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Para una treintena de mujeres víctimas de maltrato conyugal, el centro de entrenamiento y de formación del Olympique de Marsella se ha convertido en un refugio: con los futbolistas confinados por la pandemia del nuevo coronavirus, este lugar ha sido para ellas "una burbuja" de calma.
Este miércoles eran todavía dieciséis las mujeres alojadas en las instalaciones del centro de formación de jóvenes jugadores del emblemático equipo galo. Todas ellas víctimas de maridos o parejas violentos y algunas de ellas acompañadas por sus hijos.
"Es una bella historia de solidaridad", declaró la secretaria de Estado francesa para la igualdad Mujeres-Hombres, Marlène Schiappa, de visita este miércoles a este lugar, 'La Commanderie'.
Según su secretaría de Estado, se colaboró en este proyecto del Marsella sufragando casi 25.000 euros, dentro de plan de su financiación de noches de alojamiento pagado en todo país para mujeres víctimas de maltrato.
Después de haber visitado el centro en compañía del presidente del Marsella, Jacques-Henri Eyraud, Marlène Schiappa aplaudió este "bonito ejemplo de solidaridad entre la asociación SOS Femmes 13 y el Olympique de Marsella, y de solidaridad entre hombres y mujeres, con un entorno muy masculino que se compromete para ayudar a las mujeres".
Junto a la secretaria de Estado, en una terraza con vistas a unos terrenos de entrenamiento huérfanos de futbolistas, están varias de las mujeres. Una niña pequeña duerme y un niño de seis o siete años persigue jugando a su hermana, mientras ambos ríen. Un poco más lejos, Zacharia, un adolescente vestido con los colores del Marsella, habla con el presidente del club de sus amores.
¿Cuál es su jugador favorito? Florian Thauvin. Y el presidente no dudo en tomar su teléfono móvil y llamar a 'Flotov' por Facetime, para un diálogo improvisado. El muchacho, tímido, inicia así una conversación con su ídolo, con los ojos brillando por la ilusión.
"Para estas mujeres y estos niños, esto es una burbuja de descanso", reconoce Valérie Secco, directora de SOS Femmes, la asociación que está en el origen de este proyecto. "Estamos aquí para ayudarles a preparar el futuro, para acompañarles", afirma.
Un enorme lujo
Solamente una de ellas acepta hablar a los periodistas. Es una mujer de unos cuarenta años, marroquí y obligada a salir de su domicilio marsellés por un marido violento. Su único sueño, dice, es "encontrar trabajo" para poder reconstruir su vida con calma."Al principio de esta crisis (del coronavirus) nos preguntamos cómo contribuir", explica Jacques-Henri Eyraud.
"La causa de las mujeres víctimas de violencia doméstica es una gran causa y como teníamos unas cincuenta habitaciones, ¿por qué no ponérselas a disposición?", apuntó.
Desde mediados de abril y hasta el 15 de junio, cuando este lugar volverá a ser el centro de entrenamiento del Marsella con el regreso de los jugadores, ha sido un auténtico refugio. "Para estas mujeres y estos niños, es un enorme lujo", explica Emmanuelle Rastoin, presidenta de SOS Femmes 13.
A su disposición tienen las habitaciones y las salas de clase de los jóvenes proyectos de futbolistas del Marsella, con asistencia de educadores y psicólogos. Incluso han podido pisar el césped de los múltiples terrenos de entrenamiento, algo que adolescentes como Zacharia valora especialmente.
El médico del club les ha hecho un seguimiento. Todos los voluntarios han sido también controlados por el COVID-19 y todos los test han dado negativo, explica Eyraud.
Para SOS Femmes 13, la lucha continuará después de este paréntesis en la casa del Olympique de Marsella y el objetivo seguirá siendo crear "un refugio para mujeres", un lugar en el que las víctimas de violencia conyugal puedan encontrar descanso y cobijo.
En 2019, según un cálculo de la AFP, 126 mujeres murieron en Francia a manos de sus parejas. Una media de una cada tres días.