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Reinaldo Rueda fue confirmado como nuevo técnico de la Selección Colombia hace pocos días. Este será el segundo ciclo de Rueda al mando del combinado nacional, tras un paso con meridiano éxito entre 2004 y 2006. Aunque sería tentador hacer una revisión de cómo jugaba aquella selección, los quince años que han pasado desde entonces sugieren prudencia a la hora de sacar conclusiones a partir de ello. Aquel equipo de Rueda puede dar pistas sobre los gustos y las inclinaciones del nuevo técnico, pero el fútbol que se juega hoy es distinto. Tres quinquenios en fútbol son toda una vida. En últimas se sigue tratando del mismo deporte, con el mismo objetivo, que es meter más goles que el rival, pero las tendencias tácticas en boga en la actualidad plantean escenarios y retos que no existían durante las eliminatorias a la Copa del Mundo de Alemania. A continuación, un resumen de los principales cambios tácticos en el juego entre la última vez que Rueda dirigió a la selección y hoy.
1) La salida desde atrás
Salir jugando desde atrás se hace desde finales del siglo XIX. La diferencia estriba en el énfasis que se hace en esa fase del juego y la sofisticación consecuente. Con honrosas excepciones como los Barcelona y el Ajax de Johan Cruyff y Louis van Gaal de finales de la década de 1980 y la siguiente, o la México de Ricardo La Volpe, los equipos que decidían salir jugando con pases lo hacían sin modificar la estructura del equipo y dándole la batuta de la misma a jugadores cerebrales a elegir entre alguno de los defensas y los volantes de primera línea.
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A partir del éxito de los modelos de juego de posición de entrenadores como Josep Guardiola y José Mourinho, eso cambió y los equipos comenzaron a dibujar intrincadas configuraciones para ejecutar esos primeros pases buscando crear ventajas desde el inicio de la jugada, involucrando a un número alto de jugadores, desde el arquero, que ahora debe ser más que competente con los pies, hasta los delanteros.
2) La presión
La presión también ha dado un vuelco, tanto para adaptarse a los nuevos sistemas de salida como por su propio valor. Atrás quedaron las presiones zonales que buscaban reducir el espacio al poseedor del balón y ahogarlo para provocar un error y recuperar el balón, sobre todo en zona media. Las presiones contemporáneas tienen un objetivo ofensivo: robar el balón lo más cerca del arco rival como sea posible para simplificar los caminos hacia el gol.Los grandes promotores de esto han sido los alemanes, con Ralf Rangnick y Jürgen Klopp como adalides. Allá bautizaron este tipo de presión como «gegenpressing», que traduce literalmente «contrapresión», para hacer énfasis en que esta se da inmediatamente tras perder el balón. Con la sofisticación de la salida desde atrás, el «gegenpressing» también ha dado lugar a estructuras de presión que parten desde situaciones estáticas en el último tercio del campo, lo que ha generado situaciones que antes hubiesen arqueado más de una ceja: delanteros correteando a defensores hasta el córner mientras sus compañeros siguen el movimiento, dejando peligrosos espacios a sus espaldas sin la garantía del fuera de lugar como colchón de seguridad.
3) Los marcajes
Los sistemas de marcajes al hombre fueron desapareciendo paulatinamente en la década de 1990. Para cuando Rueda asumió el mando de la selección por primera vez, estos se consideraban del todo obsoletos y eran una anomalía. En el último decenio, junto con los cambios en la forma en la que presionan los equipos, surgió una tendencia a volver a usar marcajes al hombre para emparejar a los jugadores del equipo que defiende con los del que tiene el balón a la hora de presionar. El argentino Marcelo Bielsa, de los pocos que no abandonó los marcajes al hombre al uso en aquella época, fue uno de los propulsores de este nuevo uso de la marcación individual. Equipos como el Southampton de Ralph Hasenhüttl o la Atalanta de Gian Piero Gasperini, además del Leeds del mencionado Bielsa, son ejemplos exitosos de ese mecanismo defensivo. En la práctica, los jugadores realizan persecuciones individuales a sus jugadores referenciados por todo el campo mientras el equipo presiona. Si la presión es vencida y el equipo tiene que replegar, es común verlos volver a un sistema zonal.
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4) El juego de posición
Considerado como una cultura táctica de nicho durante toda la segunda mitad del siglo XX, en las dos décadas que llevamos del siglo XXI hemos visto cómo el juego de posición le comió el terreno a otro tipo de organizaciones de juego. Especialmente tras el Barcelona de Guardiola, muchos entrenadores hicieron la transición hacia ese modelo. En resumen, el juego de posición hace un reparto racional de espacios en todo el campo a partir de las posiciones de los jugadores, con una tendencia a fijarlos en zonas específicas para dar referencias de pase de memoria a los jugadores que tienen el balón a las espaldas de las líneas de presión contrarias, abrir la defensa rival a partir del posicionamiento amplio y profundo de los jugadores y generar situaciones de uno contra uno constantes. Así, conceptos considerados inmutables como el de «no estar para llegar» y el «toco y me voy» fueron reemplazados y se insta a los jugadores a no acercarse al balón para apoyar a sus compañeros sino a esperar a que este se los pase. Las aplicaciones a rajatabla suelen provocar equipos demasiado rígidos, pero cuando se aplica bien, el resultado es equipos que mueven el balón muy rápido y que suelen encontrar a jugadores desmarcados con facilidad, haciéndose muy difíciles de defender. En Colombia, Juan Carlos Osorio utilizó el juego de posición con éxito, mientras que en Sudamérica se pueden citar equipos como Independiente del Valle de los españoles Ismael Rescalvo y Miguel Ángel Ramírez o la Chile de Jorge Sampaoli.
5) Líneas de cinco delanteros y el rol de los laterales
Como consecuencia de todo lo anterior, en el último lustro se ha vuelto normal encontrarse con equipos que presentan líneas de cuatro, cinco y hasta seis delanteros, justo como en la primera mitad del siglo XX. A partir de 1950, el número de delanteros se fue reduciendo hasta el punto de que se llegó a predecir que el sistema del futuro sería el 4-6-0, y en parte se puede decir que la España campeona de la Eurocopa de 2012 hizo realidad esa teoría. No obstante, desde entonces equipos de todo el mundo han ido sumando delanteros a sus alineaciones, despoblando la defensa y el mediocampo. Esta tendencia ha tenido un efecto colateral en el rol de los laterales: por un lado, muchos optaron por jugar sin ellos, poniendo en las bandas a jugadores ofensivos con la responsabilidad de bajar a defender si fuese necesario en sistemas de tres o dos defensas; otros, manteniéndolos en teoría, decidieron bien darles un rol de mediocampistas, metiéndose por dentro cuando el equipo tiene balón en lugar de correr la banda, bien pedirles que se ubiquen como extremos cuando el equipo tiene el balón desde el principio de la jugada, en lugar de llegar a esas zonas en la medida en la que el equipo progrese. También puede verse versiones mixtas, con el teórico lateral de un lado jugando en el centro del campo y el otro haciendo las veces de puntero, como lo hace la Brasil de Tite.
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6) Los sistemas híbridos
En los setentas y los ochentas, en Europa era común ver sistemas híbridos, que con los mismos jugadores variaban partido a partido y jugada a jugada dependiendo de los marcajes necesarios y de los movimientos de los jugadores, que muchas veces tenían roles duales como los descritos de los laterales en el inciso anterior: dependiendo de la fase del juego debían ser una u otra cosa y moverse por uno u otro lado del campo. Era una cultura de juego muy típica de países como Alemania o Italia. Como resultado de las tendencias tácticas desarrolladas en estos quince años, se ha vuelto una constante ver equipos que han retomado esa idea. El RB Leipzig entrenador por Julian Nagelsmann es uno de los ejemplos punteros. Por la influencia de la revolución de la defensa zonal, esa idea se había desterrado a favor de organizaciones más racionales preparadas para defender los espacios. Rueda, como estudiante a la vanguardia en esa época, sigue siendo adepto a estructuras menos líquidas.
Por: Eduardo Ustáriz- @10Kundera