de California, una de las carreras más importantes del mundo. Terminó segundo en la clasificación general y rasguñó el título. La ratificación de la nueva gran promesa del ciclismo colombiano, junto a Egan Bernal e Iván Sosa.
Su relación con la bicicleta empezó desde los cinco años. Cuando un compañero suyo del salón ganaba la clásica de ciclismo que organizaba el periódico El Mundo. Natalia, su profesora de educación física en el colegio San Judas Tadeo, los inscribió a todos. Los cumpleaños le importaban un carajo, la única fecha que esperaba año tras año era esa. Hasta que a los 12 años uno de sus padrinos del ciclismo lo descubrió: Efraín Domínguez, uno de los mejores pisteros en la historia del país.
Sergio andaba como un loco por la ciclovía de Medellín. Un domingo le gritaron que se fuera para el velódromo. La siguiente semana cumplió la cita. Lo conocía por televisión, pero cuando lo vio en vivo y en directo quedó hipnotizado. Estaba en la tribuna con su papá mirando, hasta que Efraín lo llamó y lo invitó. “Mijo, ¿usted por qué tiene ese plato tan grande siendo tan chiquito?”, le dijo.
Con él aprendió a dominar la bicicleta, cómo sacar un embalaje, a pararse en los pedales, cuándo usar el bidón; toda esa parte teórica. Y un día, mientras se alistaba para una carrera en La Unión, Antioquia, y esperaba la flota en San Diego junto con Efraín, apareció Fernando Saldarriaga —padre de Luis Fernando, ahora extécnico del Manzana Postobón— con Amparo, su esposa.
—Hey monstruo: ¿vas para la carrera? Te puedo llevar la bici.
—Sí, sí, sí... ¡gracias!
Sergio acabó la competencia en la cuarta posición y dejó muy buenas impresiones. Se dio cuenta de que Fernando era el hombre que manejaba la escuela de ciclismo Nueva Generación, la misma en la que estaba el compañero de su curso que se ganaba las carreras de El Mundo. “Hey profe, me gustaría estar con ustedes”.
Tiempo después, Luis Fernando le comentó a Fernando, su padre, que quería dos buenos prospectos para el Manzana Postobón, que por esos días se llamaba 4-72. Los nombres recomendados fueron los de Sergio Higuita y Wilmar Paredes.
En 2017, Sergio se adjudicó la tercera etapa de la Vuelta a Colombia y fue el mejor escalador de la Vuelta a Asturias. Lo demás es historia. A sus 21 años, es uno de los ciclistas colombianos más combativos y con mayor proyección en el pelotón mundial.
Por ahora llegó el momento de descansar. De esperar la décima temporada de The Walking Dead, su serie favorita. Y de pasar el rato con The Good Doctor, la que lo tiene pegado al televisor: que trata de un cirujano autista y superdotado con memoria fotográfica. No lo trasnocha la fama, pero para las pocas cosas que la utilizaría a su favor sería para conocer a los integrantes de alguna de sus bandas favoritas: AC-DC, Guns n’ Roses, Pink Floyd o los Rolling Stones. Un paisa que se desvive por el rock clásico y el ganador de la etapa 18 de La Vuelta a España 2019. El futuro es suyo.
Thomas Blanco Lineros- @thomblalin
tblanco@elespectador.com
*Texto publicado en agosto de 2019
Las zapatillas rotas de Sergio Higuita. No por el rigor de Castilla, la comuna 5 de Medellín; tampoco por la austeridad de su pasado. Más bien por su conciencia social en un país de oportunidades esquivas.
Sergio Higuita cumplió el sueño a principios de año: llegar al World Tour, la máxima categoría del ciclismo mundial en las filas del Education First, proveniente del Manzana Postobón. Pero antes hizo una parada de aprendizaje en el equipo español Pro Continental Euskadi. Cuando el antioqueño se presentó, llamó la atención de todos sus compañeros por una razón: el estado de sus zapatillas. Gastadas, rotas, sucias, casi obsoletas.
Porque antes de partir a Europa se encontró a un peladito del club Nueva Generación, en el que él se formó, con unas zapatillas “bien malitas”. Sabía que en España le iban a dar unas y por eso le regaló las suyas junto a una camiseta de montaña que había ganado. Un retrato de la calidez humana de Sergio Andrés Higuita. “Allá me ayudaron mucho. Cuando tengo camisetas voy y se las reparto, acompaño a los pelados”.
En los cinco meses que corrió en la escuadra española se convirtió en uno de los ciclistas revelación de la temporada. Actuaciones imperiales ante rivales de la categoría de Alejandro Valverde, Mikel Landa, Tim Wellens y los hermanos Yates, entre otros. No tardó el Education First en llamarlo de vuelta. Y se estrenó en el Tour de California, una de las carreras más importantes del mundo. Terminó segundo en la clasificación general y rasguñó el título. La ratificación de la nueva gran promesa del ciclismo colombiano, junto a Egan Bernal e Iván Sosa.
Su relación con la bicicleta empezó desde los cinco años. Cuando un compañero suyo del salón ganaba la clásica de ciclismo que organizaba el periódico El Mundo. Natalia, su profesora de educación física en el colegio San Judas Tadeo, los inscribió a todos. Los cumpleaños le importaban un carajo, la única fecha que esperaba año tras año era esa. Hasta que a los 12 años uno de sus padrinos del ciclismo lo descubrió: Efraín Domínguez, uno de los mejores pisteros en la historia del país.
Sergio andaba como un loco por la ciclovía de Medellín. Un domingo le gritaron que se fuera para el velódromo. La siguiente semana cumplió la cita. Lo conocía por televisión, pero cuando lo vio en vivo y en directo quedó hipnotizado. Estaba en la tribuna con su papá mirando, hasta que Efraín lo llamó y lo invitó. “Mijo, ¿usted por qué tiene ese plato tan grande siendo tan chiquito?”, le dijo.
Con él aprendió a dominar la bicicleta, cómo sacar un embalaje, a pararse en los pedales, cuándo usar el bidón; toda esa parte teórica. Y un día, mientras se alistaba para una carrera en La Unión, Antioquia, y esperaba la flota en San Diego junto con Efraín, apareció Fernando Saldarriaga —padre de Luis Fernando, ahora extécnico del Manzana Postobón— con Amparo, su esposa.
—Hey monstruo: ¿vas para la carrera? Te puedo llevar la bici.
—Sí, sí, sí... ¡gracias!
Sergio acabó la competencia en la cuarta posición y dejó muy buenas impresiones. Se dio cuenta de que Fernando era el hombre que manejaba la escuela de ciclismo Nueva Generación, la misma en la que estaba el compañero de su curso que se ganaba las carreras de El Mundo. “Hey profe, me gustaría estar con ustedes”.
Tiempo después, Luis Fernando le comentó a Fernando, su padre, que quería dos buenos prospectos para el Manzana Postobón, que por esos días se llamaba 4-72. Los nombres recomendados fueron los de Sergio Higuita y Wilmar Paredes.
En 2017, Sergio se adjudicó la tercera etapa de la Vuelta a Colombia y fue el mejor escalador de la Vuelta a Asturias. Lo demás es historia. A sus 21 años, es uno de los ciclistas colombianos más combativos y con mayor proyección en el pelotón mundial.
Por ahora llegó el momento de descansar. De esperar la décima temporada de The Walking Dead, su serie favorita. Y de pasar el rato con The Good Doctor, la que lo tiene pegado al televisor: que trata de un cirujano autista y superdotado con memoria fotográfica. No lo trasnocha la fama, pero para las pocas cosas que la utilizaría a su favor sería para conocer a los integrantes de alguna de sus bandas favoritas: AC-DC, Guns n’ Roses, Pink Floyd o los Rolling Stones. Un paisa que se desvive por el rock clásico y el ganador de la etapa 18 de La Vuelta a España 2019. El futuro es suyo.
Thomas Blanco Lineros- @thomblalin
tblanco@elespectador.com
*Texto publicado en agosto de 2019