Hay que seguir, Colombia
Luego del subcampeonato continental, la tricolor dirigida por Néstor Lorenzo tendrá como objetivo la consolidación del equipo nacional y la clasificación al Mundial.
Kevin Stiven Ramírez Quintero
El sueño de la Copa América tuvo un final amargo. La mañana de ayer fue de pesadilla para los hinchas colombianos, quienes tuvimos que hacerle frente a una “tusa futbolera”, de esas que quedan en la memoria popular durante varios años.
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El sueño de la Copa América tuvo un final amargo. La mañana de ayer fue de pesadilla para los hinchas colombianos, quienes tuvimos que hacerle frente a una “tusa futbolera”, de esas que quedan en la memoria popular durante varios años.
Se nos escapó el título. Nos quedamos con la sensación de que la tricolor podía dar más y la espera por levantar un nuevo trofeo sigue aumentando. Ya vamos 23 años y contando.
Sin embargo, es importante no echar todo al saco roto. El equipo de Néstor Lorenzo nos puso a soñar de nuevo y nos brindó una ilusión que no vivíamos desde hace una década.
Si recordamos a la selección de hace dos años, no teníamos mayores certezas de nuestro futuro en el balompié a nivel de selecciones. Nos habíamos quedado sin Mundial, sin técnico y sin una respuesta clara de quién sería el líder. Estábamos a la deriva.
En medio de ese caos surgió la figura del argentino que nos dio la estabilidad y la confianza de competirles de tú a tú a los campeones del mundo.
Con Lorenzo, pupilo de Pékerman durante casi dos décadas, les ganamos a Alemania, España -la campeona de Europa-, a Brasil y a Uruguay. Renacieron talentos como James Rodríguez o Dávinson Sánchez y se consolidaron otros, como Luis Díaz o Camilo Vargas. También descubrimos grandes apuestas como Jhon Arias, Carlos Cuesta, Johan Mojica, Richard Ríos y John Córdoba.
Además, establecimos un nuevo récord. El equipo de Lorenzo, con 28 partidos sin perder de manera consecutiva, quebró una marca de imbatibilidad para la selección de Colombia establecida por la inolvidable generación de futbolistas como Carlos el Pibe Valderrama, Faustino Asprilla y Freddy Rincón, que bajo el mando de Francisco Pacho Maturana logró 27 encuentros seguidos sin perder, entre julio de 1992 y abril de 1994.
Volvimos a ponernos la camiseta y a creer en nuestra selección. Regresamos a ese nivel competitivo del que nunca debimos irnos. Los colores amarillo, azul y rojo de la bandera volvieron a adornar los edificios, los comercios y las calles. En medio de tantas dificultades sociales, económicas y políticas nos unimos como país y trabajamos por un mismo objetivo, al menos por 90 minutos.
No es momento de encontrar la excusa perfecta o a los culpables de la derrota. Es hora de valorar lo conseguido y prepararnos para lo que nos espera.
Ya lo decía Néstor Lorenzo en rueda de prensa tras la final: “De los dos finalistas, uno está marcando una época y el otro recién empezando”. Las derrotas solo son el comienzo de grandes procesos, y eso lo sabe justamente Argentina, que antes de su “triple corona” tuvo que soportar varios golpes y una sequía de casi 30 años, en los que perdieron cuatro finales de Copa América (2004, 2007, 2015 y 2016) y dos finales del mundo (1990 y 2014).
Las heridas son aprendizajes, y eso lo tiene claro Lorenzo, quien aseguró que no se sentía derrotado tras el subcampeonato. “Creo que fuimos uno de los equipos que mejor jugó, fuimos protagonistas, buscamos el arco de frente. Nos pasó factura un error, pero los muchachos hicieron un gran papel, se mataron y les dije que tienen que irse con la frente alta. Estamos tristes, los entiendo, pero quiero que salgan con la frente alta. Estoy muy agradecido con todo el grupo”.
Claramente hay cosas por mejorar y otras por pulir, pero este es el camino que debe seguir Colombia. Hay que acostumbrarnos a los grandes rivales y a las finales hasta que se nos den. Es mejor estar peleando en un torneo que estar viéndolo por televisión, como Chile o Italia, que se estancaron en sus generaciones doradas.
Ahora se vienen las fechas siete y ocho de las eliminatorias al Mundial de Estados Unidos, México y Canadá en 2026. No hay que aflojar. Al contrario, hay que consolidar al plantel. La tricolor es tercera de la clasificación, con 12 puntos, por detrás de Argentina con 15 y Uruguay con 13 unidades.
El próximo partido será en condición de visitante contra Perú, última en la clasificatoria y la cual saldrá a conseguir los tres puntos en casa para mantener la ilusión de clasificar a la Copa del Mundo. Luego la tricolor recibirá a la albiceleste en Barranquilla en una suerte de revancha. Es, también, una oportunidad para pelear por el liderato de las eliminatorias y para ser cabeza de serie en nuestro regreso a un Mundial tras el fracaso en camino a Catar 2022. Esta es la vía, Colombia. Ya lo decía Dávinson Sánchez: “Hay que seguir”.
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