Ningún equipo es invencible. No lo fue el Bayer Leverkusen de Xavi Alonso, ni el Barcelona de Pep Guardiola, ni tampoco el Manchester United de Sir Alex Ferguson. Todos los equipos en algún momento son derrotados. Todos los espíritus alguna vez se quiebran bajo la traicionera y cómoda victoria.
A la selección de Colombia de Néstor Lorenzo le faltan solo cuatro partidos para meterse en la lista de las 10 selecciones con más partidos sin perder de forma consecutiva, algo no solo impresionante sino que escaso y exclusivo. Superar los 30 partidos invictos es algo que solo los mejores han podido hacer, solo un pocos en la larga historia del fútbol; entre ellos, la selección de Argentina de Lionel Scaloni, vigente campeona del mundo y de América.
Lionel Scaloni llegó a socorrer a una Argentina herida en lo más profundo de su ego; perdida, sin rumbo y vacía. Cuando Jorge Sampaoli renunció a su cargo, tras la eliminación de la Albiceleste contra Francia en los octavos de final del Mundial de Rusia 2018, El Leónidas de Pujato asumió el reto con los nervios de punta, pero convencido del futuro glorioso que se aproximaba.
El plantel estaba repleto de jugadores hambrientos de títulos y tenían a Lionel Messi. Solo debía tocar los acordes correctos, manipular los hilos con la franqueza y la astucia suficientes para motivarlos a todos y sacar su mejor versión.
Desde el momento en que asumió el mando de la selección hasta ahora, Scaloni ha dirigido 76 partidos: perdió únicamente seis, empató 16 y ganó un 54. Algo escandaloso y heroico para cualquier entrenador, más aún cuando es apenas su segunda experiencia al mando de un equipo.
Los argentinos deben estar orgullosos. Desde que el pujatance entrena a la selección, han ganado una Copa América, un Mundial, un Finalissima y ahora afrontan una nueva final que podría seguir extendiendo la leyenda de su inmortal leyenda.
Ni el entrenador ni el equipo tienen que demostrar nada más, lo han ganado todo. Su promedio de victorias es terrorífico e indeleble, logrando incluso la segunda racha más larga de una selección nacional sin perder en la historia del fútbol. Una racha que empezó luego de perder la semifinal de la Copa América contra Brasil, en 2019, hasta que perdió contra Arabia Saudita en su debut de la Copa del Mundo de Catar 2022.
El equipo capitaneado por Lionel Messi alcanzó los 36 partidos al hilo sin conocer la derrota en un periodo que pareció eterno para el resto del mundo, hasta que lo inevitable se volvió tangible; hasta el 22 de noviembre, cuando perdió gracias a dos disparos intratables, que surgieron de la nada, de jugadas aisladas inventadas por Saleh Al-Shehri y Salem Al-Dawsari en los primeros ocho minutos del segundo tiempo.
Argentina solo ha perdido dos partidos en los últimos cinco años. Luego de la derrota contra Arabia Saudita, solo Uruguay ha sabido someterlos, y eso, gracias a dos errores cometidos en el área, por la defensa, y aprovechados por el equipo charrúa que, con ingenio y con olfato asesino, supieron convertir en gol.
Los dirigidos por Marcelo Bielsa le cortaron una racha a los argentinos de 14 partidos sin perder el 16 de noviembre del 2023 en un partido por las eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá 2026 y, desde ahí, la albiceleste ha sabido, nuevamente, alejarse de la derrota.
De los últimos 62 partidos, Argentina solo ha perdido dos, y desde que llegó Lionel Scaloni no han perdido ninguna final. El domingo se vivirá una guerra sin cuartel contra Colombia, que busca hacer historia.
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