El 5-0 de Colombia a Argentina cumple 30 años: la alegría antes de la pena
Ya pasaron tres décadas de la victoria más importante de la selección de Colombia en su historia. Repasamos la épica y el posterior golpe de realidad. Aquel 5 de septiembre de 1993 quedó tatuado en la memoria del fútbol colombiano.
Daniel Bello
En el mundo del fútbol hay debates eternos que quizás nunca encuentren respuesta, pero sin lugar a duda cuando alguien pregunta “¿cuál fue la victoria más importante de la selección de Colombia?”, la respuesta es obvia: el 5-0 contra Argentina del 5 de septiembre de 1993. Ese triunfo sembró en un país, ya de por sí alegre, una emoción nunca antes vista en torno a su deporte favorito.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
En el mundo del fútbol hay debates eternos que quizás nunca encuentren respuesta, pero sin lugar a duda cuando alguien pregunta “¿cuál fue la victoria más importante de la selección de Colombia?”, la respuesta es obvia: el 5-0 contra Argentina del 5 de septiembre de 1993. Ese triunfo sembró en un país, ya de por sí alegre, una emoción nunca antes vista en torno a su deporte favorito.
Es cuando menos particular que la final de la Copa América de 2001, en la que la tricolor logró su anhelada consagración continental tras imponerse sobre México y tener su primer título continental, ni siquiera entre en consideración. He ahí el poder de los contextos, pues golear al entonces campeón de América en su casa no tiene punto de comparación, con casa llena y en un enfrentamiento por los puntos, es otra cosa.
Si nos remontamos a ese domingo, el ambiente previo era de mucha tensión para argentinos y, en mayor medida, colombianos. Era la última fecha del Grupo A de la eliminatoria sudamericana rumbo al Mundial de Estados Unidos 1994. La cita era en el Monumental de Buenos Aires, uno de los escenarios más emblemáticos del fútbol mundial. Las tribunas estaban a reventar -más de 70 mil espectadores- y la albiceleste jugaba con la obligación de ganar, ya que si no lo lograba le tocaba jugar la repesca intercontinental.
“No se puede cambiar la historia, no se debe cambiar la historia: Argentina arriba, Colombia abajo”, fue el imborrable mensaje de Diego Armando Maradona en la previa del duelo. Fue un golpe contundente al orgullo del hincha tricolor, aunque con algo de razón, pues el rival era una selección con grandes hazañas realizadas. Sin embargo, así la historia y la estadística sean parte de los comentarios, cuando Ernesto Filippi hizo sonar su silbato, solo importaba lo que ocurriera dentro de la cancha por 90 minutos.
Para Francisco Maturana la idea nunca fue refugiarse en el fondo, pues era consciente de que con una nómina en la que estaban Carlos El Pibe Valderrama, Freddy Rincón y Faustino Asprilla era sensato buscar el resultado. Lo que pasó después sorprendió a propios y extraños.
Aquel 5 de septiembre
Todo el ambiente de tensión y hostilidad de los hinchas colombianos a la tricolor quedó atrás cuando el balón rodaba sobre el césped. En una tarde soñada, cada línea del once tricolor dio resultado, empezando en el arco Óscar Córdoba, quien estuvo sólido en las pocas opciones que los argentinos generaron.
Más deportes: Arranca en serio la era Lorenzo: Colombia modelo 2026
La línea de cuatro compuesta por Luis Fernando “Chonto” Herrera, Luis Carlos Perea, Alexis Mendoza y Wilson Pérez anuló a Gabriel Batistuta y Ramón Medina Bello. Los argentinos no encontraban los espacios y antes del descanso recibieron un baldado de agua fría. El Pibe Valderrama jugó más que inspirado, habilitó a Rincón, quien eludió a Sergio Goycochea y enmudeció el Monumental con un gol que, lejos de estar fuera de contexto, era el abrebocas de una jornada inolvidable.
Lo que no sabían los albicelestes era que el recital de la tricolor apenas comenzaba. Al volver de los vestuarios, la actitud de Colombia seguía regida por la ambición y fruto de esa mentalidad Rincón mandó un pelotazo, casi desde mitad de cancha, que terminó en los pies de Asprilla , que ingresaba al área rival. El tulueño se quitó de encima al defensor Jorge Borelli y marcó el 2-0.
Mientras el banquillo de Maturana era una fiesta, el de Alfio Basile quedaba aturdido ante una superioridad que no estaba en los pronósticos. A ellos no les salía nada y a los de amarillo nadie les quitaba las ganas de levantar el pie del acelerador. Por eso, al minuto 72 Leonel Álvarez se animó a atacar y un centro suyo encontró a Rincón, quien con un remate mordido -se podría decir hasta que le entró mal- estiró la ventaja.
A esa altura del juego, los hinchas colombianos, nerviosos en la previa por lo que se jugaba en este partido, no solo estaban aliviados, sino que ya se sentían celebrando un título y eso que todavía vendrían más razones para emocionarse, pues el Tino robó un balón a Borelli y con elegancia definió por encima de Goycochea. Fue tan suave y precisa la definición, que el atacante ya celebraba desde antes de que el balón entrara a la portería.
Los argentinos estaban preocupados, pues en ese momento Paraguay le ganaba a Perú en el otro compromiso del Grupo A, resultado que los dejaba afuera por la diferencia de gol. Los hinchas albicelestes rezaban para que se acortaran las diferencias en Buenos Aires y que de Lima llegaran noticias de un empate. La mitad de esas plegarias fueron escuchadas y entre incas y guaraníes se repartieron los puntos.
Adolfo “El Tren” Valencia también quería su gol y, tras ser habilitado por un genial pase de Asprilla, solo necesitó un toque para enviar el balón al fondo del arco argentino. 5-0. Cinco a Cero, sí, con mayúsculas. El vigente campeón de América caía en su casa, frente a su público y ante un rival que sería aplaudido por los simpatizantes de la selección argentina, entre los que se encontraba Maradona.
La tricolor logró así la victoria más épica, arrolladora y emblemática. Fue un sueño hecho realidad y el fruto de un juego digno de ver una y otra vez. La celebración fue excesiva en algunos puntos del país, pues según algunos reportes, hubo más de 80 muertos y 900 heridos en esa fecha.
“Pacho, nos jodimos. Ahora tenemos que ser campeones del mundo”, le dijo Hernán Darío Gómez, asistente técnico de la selección por aquellos años, a Maturana. El triunfo despertó el sueño, porque lo que antes se veía con una ilusión, con un logro de esa jerarquía, alimentó una ambición todavía más grande.
La popular revista deportiva argentina El Gráfico publicó luego de la histórica goleada una portada negra titulada “Argentina 0 Colombia 5 Vergüenza”, sin imágenes de fondo. Mientras que al sur del continente se preguntaban como jugaba Australia, acá las calles eran música, algarabía y emoción desbordada. En ese mismo ejemplar hubo una foto de Valderrama con la leyenda: “Así se juega al fútbol”.
La nómina que dirigía Maturana aseguró su tiquete rumbo a Estados Unidos 1994 con un resultado que le dio la vuelta al mundo y llegó a ser considerada como favorita en el torneo por el rey Pelé. “Colombia es mi favorito para ser campeón del mundo”, sentenció el astro brasileño.
Le puede interesar: Roberto José Guerrero, el pionero del automovilismo colombiano
Y pues tenía sentido subirse a ese bus, pues los resultados acompañaban al proceso del entrenador chocoano y varios de los referentes atravesaban un gran momento. Por mencionar algunos casos: El Pibe era campeón con un Júnior que marcó época; Rincón se consolidaba como ídolo en el Palmeiras brasileño; El Tren era el goleador del Bayern Múnich y el Tino la descosía en el Parma italiano.
De la ilusión a la tragedia
Previo al Mundial la selección de nuestro país participó de ocho amistosos y en ninguno perdió. Con un saldo de cinco victorias y tres empates encaró la cita orbital que se convertiría en el mayor fracaso del fútbol colombiano.
Todo lo que podía salir mal, salió mal. En el debut contra Rumanía el volante Gheorghe Hagi estuvo intratable y no solo firmó un gol para la historia, sino que mostró a una Colombia desubicada y dubitativa, nada que ver con la de las eliminatorias.
En el medio, cabe destacar que el plantel había sufrido amenazas. Previo al partido con Estados Unidos, Maturana recibió una llamada en la que le dijeron que si Gabriel Jaime Gómez, mejor conocido como “Barrabás”, jugaba, iban a matar a su familia y a la de su asistente, “El Bolillo” Gómez.
El Tino contó que Maturana no hubo charla técnica -difícil con esos ánimos- y que entraron al segundo partido con miedo. Ese juego tuvo el aliciente del desafortunado autogol de Andrés Escobar, por el que unos mafiosos lo asesinarían días después en Medellín.
Lo invitamos a leer: ¿Por qué los futbolistas son tan supersticiosos?
Colombia se despidió de la cita orbital con una victoria que no sirvió para nada sobre Suiza y los hinchas, que esperaban con ansias ese certamen, quedaron con un sinsabor gigante y sin ganas de saber de fútbol. La presión era grande y la tricolor estuvo lejos de mostrar su mejor versión. Los ídolos no marcaron la diferencia y con el tiempo fueron de público conocimiento más razones de la debacle.
Uno de ellos fue la indisciplina, en la que el Tino fue el principal señalado por sus frecuentes actos de indisciplina. El cuerpo técnico fue muy blando con su comportamiento y eso le pasó factura al jugador que se esperaba fuera la figura del equipo. El vallecaucano se fue de Estados Unidos sin marcar.
Según el cronista José Clopatosfky, tampoco tuvieron la mejor disposición ni profesionalismo Anthony “El Pipa” De Ávila ni Iván René Valenciano, quienes dejaban la concentración en pleno Mundial y regresaban como si nada.
Freddy Rincón y El Pibe, los otros de los referentes, tampoco estuvieron a la altura de lo que se esperaba. Las versiones de ambos no fueron parecidas a las de la eliminatoria. Por todos esos motivos, se entiende que el ambiente en el vestuario no fuera el ideal.
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador