Team Sky, el rey de las exenciones terapéuticas

El equipo brtiánico no es sólo el más poderoso del mundo económica y ciclísticamente, sino también el más controvertido por el descubrimiento de prácticas dudosas en los límites de la ilegalidad.

Juan Carlos Rincón / Londres
03 de julio de 2017 - 02:13 a. m.
 Dave Brailsford, director general del equipo SKY, junto a sus ciclistas.
Dave Brailsford, director general del equipo SKY, junto a sus ciclistas.
Foto: AFP - PHILIPPE LOPEZ
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Las respuestas difusas y además confusas del equipo británico Sky a los tratamientos y exenciones terapéuticas (TUE/AUT) de las que se beneficiaron sus dos campeones del Tour de Francia, Bradley Wiggins y Chris Froome, son la punta del iceberg de un nuevo problema mayúsculo que el ciclismo dejó prosperar y ahora intenta resolver.

Las TUE permiten que un deportista utilice ciertas sustancias o métodos, que de otra manera estarían prohibidos. Se aprueban, sólo en caso de que no otorguen una ventaja injusta al atleta y deben ser solicitadas por una agencia nacional antidopaje o por la federación internacional del deporte en cuestión. Todo el proceso es confidencial para preservar el derecho del atleta a la privacidad.

Es uno de los capítulos más discutidos actualmente en el deporte, en gran parte porque el famoso entrenador cubano de atletas campeones olímpicos, Alberto Salazar, ha sido acusado de abusar del sistema de exenciones para darles a sus dirigidos una ventaja sin justificación médica, y el equipo Sky las recibió para sus dos campeones, previo a las victorias en los Tours de 2012 y 2013.

Antes del escándalo de las exenciones el año pasado, el equipo británico ya había fallado en explicar claramente el misterioso envío en 2011 -en avión expreso desde sus oficinas en Manchester a Francia- de un “paquete médico” para su ciclista Bradley Wiggins, quien corría el Dauphiné y que teóricamente contenía fluimucil, un mucolítico legal que puede ayudar a romper el moco en los pulmones. El misterio radica en que el jarabe es de venta libre (cuesta ocho euros) en las farmacias en Europa y en que Wiggins ganó la prueba.

A partir de ese momento comenzaron a florar otras historias alrededor del profesionalismo médico del equipo y de su director, sir Dave Brailsford, esta vez relacionadas con el abuso de las exenciones terapéuticas (TUE). Se iniciaron investigaciones internas y de la Federación Británica de Ciclismo, pero el tema creció y llegó hasta la Comisión de Cultura y Deporte del Parlamento, que aún no termina su investigación, pero hasta ahora ha considerado “insuficientes” las explicaciones de Brailsford, quien este año ha asumido un perfil bajo y no asiste a las carreras para bajar la presión sobre el Sky.

El alboroto estalló al conocerse que Wiggins recibió tres autorizaciones antes de los Tours de 2011 y 2012 (que ganó) y del Giro de Italia 2013, para que se le inyectara el corticoide triamcinolona (kenacort), con el objetivo de combatir su alergia al polen.

El corticoide reduce rápidamente el peso del deportista mientras mantiene su potencia. Hasta hoy, Wiggins es el atleta más alto (1,90 metros) que ha ganado el Tour de Francia. Según confesó otro ciclista británico, David Millar (1,91) -suspendido en 2004 por dopaje- durante su paso por el equipo Garmin en el que fue compañero de Wiggins, tomó kenacort, que le permitía perder dos kilos en una semana. Hoy, Millar es comentarista de ciclismo en la cadena ITV, mientras que Wiggins es caballero (sir) del imperio británico por sus logros deportivos.

A su vez, Chris Froome, el actual líder del equipo Sky, subcampeón en 2012 y triple ganador del Tour (2013, 2015 y 2016), asegura no haber tomado nunca triamcinolona, pero se benefició de dos exenciones terapéuticas antes de los Tours de 2013 y 2014 para que se le inyectara el esteroide antiinflamatorio prednisolona, para combatir la alergia al polen.

WADA da un paso al frente

Además de los beneficios para aumentar el rendimiento, los corticoides pueden ser tomados en distintas formas -algunas de ellas legales- como las cremas para las llagas y úlceras producidas por el sillín de la bicicleta y otras, incluyendo las inyecciones, que necesitan TUE. El director de la agencia mundial antidopaje WADA, Olivier Niggli, afirma que “el sistema como es ahora no es bueno” y como un primer paso para corregir sus deficiencias, anunció en Londres que se prohibirá el uso de triamcinolona en el ciclismo.

Niggli, dijo que “la organización ha decidido actuar porque el sistema actual, que permite a los atletas usar libremente los poderosos corticoides fuera de las competencias y durante ellas con la exención terapéutica, es insatisfactorio y abierto al abuso”.

En ese sentido, la exdirectora de Ética y Antidopaje del Reino Unido y fundadora de Sport Integrity, Michele Verroken, reitera que “no hay duda de que algunas organizaciones deportivas utilizan las TUE en su beneficio para tratar de impulsar a los atletas a que declaren enfermedades que podrían no tener”.

Verroken afirma que “es un área de riesgo potencial y necesita ser manejada adecuadamente. El peligro es que terminemos con las sospechas, lo que es triste porque algunas personas han abusado así de situaciones sin realmente sufrir de problemas severos del corazón o de asma, por ejemplo. Corremos el riesgo de medicalizar el rendimiento deportivo para obtener beneficios marginales y eso es realmente triste”, afirmó.

Por ello, el director del Manzana Postobón, Luis Fernando Saldarriaga, no está de acuerdo con las exenciones y asegura que “es abrirle una ventana a que se utilicen y hasta para enmascarar más sustancias detrás de éstas. Además generan inequidad, porque algunos ciclistas las pueden utilizar para sacar ventaja, cuando no las requieren”.

Pero como explicó Niggli, “actualmente es imposible para WADA distinguir entre los diferentes métodos. De hecho, sólo aquellos que están siendo honestos sobre lo que han estado haciendo quedan atrapados, de lo contrario siempre dicen: era una crema y se salen con la suya”.

El destacado científico del deporte sudafricano y consultor de alto rendimiento, Ross Tucker (www.sportsscientists.com), señala que “el sistema de TUE se ha salido de control y la mayoría lo conocía. Creo que es una locura que no se necesite una exención para usar cortisona fuera de las competiciones. Insisto en las TUE con límites cortos de tiempo fuera de competencia, no durante las competiciones”.

Para este consultor, “hay que descartar todas las TUE en las competiciones y comprometerse a examinar bien en qué casos se permiten fuera de ellas. Deben tener límites”. El tema es cada vez más complicado y es necesario que las comisiones médicas sean más estrictas al otorgar las TUE. “Las exenciones generan sospecha. Es duro decirlo, pero el que esté enfermo que vaya y se recupere y vuelva luego, porque para hacer ciclismo a este nivel hay que estar en óptimas condiciones”, puntualiza a su vez Luis Fernando Saldarriaga.

El polen del verano

La utilización de productos prohibidos contra las alergias, recurriendo a exenciones terapéuticas, es contradictoria mientras existen en el mercado medicamentos legales y autorizados por WADA, que las pueden prevenir y corregir.

Uno de los temas críticos del verano europeo es el alto nivel de polen que en junio y julio alcanza sus picos de “contaminación”. Los ciclistas lo señalan como “alergias”, pero en realidad se trata de la llamada “fiebre del heno”.

No es fácil para las personas que no han vivido en países con estaciones comprender el impacto del polen en el organismo. Y menos sus efectos debilitadores en el cuerpo, el sistema respiratorio y el rendimiento físico. En Colombia, donde el clima casi siempre es el mismo, la “fiebre del heno” es un problema casi desconocido. En Europa es un tema muy serio de salud. “A los ciclistas los perjudica porque a nivel celular hay intercambios en la ventilación pulmonar y es más fuerte debido a la exigencia que realizan al estar afectado por este tipo de alergias”, explica el profesor Saldarriaga, director técnico del equipo continental colombiano Manzana Postobón.

Entre los meses de abril y junio, aunque en ocasiones este proceso natural se retrasa -como en 2016 y probablemente este año- los fuertes vientos arrastran enormes cantidades de polen de la floración de las plantas, que virtualmente pueden bloquear la nariz de una persona y debilitarla hasta niveles críticos.

Son nubes de partículas -a veces de alta densidad y perceptibles cuando se viaja en auto- que arrastradas por los vientos generan mucosidad, bloqueos respiratorios, tos, gripes, conjuntivitis y pérdida de energía y fuerza a gran cantidad de personas, hasta el punto que los gobiernos emiten alertas diarias junto con el reporte del clima, como sucedió en Londres la semana pasada.

Pero las alergias en los grandes campeones no son un tema nuevo ni ignorado. El pentacampeón del Tour de Francia Miguel Induraín sufría mucho con el polen, Bradley Wiggins y Chris Froome también, Alberto Contador le tiene terror. Los ciclistas corrigen sus efectos con el inhalador de salbutamol (ventolin) o inyecciones de corticoides gracias a exenciones terapéuticas.

Nairo Quintana probablemente desconocía el tema y no había estado tan expuesto a este fenómeno como en el Tour del año pasado. Sufrió mucho y allí radicó su merma de energía en las etapas de montaña que le impidió disputarle abiertamente el Tour a Froome.

Soy asmático y fui criado en altura -en los 2.600 metros de Bogotá-, pero más allá de rinitis y gripes, nunca experimenté el problema serio del polen antes de llegar a Europa en 1989. Desde que se me descubrió mi alta sensibilidad, que me afectaba en las ciudades y en los campos y viñedos durante mis viajes vinícolas, me preparo médicamente para la “temporada” que se intensifica entre mayo y julio.

Mi método personal y siempre efectivo es tomar diariamente -de febrero hasta fines de julio- una cápsula de loratadina 10 mg (claritin), medicamento esencial que me protege del polen y que no es sustancia controlada en el listado de la WADA. Cuando es excesivo el nivel de polen o cuando estoy próximo a perros y gatos, cuyos alérgenos me generan asfixia, utilizo el ventolin, que necesita fórmula médica, pero que en España es medicamento de venta libre.

Los ciclistas deberían entonces seguir el método y no abusar de curiosas y suspicaces exenciones terapéuticas días antes de las grandes vueltas.

Por Juan Carlos Rincón / Londres

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