El ciclismo de élite, en busca del superhombre
El espectacular rendimiento de Jonas Vingegaard en el Tour de Francia 2023 revive los fantasmas del dopaje. Expertos opinan.
Las gestas de Jonas Vingegaard en el Tour de Francia dejan con la boca abierta al mundo del ciclismo y reabren el debate sobre el retorno del dopaje, aunque los especialistas consideran que la vigilancia se ha extremado tanto que es difícil pasar por encima de los radares.
“No creo que haya ahora mismo una forma de doparse sin ser detectado, tanto por el progreso que se ha hecho en los controles, como por el seguimiento policial de todas las redes de dopaje, que contribuye a desarticularlas”, explica a la agencia EFE el profesor Gerard Dine, uno de los padres del pasaporte biológico.
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El científico considera que "los progresos en la detección de productos dopantes, la multiplicación de controles, sobre todo sanguíneos, los test por sorpresa fuera de periodos de competición y el propio pasaporte biológico han acabado por reducir el dopaje a algo marginal".
Pone como ejemplo el caso de la tenista rumana Simona Halep, en cuya sangre fue detectado un picogramo (doce ceros por detrás de la coma) de un producto que había salido de los laboratorios hacía menos de un año. Para Dine, es “un ejemplo de lo sofisticada que está llegando a ser la detección de productos dopantes en el deporte”.
“Siempre y cuando todo eso se use de forma sincera, es decir, que no se oculte la realidad, algo que no creo que se haga en el ciclismo porque tiene que lavar su imagen del pasado”, explica.
En ese sentido, el ciclismo ha puesto su programa de lucha contra el dopaje en manos de un organismo independiente, la International Testing Agenci (ITA), para evitar sospechas de connivencia con los tramposos, como ya sucedió en los "años Armstrong".
A ello se suma un gran trabajo policial, que incluye desde la intervención de teléfonos a la coordinación internacional y que dificulta que haya redes organizadas de dopaje.
"Es una parte fundamental y también colaboramos los científicos, que conocemos cuales son los productos que pueden ser utilizados como dopantes, lo que facilita su detección", señala Dine.
Jonas Vingegaard y sus gestas sorprendentes
Pero como el resto de los aficionados al ciclismo, este científico que ha dedicado muchas horas al estudio del rendimiento deportivo y a la detección de sustancias prohibidas considera "sorprendentes" algunas exhibiciones, como la contrarreloj de Vingegaard este martes en Combloux.
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“No solo Vingegaard. En los últimos años estamos viendo a ciclistas que no responden a parámetros normales. Es también el caso de Pogacar, de Primoz Roglic o de algunos belgas”, señala el científico. A su juicio, ese rendimiento “no responde al consumo de sustancias nuevas ilícitas”, que cree que hoy en día no pueden pasar desapercibidas a los radares del antidopaje.
Tampoco al uso de la llamada biotecnología, que supondría de una enorme inversión económica, "cientos de millones de euros", y que entraría en el terreno de los experimental, utilizando a los atletas "como cobayas", explica.
"Eso solo podría hacerse con un programa nacional secreto por parte de algún estado o por un grupo mafioso ilícito con mucho poder financiero. No lo veo posible hoy en día", señala.
En su lugar, Dine asegura que el gran rendimiento de corredores como Vingegaard o Pogacar puede responder a "una superselección natural" de los individuos, que sometidos a "condiciones extraordinarias de entrenamiento y alimentación puedan llegar a superar sus límites".
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"Eso entra más en el terreno de lo posible, porque permite buscar a corredores con condiciones excepcionales y mantenerles dentro de programas muy dirigidos de entrenamiento, con un enorme seguimiento tanto físico como genético para llevarles más allá de sus propios límites", señala el doctor.
Dine cree que esas prácticas, que no entrarían en el terreno de lo ilícito “si no se usa ninguna sustancia para potenciar el rendimiento”, acarrean un peligro, ya que “es difícil de prever las consecuencias que pueden tener en los organismos”.
Para el científico, ese tipo de “selección” de deportistas y su preparación en laboratorio serviría de explicación al desfallecimiento que sufrió Pogacar en el Col de la Loze.
“Su preparación estuvo condicionada por su lesión de muñeca y eso ha roto el esquema que buscaban. Si se persigue crear las condiciones para que pueda superar sus límites y no se dan esas condiciones, entonces el corredor desfallece porque está fuera de sus propias barreras”, explica.
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador
Las gestas de Jonas Vingegaard en el Tour de Francia dejan con la boca abierta al mundo del ciclismo y reabren el debate sobre el retorno del dopaje, aunque los especialistas consideran que la vigilancia se ha extremado tanto que es difícil pasar por encima de los radares.
“No creo que haya ahora mismo una forma de doparse sin ser detectado, tanto por el progreso que se ha hecho en los controles, como por el seguimiento policial de todas las redes de dopaje, que contribuye a desarticularlas”, explica a la agencia EFE el profesor Gerard Dine, uno de los padres del pasaporte biológico.
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El científico considera que "los progresos en la detección de productos dopantes, la multiplicación de controles, sobre todo sanguíneos, los test por sorpresa fuera de periodos de competición y el propio pasaporte biológico han acabado por reducir el dopaje a algo marginal".
Pone como ejemplo el caso de la tenista rumana Simona Halep, en cuya sangre fue detectado un picogramo (doce ceros por detrás de la coma) de un producto que había salido de los laboratorios hacía menos de un año. Para Dine, es “un ejemplo de lo sofisticada que está llegando a ser la detección de productos dopantes en el deporte”.
“Siempre y cuando todo eso se use de forma sincera, es decir, que no se oculte la realidad, algo que no creo que se haga en el ciclismo porque tiene que lavar su imagen del pasado”, explica.
En ese sentido, el ciclismo ha puesto su programa de lucha contra el dopaje en manos de un organismo independiente, la International Testing Agenci (ITA), para evitar sospechas de connivencia con los tramposos, como ya sucedió en los "años Armstrong".
A ello se suma un gran trabajo policial, que incluye desde la intervención de teléfonos a la coordinación internacional y que dificulta que haya redes organizadas de dopaje.
"Es una parte fundamental y también colaboramos los científicos, que conocemos cuales son los productos que pueden ser utilizados como dopantes, lo que facilita su detección", señala Dine.
Jonas Vingegaard y sus gestas sorprendentes
Pero como el resto de los aficionados al ciclismo, este científico que ha dedicado muchas horas al estudio del rendimiento deportivo y a la detección de sustancias prohibidas considera "sorprendentes" algunas exhibiciones, como la contrarreloj de Vingegaard este martes en Combloux.
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“No solo Vingegaard. En los últimos años estamos viendo a ciclistas que no responden a parámetros normales. Es también el caso de Pogacar, de Primoz Roglic o de algunos belgas”, señala el científico. A su juicio, ese rendimiento “no responde al consumo de sustancias nuevas ilícitas”, que cree que hoy en día no pueden pasar desapercibidas a los radares del antidopaje.
Tampoco al uso de la llamada biotecnología, que supondría de una enorme inversión económica, "cientos de millones de euros", y que entraría en el terreno de los experimental, utilizando a los atletas "como cobayas", explica.
"Eso solo podría hacerse con un programa nacional secreto por parte de algún estado o por un grupo mafioso ilícito con mucho poder financiero. No lo veo posible hoy en día", señala.
En su lugar, Dine asegura que el gran rendimiento de corredores como Vingegaard o Pogacar puede responder a "una superselección natural" de los individuos, que sometidos a "condiciones extraordinarias de entrenamiento y alimentación puedan llegar a superar sus límites".
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"Eso entra más en el terreno de lo posible, porque permite buscar a corredores con condiciones excepcionales y mantenerles dentro de programas muy dirigidos de entrenamiento, con un enorme seguimiento tanto físico como genético para llevarles más allá de sus propios límites", señala el doctor.
Dine cree que esas prácticas, que no entrarían en el terreno de lo ilícito “si no se usa ninguna sustancia para potenciar el rendimiento”, acarrean un peligro, ya que “es difícil de prever las consecuencias que pueden tener en los organismos”.
Para el científico, ese tipo de “selección” de deportistas y su preparación en laboratorio serviría de explicación al desfallecimiento que sufrió Pogacar en el Col de la Loze.
“Su preparación estuvo condicionada por su lesión de muñeca y eso ha roto el esquema que buscaban. Si se persigue crear las condiciones para que pueda superar sus límites y no se dan esas condiciones, entonces el corredor desfallece porque está fuera de sus propias barreras”, explica.
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