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Los trenes en Holanda son de un color único y característico; amarillo vistoso, el mismo del equipo Jumbo-Visma que domina el Tour de Francia 2020. No son tan lujosos como los TGV franceses o los ICE alemanes, pero igual o más eficientes y en Europa son los que ofrecen más espacio para transportar las bicicletas en ruta al trabajo, incluyendo vagones especiales.
La nueva “locomotora” del Tour es también amarilla, ensamblada en el país de las bicicletas y de la planificación, donde hay 1.35 bicicletas por habitante (23 millones para 17 millones de personas) y hasta sus ministros van al trabajo en el “caballito de acero”. Los holandeses son además prácticos y el equipo líder del Tour es una muestra de ello; sus piezas no son exclusivamente nacionales, hay de Eslovenia (Primoz Roglic), de EE.UU (Sepp Kuss), de Nueva Zelanda (George Bennett), de Alemania (Tony Martin), de Noruega (Amund Jansen ), de Bélgica (Wout Van Aert) el mejor gregario de la carrera, y por supuesto de Holanda, Tom Dumoulin y el veterano Robert Gesink.
La escuadra, con promedio de edad de 30 años, con ciclistas rodadores en plena madurez y aplicando los métodos de dominio apabullante que años atrás practicaba el Sky (hoy Ineos), es una locomotora amarilla que a un ritmo de carrera asombroso ha llevado sin problemas a su líder Roglic hasta la antesala de los Alpes y parece imposible de frenar, cuasi invencible.
Pero todavía quedan por pedalear 509 kilómetros en el macizo que casi siempre ha definido el Tour (375 de verdadera montaña), con 3 cimas a 2.000 metros (incluido el Techo del Tour el miércoles a 2.304 metros en el inédito Col de la Loze), tres etapas con final en alto y una tabla general con 5′12″ de diferencia entre los ciclistas del Top-10. El año anterior en el último descanso, el líder Julian Alaphilippe aventajaba por 1′35″ a Geraint Thomas, entre los seis primeros había 2.02″, entre el Top-10 había 5′33″ y Nairo Quintana estaba 13° a 8′28″. Al final todo cambió y el campeón fue Egan Bernal
El paralelo es inevitable; hay 2′16″ entre los siete primeros, 5′12″ entre el Top-10 y luego de su crisis en el Grand Colombier, el campeón Egan Bernal quedó 13° a 8′25″. De nuevo puede alterarse completamente.
Es cierto que hasta hoy el “duo dinámico” de los eslovenos Primoz Roglic y el magnífico novato Tadej Pogacar (2° y mejor de los jóvenes), se muestra fuerte y dominador, ha ganado 3 etapas y ambos parecen los llamados a disputar el título. Sin embargo, aunque son connacionales representan equipos distintos y la colaboración circunstancial en carrera tendrá otro matiz en la semana definitiva cuando las alianzas de sus rivales pueden jugar un papel definitivo antes de la contra-reloj del sábado que en la meta de La Planche des Belles Filles coronará al campeón.
Hora cero para un nuevo campeón
La batalla está planteada y los contendientes decantados. El título y el podio del Tour 2020 parece suscrito a una batalla entre Eslovenia y Colombia; cada uno con dos ciclistas líderes de equipo en la disputa, y dos de ellos debutantes, Pogacar (2°) y Miguel Angel “Superman” López (4°), el único que resistió el domingo a la dupla centro-europea.
Primoz Roglic era el principal favorito antes de largarse el Tour y ha respondido a esa apreciación, respaldado por un excelente equipo, al que pertenece desde 2016 y está formado a su alrededor. Es quien menos desgaste ha tenido, el que menos se ha esforzado y tiene la experiencia de sus anteriores participaciones (fue 4° en 2018) y haber conseguido tres victorias en etapas de montaña, la primera de ellas en los Alpes (Serre Chevalier) el año de su debut en 2017 tras una larga escapada y cruzar primero el Galibier a 2.623 metros. Pero en aquel Tour, Roglic no contaba para la general. Hoy en cambio todo parece estar a su favor, pero…
De no ser por el corte en los abanicos de la primera semana, en que perdió 1′21″, el talentoso Pogacar sería el líder. Es el único de los líderes que le ha ganado tiempo a Roglic (28″ en bonificaciones), triunfado en dos etapas y demostrado que es el mejor en la alta montaña. La diferencia de 40″ es estrecha con miras a la etapa contra-reloj, especialidad en la que Pogacar es campeón de Eslovenia y durante dos años ha vencido a Roglic. El líder ha dicho que si llega al sábado con esa diferencia, estará satisfecho. Pero Pogacar ha corrido con cabeza fría, ha dado espectáculo, es el único de los favoritos que ha ofrecido ciclismo de ataque, hasta ahora no ha flaqueado e intentará seguir recortando esa diferencia.
(Una locomotora amarilla llamada Jumbo-Visma)
Su talón de Aquiles puede ser la inexperiencia, la falta de un equipo sólido como el Jumbo, y que nunca ha disputado cimas superiores a los 2.000 metros en una Gran Vuelta. Sus tres victorias de etapa en septiembre anterior en la Vuelta a España fueron cumbres más bajas (el Parador de Gredos, la máxima, está a 1.750 metros), y los Alpes son más exigentes y se adaptan mejor al perfil de los escarabajos colombianos.
Eslovenia también hace parte de la cadena montañosa europea y los Alpes Julianos, al noreste de Italia, tiene su pico máximo a 2.864 metros (monte Triglav) pero el paso de carretera más alto del país es Vršič, a 1.611 metros, es decir, mil metros bajo la altura de Bogotá, Zipaquirá y el altiplano cundi-boyacense. Además, la cumbre más alta de Antioquia, el páramo del sol o de Frontino, está en Urrao, la tierra de Rigoberto Urán.
Tercero en la general a 1′34″, el veterano Rigoberto es la otra sorpresa del Tour. Su recuperación después del grave accidente en la Vuelta a España anterior que lo tuvo a punto de abandonar el ciclismo es innegable. “Es fenomenal. Yo no apostaba a nada por mí, solamente mi mujer, mi mamá y dos perros que compramos. Venía con mucha motivación y no creía que iba a estar tan bien. Para mí lo más importante es disfrutar y voy a tratar de estar lo mejor posible para París”, dijo Urán con su acostumbrado buen humor.
La experiencia de haber sido subcampeón en 2017, disputar su séptimo Tour y cumplir su 14ª temporada profesional, es un kilometraje valioso y será clave para su desempeño en la última semana. Urán es el líder natural de los ciclistas colombianos, sobresale en las contrarreloj y puede ser la clave de los ataques. Y en este punto, el escalador Miguel Angel López se ha visto fuerte y puede y debe intentar en los Alpes romper la carrera porque su punto débil es la etapa del sábado y si quiere aspirar al podio debe conseguir diferencias más serias. Mientras Urán perdió un gran apoyo con el abandono de Sergio Higuita tras una violenta caída el domingo cuando fue desplazado involuntariamente en carrera por el luxemburgués Bob Jungels, López tiene una escuadra Astana fuerte y la energía del debutante Harold Tejada que fue importante en el Gran Colombier y lo será aún más en los Alpes.
Entre Urán (3°) y el octavo en la tabla, hay apenas 1′41″ que separan a otros cinco líderes de escuadras World Tour, López (Astana), Adam Yates (Mitchelton Scott), Richie Porte (Trek Segafredo), Mikel Landa (Bahrein-McLaren) y Enric Mas (Movistar). La batalla por el podio será también intensa y de los aspirantes, Landa (4° en 2017) y Porte (5° en 2016), se antojan los más firmes.
Golpeado, vendado y adolorido, Nairo Quintana, enfrenta con coraje y serenidad los Alpes en los que ha logrado dos de sus tres triunfos de etapa en las seis participaciones anteriores en el Tour. Es al que más le favorece el descanso porque no tuvo tiempo de recuperación después de las caídas. Dos veces subcampeón, Quintana ha sido Top-10 cinco veces. Por ahora es 9° pero buscará subir. La clave será la respuesta de su equipo Arkea, que parece el más débil de los favoritos y nunca ha ganado una etapa. Nairo se la quiere dar.
El campeón vigente del Tour, Egan Bernal, fue gallardo y honesto al explicar su desfallecimiento el domingo en el ascenso al Grand Colombier donde se esfumaron las ilusiones de revalidar su título. “Intenté el máximo pero mi cuerpo no me respondió y hay que aceptar cuando los otros están mejor”, fueron sus palabras sin excusas. Es la primera gran crisis que el joven ciclista ha tenido en su carrera deportiva y su equipo analizará debidamente las causas. Pero ello no le impedirá buscar una victoria de etapa que todavía no consigue y si su recuperación acelerada se produce, aspirar a un honroso Top-10.
Alpes, alianzas y París en amarillo
Mi buen amigo esloveno del mundo del vino, David Bratoz, exciclista y seguidor de sus compatriotas, me explicó porque Roglic y Pogacar tienen una buena relación y por ahora se están ayudando, pero temen que los ciclistas colombianos empiecen a hacer lo mismo, lo cual no ha ocurrido aún. Nairo ya planteó esa posibilidad y las circunstancias de carrera pueden dictarlo, pero las fuerzas son distintas (se vió en el ascenso el domingo), los intereses diversos. Pero con Rigo y López como únicas cartas, es una posibilidad más propicia.
Bratoz cree que Roglic, quien hasta el momento no ha mostrado debilidad, puede ganar el Tour porque ha ahorrado energía, está centrado únicamente en la clasificación general y aprendió de los errores que le costaron el Giro d’Italia el año pasado, y tiene el equipo más fuerte de la historia de Jumbo-Visma para respaldarlo. Me reveló además otro factor interesante; el fuerte escalador estadounidense Sepp Kuss, su escudero principal junto a Tom Dumoulin, tiene raíces eslovenas porque sus abuelos emigraron a EE.UU.
Comparto la percepción de mi amigo esloveno pero los Alpes son definitivos y Pogacar ha mostrado mayor arrojo, combatividad y fortaleza individual. Roglic está en el punto de madurez ideal (30 años) y sabe que le quedan 2-3 años a ese nivel, mientras que a los 21 años, el talento insolente de Pogacar no tiene límites y está despertando. Ha dicho que seguirá atacando y que Roglic no es invencible. “Cualquiera puede tener un mal día, Primoz o yo, pero mi plan es ganar el Tour”, ha advertido. Más cauto, el líder no ha querido hablar de sus rivales, tal vez recordando su derrota en el Giro.
La etapa de este martes puede ser conservadora o destructora, dependiendo del ritmo holandés. Tiene cuatro premios de montaña y 128 kilómetros de terreno quebrado, antes de 36 kilómetros de ascenso fuerte, un premio con bonificación previo al final en alto en Villard de Lans, en el macizo de Vercors, una zona con muy gratos recuerdos para Colombia porque en 1985 Fabio Parra y Luis Herrera cruzaron la meta unidos en Lans en Vercors; un 1-2 histórico.
Y el miércoles la etapa reina es una incógnita por la dureza de sus dos premios fuera de categoría, La Madeleine y la meta en el Col de la Loze, que se disputa por primera vez y es el techo del Tour. En La Madeleine, a 63 km. de la meta pasó primero en 2005 Santiago Botero rumbo a Briançon, donde triunfó. Es similar al Gran Colombier (17 kms.) y asciende desde 558 metros hasta los 2.000. Se puede esperar un nuevo control del Jumbo Visma pero en el descenso y el ascenso de 21,5 kilómetros hasta la cima en el Col de la Loze, debería haber ataques. Con rampas de hasta el 24% de pendiente en los últimos cuatro kilómetros, el final para muchos será un calvario.
Tadej Pogacar dijo al final de su victoria en el Grand Colombier que no tenía sentido atacar por el ritmo impuesto por el Jumbo Visma que controló totalmente el pelotón. Pero tan cerca de París y con las últimas fuerzas, varios lo intentarán y en ello el juego de alianzas puede ser importante. El Arkea de Quintana y el Cofidis de Guillaume Martin, son franceses y tienen intereses comunes para mejorar la posición de sus líderes y asegurar el Top-10,
El jueves, la etapa montañosa terminará de exprimir las fuerzas a lo largo de 175 kilómetros y cinco premios, el último de ellos fuera de categoría en la meseta de Glières luego de 5 kilómetros de ascenso con gradiente del 15% que entrega una bonificación final a 30 kms. de la meta en La Roche sur Foron. Y después, distensión el viernes en una etapa para los sprinters, antes de la contra-reloj que sentenciará el Tour.
A lo largo de más de cien años de historia, La Grand Boucle ha vivido hazañas increíbles, jornadas inolvidables de dolor y triunfo. La última semana es siempre la definitiva y con 3 ciclistas colombianos en el Top-10, y cinco entre los 20 primeros (Esteban Chaves es 20°), la presentación colombiana es una de las mejores. Las apuestas no están en favor de los nuestros, pero las apuestas no corren ni son las piernas que hacen el esfuerzo. En la baraja de candidatos, los ases Urán y López darán el máximo para llegar de amarillo a París. Y la posibilidad de que los mejores cuatro representantes terminen en el selecto grupo de los 10 mejores del mundo, es factible.
Los Alpes serán el juez.