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Enzo Bearzot el padre del ‘catenaccio’ moderno

Sus equipos utilizaban las mismas ideas defensivas que los de sus antecesores, pero proponían más en ataque.

EFE
21 de diciembre de 2010 - 10:23 p. m.

Fue un discreto volante del Inter de Milán y del Torino. Dirigió a la Squadra Azurra en 104 oportunidades.

El ex entrenador Enzo Bearzot, fallecido la noche del lunes en Milán, deja tras de sí el recuerdo de una Italia campeona mundial, la selección absoluta que él mismo dirigió en España 1982 y que consiguió para el fútbol italiano la tercera de sus cuatro Copas del Mundo.

Bearzot, nacido en Aiello del Friuli en 1927, se marchó tras una larga enfermedad con el récord de partidos de un seleccionador italiano (104) aún en su haber, por delante del legendario Vittorio Pozzo (97), entrenador de Italia durante las décadas del 30 y el 40 del siglo XX y artífice de los primeros Mundiales de la Squadra Azzurra, los de 1934 y 1938.

La historia de éxitos del ex técnico italiano, quien fue jugador del Inter de Milán y, sobre todo, del Torino, está estrechamente ligada al banquillo de la selección absoluta, después de una discreta carrera como centrocampista que comenzó en los años 40 en el equipo de su ciudad natal.

Tras un breve paso por el Pro Gorizia en la Segunda División, Bearzot llegó como jugador en 1948 al Inter de Milán, club en el que militaría hasta 1951.

Después regresó durante una temporada en 1956, habiendo pasado por el Catania y el Torino, el otro gran equipo de su vida.

Fue precisamente en ese club en donde comenzó su carrera como entrenador en 1964, para después trabajar para la Federación Italiana de Fútbol (FIGC), primero como seleccionador sub 23 y posteriormente, a partir de 1975, como técnico del equipo mayor.

Los primeros años al frente de la selección absoluta los compartió con otro técnico, Fulvio Bernardini, con el que no consiguió que Italia se clasificara para el Campeonato Europeo de 1976, pero posteriormente, ya solo al frente del vestuario, llegarían sus mayores logros.

Consiguió la clasificación de la selección italiana para el Mundial de Argentina de 1978, en el que alcanzó un cuarto puesto con un equipo lleno de jóvenes apuestas, entre ellas el delantero Paolo Rossi, el principal baluarte del equipo que alcanzaría la gloria cuatro años después en la final de Madrid ante Alemania (3-1).

Bearzot, quien a pesar de su récord como seleccionador sólo jugó como futbolista un partido oficial con la absoluta de Italia en 1955, supo sobreponerse a las críticas sobre su combinado sin abandonar un estilo del que estaba absolutamente convencido, el del famoso catenaccio, cerrojo en italiano, una táctica defensiva que tiene como base no dejar jugar al contrario, cortar todas sus intenciones de ataque y jugar al contragolpe o al error del rival.

Con esa filosofía, no tan radical como las de sus antecesores, según él mismo promulgaba, consiguió la victoria en España 82, el Mundial que aún hoy los italianos recuerdan como “el más bonito”, tras haber empatado sus tres partidos en la primera fase y luego vencer a Argentina, Brasil, Polonia y Alemania.

Considerado padre del silencio ante los medios de comunicación por parte de los equipos de fútbol, medida que usó en multitud de ocasiones para afrontar las críticas de la prensa italiana, el ex seleccionador vio cómo la victoria en España supondría también el inicio del declive de su equipo.

Tras no lograr la clasificación para el Europeo de 1984 y una eliminación en octavos de final en el Mundial de México 1986, Bearzot presentaría su dimisión, poniendo así fin a una era en la selección caracterizada por una férrea unión entre sus jugadores, entre ellos el portero Dino Zoff, quien era el capitán y a quien consideraba su tercer hijo.

“Siento un dolor profundo por la pérdida de un personaje extraordinario, un hombre justo. Los resultados son secundarios. Haber estado en contacto con un hombre de este peso es algo que queda para toda la vida” , comentó este martes Zoff tras conocer la noticia del fallecimiento del ex entrenador.

“Es un gran disgusto. Enzo Bearzot es una figura que ha acompañado toda mi carrera. Ha entrenado conmigo la sub 23 y siempre ha estado muy cerca de mí” , comentó, por su parte, Marcello Lippi, el último de los seleccionadores italianos que ha dado a Italia un Mundial, el de Alemania 2006.

Lippi y Zoff son sólo dos exponentes de la larga lista de amigos y admiradores que deja Bearzot, cuya muerte llora no sólo el fútbol de Italia, sino todo el mundo, pues sin duda fue un hombre que dejó huella en la balompié.

Por EFE

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