Atlético Bucaramanga: setenta y cinco años esperando este momento
Apoteosis en el departamento de Santander, en donde el 15 de junio de 2024 será recordado por siempre gracias a su equipo de fútbol.
Luis Guillermo Ordoñez
El Atlético Bucaramanga se fundó el 11 de mayo de 1949, pero el día más importante de su historia, desde el sábado, es el 15 de junio de 2024, cuando llegó por fin su primera estrella. Durante 75 años toda una región soñó con gritar “¡campeón!”, como lo hicieron Rafael Dudamel y sus jugadores en El Campín. El conjunto leopardo era el único de los clubes tradicionales e históricos de Colombia que nunca había conquistado un título.
Y lo hizo, además, con absoluta justicia, pues fue el mejor de la fase todos contra todos, en los cuadrangulares eliminando nada menos que a los tres campeones más recientes: Pereira, Junior y Millonarios, y en una emocionante final superó a Santa Fe en la definición por lanzamientos desde el punto penalti, algo que se volvió costumbre en el fútbol profesional colombiano.
La celebración en la ciudad y en todo el departamento de Santander apenas comienza. Día cívico y homenajes para los héroes leopardos. Los nombres de Aldair Quintana, Carlos Henao, Freddy Hinestroza, Fabri Castro, Fabián Zambueza, Aldair Gutiérrez, Kevin Cuesta, Jefferson Mena, Leonardo Flores, Émerson Córdoba, Daniel Mosquera y Joiber Micolta, entre otros, quedaron para siempre en los corazones de la hinchada, tanto o más que los de las figuras de antaño, como José Américo Montanini, Herman Cuca Aceros, Misael Papo Florez, Miguel Oswaldo González, Jesús Kiko Barrios y Jorge Ramoa,
Y mucho más el de Rafael Dudamel, el técnico venezolano que fue el alma del proyecto y logró convencer al plantel de que podía lograr objetivos grandes.
El semestre de Bucaramanga fue de ensueño. Jugó 27 partidos, de los cuales ganó 14, empató ocho y perdió solo cinco. Marcó 31 goles y permitió 16. Con 49 puntos tuvo un rendimiento del 60,4 %. Fue un equipo serio, efectivo y con gran regularidad, que hizo respetar la casa y sacó puntos muy importantes en condición de visitante. Complementó el orden y la entrega de la mayoría de sus jugadores, con el talento y el desequilibrio de algunos de la mitad para adelante. Supo sufrir y sacó la casta en los momentos definitivos. Además, hay que decirlo, tuvo la dosis de suerte que también necesitan los ganadores.
Celebración sin precedentes
Pero si fue emocionante la conquista del título, tras el empate 3-3 en el marcador global ante Santa Fe y la victoria 6-5 en los lanzamientos desde el punto penalti, lo fueron mucho más las reacciones de cientos de miles de hinchas del Bucaramanga, desde los más viejos, que acariciaron la estrella por allá en 1960, hasta los jóvenes, que lo único que habían festejado eran ascensos, pasando por quienes vivieron la final de 1997, en la que la superioridad del rival no les permitió ni siquiera ilusionarse con ganar el trofeo.
La numerosa colonia santandereana en Bogotá hizo la fiesta. Unos 2.500 hinchas, muchos de ellos camuflados entre la multitud albirroja, se escucharon después en el estadio ya vacío, como si fueran millones cantando el himno de su región. Y en Bucaramanga el festejo no ha parado y, por lo pronto, no parará. Tampoco los recuerdos de la gran historia del club y sus leyendas.
El agradecimiento a los jóvenes bumangueses que se reunieron en la carpintería de Miguel González, en la calle 35 con carrera 12 de la capital santandereana, para oficializar el nacimiento de un equipo que representara a la región. O al goleador histórico José Américo Montatini, fallecido en noviembre pasado, a quien le atribuyen ayuda desde el cielo.
El destino no lo quiso, pero Santa Fe también habría sido un justo campeón. La décima estrella le sigue siendo esquiva, pero no se le puede reprochar nada al cuerpo técnico ni al plantel. Terminaron el semestre primeros en la reclasificación, con 53 puntos y un rendimiento del 65,4 %. El equipo, que ganó 16 partidos, perdió seis y empató cinco, recuperó el protagonismo que había perdido hace algunos años, volvió a enamorar a su hinchada y dejó bases para que, con continuidad y algunos ajustes, el proyecto liderado por Pablo Peirano siga dando resultados.
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El Atlético Bucaramanga se fundó el 11 de mayo de 1949, pero el día más importante de su historia, desde el sábado, es el 15 de junio de 2024, cuando llegó por fin su primera estrella. Durante 75 años toda una región soñó con gritar “¡campeón!”, como lo hicieron Rafael Dudamel y sus jugadores en El Campín. El conjunto leopardo era el único de los clubes tradicionales e históricos de Colombia que nunca había conquistado un título.
Y lo hizo, además, con absoluta justicia, pues fue el mejor de la fase todos contra todos, en los cuadrangulares eliminando nada menos que a los tres campeones más recientes: Pereira, Junior y Millonarios, y en una emocionante final superó a Santa Fe en la definición por lanzamientos desde el punto penalti, algo que se volvió costumbre en el fútbol profesional colombiano.
La celebración en la ciudad y en todo el departamento de Santander apenas comienza. Día cívico y homenajes para los héroes leopardos. Los nombres de Aldair Quintana, Carlos Henao, Freddy Hinestroza, Fabri Castro, Fabián Zambueza, Aldair Gutiérrez, Kevin Cuesta, Jefferson Mena, Leonardo Flores, Émerson Córdoba, Daniel Mosquera y Joiber Micolta, entre otros, quedaron para siempre en los corazones de la hinchada, tanto o más que los de las figuras de antaño, como José Américo Montanini, Herman Cuca Aceros, Misael Papo Florez, Miguel Oswaldo González, Jesús Kiko Barrios y Jorge Ramoa,
Y mucho más el de Rafael Dudamel, el técnico venezolano que fue el alma del proyecto y logró convencer al plantel de que podía lograr objetivos grandes.
El semestre de Bucaramanga fue de ensueño. Jugó 27 partidos, de los cuales ganó 14, empató ocho y perdió solo cinco. Marcó 31 goles y permitió 16. Con 49 puntos tuvo un rendimiento del 60,4 %. Fue un equipo serio, efectivo y con gran regularidad, que hizo respetar la casa y sacó puntos muy importantes en condición de visitante. Complementó el orden y la entrega de la mayoría de sus jugadores, con el talento y el desequilibrio de algunos de la mitad para adelante. Supo sufrir y sacó la casta en los momentos definitivos. Además, hay que decirlo, tuvo la dosis de suerte que también necesitan los ganadores.
Celebración sin precedentes
Pero si fue emocionante la conquista del título, tras el empate 3-3 en el marcador global ante Santa Fe y la victoria 6-5 en los lanzamientos desde el punto penalti, lo fueron mucho más las reacciones de cientos de miles de hinchas del Bucaramanga, desde los más viejos, que acariciaron la estrella por allá en 1960, hasta los jóvenes, que lo único que habían festejado eran ascensos, pasando por quienes vivieron la final de 1997, en la que la superioridad del rival no les permitió ni siquiera ilusionarse con ganar el trofeo.
La numerosa colonia santandereana en Bogotá hizo la fiesta. Unos 2.500 hinchas, muchos de ellos camuflados entre la multitud albirroja, se escucharon después en el estadio ya vacío, como si fueran millones cantando el himno de su región. Y en Bucaramanga el festejo no ha parado y, por lo pronto, no parará. Tampoco los recuerdos de la gran historia del club y sus leyendas.
El agradecimiento a los jóvenes bumangueses que se reunieron en la carpintería de Miguel González, en la calle 35 con carrera 12 de la capital santandereana, para oficializar el nacimiento de un equipo que representara a la región. O al goleador histórico José Américo Montatini, fallecido en noviembre pasado, a quien le atribuyen ayuda desde el cielo.
El destino no lo quiso, pero Santa Fe también habría sido un justo campeón. La décima estrella le sigue siendo esquiva, pero no se le puede reprochar nada al cuerpo técnico ni al plantel. Terminaron el semestre primeros en la reclasificación, con 53 puntos y un rendimiento del 65,4 %. El equipo, que ganó 16 partidos, perdió seis y empató cinco, recuperó el protagonismo que había perdido hace algunos años, volvió a enamorar a su hinchada y dejó bases para que, con continuidad y algunos ajustes, el proyecto liderado por Pablo Peirano siga dando resultados.
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