Los números de Adrián Ramos en América de Cali: el último ídolo de los escarlatas

Adrián Ramos se va de América de Cali. Aunque intempestivo, su adiós se olía. Había una especie de premonición. Hace poco Tulio Gómez, el máximo accionista del equipo, dijo que el goleador se iba a quedar en América hasta que él quisiera. Un derecho que el delantero se ganó a pulso, pero una frase que revelaba una verdad incómoda que pocos podían ver: el adiós estaba a la vuelta de la esquina.

Mire: Adrián Ramos se va de América de Cali: es oficial, así se despidió el ídolo

Adriancho es el último ídolo escarlata. Representa el reducto final de la esperanza americana, las boronas de las épocas gloriosas. Fue la figura de la última estrella (en 2008) antes de que el equipo se hundiera en el precipicio de la B. Era de la casa, apasionado por el rojo, líder, goleador, crack y un jugadorazo.

Salió de América para triunfar en el mundo. Jugó en Alemania, en España, en la selección de Colombia y se cansó de hacer goles durante años en Europa. Fue de la camada de futbolistas colombianos que triunfó en el Viejo Continente, la generación que descrestó más allá de nuestras fronteras.

Y después de colonizado el viejo mundo, volvió a las tierras que ya conocía, las de su casa, su natal Santander de Quilichao. Las de su América de Cali, de su afición escarlata y su verdadero amor. En Cali, como capitán, Adrián Ramos volvió para ser campeón. Tantos que lo intentan y tan pocos que lo logran. Otros hablan de los riesgos, de la inseguridad que representa volver a Colombia. Pero Adrián Ramos se movió por el amor y regresó al rojo. Tenía la estrella, pero quería la otra. Hoy, el día que dijo adiós, en la despedida que ningún americano quería oír el último ídolo escarlata se va con dos estrellas, la de 2008 y la de 2020.

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Lo maravilloso de la historia de Adrián Ramos es que su ejemplo y su figura motivarán los ídolos del mañana. El goleador escarlata será vivo ejemplo de los valores del equipo, una escuadra que representa la pasión de un pueblo, algo que el delantero vallecaucano representó, y con orgullo, de cabo a rabo.

Ramos se va de América siendo el quinto máximo goleador de su historia con 98 goles, a solo dos de la celebración centenaria. Jugó, entre sus dos periodos con el rojo, 265 partidos para un total de 10 temporadas.

Ahora, no se sabe bien cuál será su futuro. Supuestamente, los rumores dicen que marchará a Estados Unidos para vivir, como dijo él en su despedida, “tranquilo los últimos días de su carrera”. Sin embargo, aunque se va de América, en el corazón siempre llevará el espíritu de los Diablos Rojos.

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En el olimpo escarlata hay lugar para Adrián Ramos, que dejará un vacío muy grande en la afición americana, pero puede irse con la convicción de que su legado perdurará y que hizo de América de Cali un equipo todavía más grande.

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Adrián Ramos se va de América de Cali. Aunque intempestivo, su adiós se olía. Había una especie de premonición. Hace poco Tulio Gómez, el máximo accionista del equipo, dijo que el goleador se iba a quedar en América hasta que él quisiera. Un derecho que el delantero se ganó a pulso, pero una frase que revelaba una verdad incómoda que pocos podían ver: el adiós estaba a la vuelta de la esquina.

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Adriancho es el último ídolo escarlata. Representa el reducto final de la esperanza americana, las boronas de las épocas gloriosas. Fue la figura de la última estrella (en 2008) antes de que el equipo se hundiera en el precipicio de la B. Era de la casa, apasionado por el rojo, líder, goleador, crack y un jugadorazo.

Salió de América para triunfar en el mundo. Jugó en Alemania, en España, en la selección de Colombia y se cansó de hacer goles durante años en Europa. Fue de la camada de futbolistas colombianos que triunfó en el Viejo Continente, la generación que descrestó más allá de nuestras fronteras.

Y después de colonizado el viejo mundo, volvió a las tierras que ya conocía, las de su casa, su natal Santander de Quilichao. Las de su América de Cali, de su afición escarlata y su verdadero amor. En Cali, como capitán, Adrián Ramos volvió para ser campeón. Tantos que lo intentan y tan pocos que lo logran. Otros hablan de los riesgos, de la inseguridad que representa volver a Colombia. Pero Adrián Ramos se movió por el amor y regresó al rojo. Tenía la estrella, pero quería la otra. Hoy, el día que dijo adiós, en la despedida que ningún americano quería oír el último ídolo escarlata se va con dos estrellas, la de 2008 y la de 2020.

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Ahora, no se sabe bien cuál será su futuro. Supuestamente, los rumores dicen que marchará a Estados Unidos para vivir, como dijo él en su despedida, “tranquilo los últimos días de su carrera”. Sin embargo, aunque se va de América, en el corazón siempre llevará el espíritu de los Diablos Rojos.

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