El semestre sabático de Santiago Giraldo

Estaba cansado de lo que más le gustaba, el cuerpo y la mente le pidieron un respiro. Y le ha dado resultado, pues regresó recargado y ya está en segunda ronda de Roland Garros.

Thomas Blanco Lineros
29 de mayo de 2018 - 02:00 a. m.
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El 21 de septiembre de 2017, tras la derrota de Colombia ante Croacia en el juego que entregaba un cupo al Grupo Mundial de la Copa Davis, Santiago Giraldo decidió poner el freno de mano y pintar un punto aparte en su carrera. También en su vida, que no se centraba en otra cosa diferente al tenis.

Estaba cansado, exhausto. Ya no disfrutaba lo que más le gustaba. Necesitaba encontrarse a sí mismo y por eso decidió retirarse el tiempo que considerara necesario.

Quería desconectarse, levantarse con una agenda vacía en algún lugar del mundo donde no entrara la señal de su celular, pero sí retumbaran el sonido de las olas. De lo nuevo, de lo que se privó de hacer porque desde muy chico, el pereirano dejó todo por el deporte. Su día a día fue entrenar, viajar y estar fuera de casa 36 de las 52 semanas del año. A los 12 años inició su aventura en el tenis y a los 15 ya era profesional. Desde ese entonces nunca paró. Hasta que el cuerpo y la mente pasaron factura por una rutina ininterrumpida de 25 años.

Por eso se tomó seis meses sabáticos, alejando de la civilización. Leyó, meditó y caminó por lugares intransitados conociendo otras de las cosas que tanto le gustaban, pero que había dejado en el camino: la naturaleza. “Fue un proceso de introspección y ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Me encontré conmigo mismo. Y volví a hacer lo que más me gusta hacer. Logré recuperar el amor por el tenis”, dice Santiago, quien se dedicó en estos seis meses a probar cosas nuevas.

Como el yoga, el control de energías y el psicoanálisis. “Hasta cambié mi alimentación. Fue un plan un poco alternativo, pero acertado”. Y lo está demostrando en Roland Garros. En su regreso a un Grand Slam triunfó en sus tres partidos en el cuadro clasificatorio y este lunes avanzó a la segunda ronda del torneo sobre polvo de ladrillo tras el retiro de su rival, el chipriota Marcos Baghdatis. Ahora se las verá con el español Roberto Bautista Agut, cabeza de serie número 13, quien superó al uzbeco Denis Istomin.

Es la duodécima participación de Giraldo en ese evento, en el que ha competido de manera consecutiva desde 2007.

“Me encuentro en el mejor momento de mi vida. Me encanta jugar y estoy volviendo a disfrutarlo. La verdad es que fui muy inconsciente de cómo tenía que actuar y sufrí mucho. Pero ese sufrimiento es de las mejores cosas que me han pasado, porque me alumbró el camino que tenía que seguir”.

Un rumbo que empezó a desviarse luego de ese 2014 de ensueño, el mejor año de su carrera profesional. En el que alcanzó a ser el número 28 del mundo luego de imponerse a tenistas de la talla de Andy Murray, Dominic Thiem, Leyton Hewitt y Jo-Wilfried Tsonga. Se preparó para seguir escalando, pero se quedó merodeando en el camino y se perdió. Sus emociones lo gobernaron.

Y a veces hay que dar un paso atrás para tomar impulso. Eso hizo Giraldo, quien discernió, luego de pensar en el retiro, que seguirá en el tenis, por lo menos hasta que lo siga disfrutando.

Las críticas, pan de cada día de los deportistas colombianos, no le quitan el sueño, pero es consciente de que los comentarios podrían ser más constructivos. “Con la misma rapidez que nos suben al cielo, nos bajan cuando las cosas no salen como queríamos”. La futbolista del Júnior, Nicole Regnier, es su nueva novia y le ha alegrado los días, en un momento en el que el tenis colombiano vive un proceso de recambio generacional con el retiro de Alejandro Falla, el “hermano mayor” del Equipo Colsánitas.

“Son períodos de la vida. Alejo cumplió el suyo. Yo me siento joven y mientras me sienta bien seguiré. No hay vanidades ni egos. Cuando haya jugadores con mejores condiciones daré un paso al costado y aportaré desde otro lado. Daniel Galán es un gran tenista, juega muy suelto, tiene todo nuestro apoyo y esperamos que evolucione, además es una gran persona. En las mujeres están Emiliana Arango y María Camila Osorio. Han dado muy buenas sensaciones para el futuro. Creo que estas chicas van a hacer cosas importantes”, sentenció el tenista de 30 años.

Una historia similar a la que vivió Rigoberto Urán, quien dejó de disfrutar el ciclismo. “Los últimos años aprendí algo: nuestra felicidad no puede depender de los resultados. Porque yo siempre había querido correr el Tour y lo estaba haciendo, pero no era feliz. Y ahí entendí que iba a correr y a disfrutar más allá de los resultados”, dijo en su momento el pedalista antioqueño. Cuando empezó a disfrutar, fue segundo en el Tour de Francia en 2017. Ese es el camino que empieza a transitar un Santiago Giraldo recargado que está dando de qué hablar en Roland Garros.

Por Thomas Blanco Lineros

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