Hace menos de dos años, Canadá fue eliminada por Croacia en su segundo partido de la Copa del Mundo de Catar. La expectativa era alta para el equipo canadiense, que había clasificado holgadamente y superado con autoridad a México y Estados Unidos en su zona. Pero el golpe de realidad fue brusco, quizás suficiente como para mandarlo todo a la borda.
Una eliminación en primera ronda es suficiente para provocar un terremoto. Le pasó a Colombia en 1994, a Argentina en 2002 y a Alemania en 2018. Pero para Canadá, que para nada es un país futbolero como los tres mencionados, la salida de Catar no fue una decepción, sino más bien un puñetazo necesario para evolucionar.
El rendimiento de Canadá en la Copa América ha sorprendido a los periodistas sudamericanos, pero no a sus colegas de Centro y Norteamérica. Si bien su derrota frente a Argentina no sorprendió a muchos, los aficionados argentinos nunca estuvieron del todo cómodos en un partido que sobre el papel pintaba más sencillo.
Parece un lugar común decir que en un partido de fútbol, a veces, se juegan ‘micro partidos’. Y en los primeros 15 minutos, Canadá tuvo sobre las cuerdas a la selección campeona del mundo y pudo haber anotado un par de veces. Sin embargo, después del primer gol argentino, anotado por Julián Álvarez, la épica era una tarea muy difícil.
Como con Croacia hace dos años, los canadienses aterrizaron con la efectividad de los argentinos, que desde que Lionel Scaloni comanda el barco, no temen adaptarse a las situaciones de los partidos. La albiceleste le cedió la pelota a Canadá y en las contras, cuando tuvo que hacerlo, fue letal. Lionel Messi, por su parte, firmó el que quizás ha sido su mejor partido en la copa, con un gol que aseguró su pase a la final del domingo en Miami.
Pero el aterrizaje esta vez no fue tan brusco como el de Catar. Los canadienses vienen desde hace unos años siendo el equipo que mejor está haciendo las cosas en Concacaf. El proyecto ha girado alrededor de figuras como Alphonso Davies y Jonathan David, jugadores del Bayern Munich y LOSC Lille, respectivamente, así como de talentos emergentes que no han temido dar el salto a Europa.
Y los resultados hablan por sí mismos. Si bien la participación en la Copa América de 2024 no es ni de lejos su mejor presentación en un torneo de selecciones (en el año 2000 ganaron la Copa Oro frente a Colombia), sí es la que mayor interés ha despertado entre los canadienses
Junto con el Mundial de Catar. El “soccer”, como le dicen en Norteamérica, ha ido lentamente desplazando al hockey como deporte nacional, con cada vez más niños y niñas pidiendo balones de fútbol en Navidad.
“Estamos llegando a un público más amplio que solo los fanáticos del fútbol en Canadá. Y eso es lo que queremos hacer”, dijo el defensor canadiense Alistair Johnston. “Eso es algo de lo que los chicos pueden estar orgullosos”.
Los asistentes dentro del MetLife Stadium, que hace ocho años fue testigo del momento más bajo de Messi con la selección argentina, se encargaron de darle una feliz despedida no solo al capitán, sino a los de la vieja guardia como Ángel Di María y Nicolás Otamendi. Los tres son los únicos jugadores del plantel que sobreviven de aquella dolorosa final perdida con Chile en 2016.
Los canadienses, por su parte, sienten que aunque la victoria era difícil, podrían haber hecho más. Un pensamiento inimaginable hace algunos años, donde un 2-0 frente a Argentina podría haber sido considerado un excelente resultado. La sensación esta vez fue diferente: bronca, rabia, la tristeza de saber que aunque los rivales eran mejores, no lo fueron, por tanto.
Argentina, con la victoria y la clasificación bajo el brazo, defenderá su título de 2021 en Miami el próximo domingo, a la espera de lo que ocurra entre Colombia y Uruguay en el estadio Bank of America de Charlotte. A pesar de no haber jugado su mejor fútbol en esta edición, la albiceleste se las arregló para jugar una nueva final del torneo, la número 30, más que ninguna otra selección en el continente.
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