Las razones de la eliminación de Atlético Nacional en la Liga BetPlay

Pocas veces ha salido Nacional chiflado del estadio Atanasio Girardot de Medellín. Incluso en los malos momentos, su hinchada ha sabido aguantar y respaldarlo. Pero el miércoles se rebosó la copa y tras la derrota ante el Deportivo Cali, que significó su eliminación prematura de la Liga BetPlay, los jugadores verdolagas dejaron el terreno de juego en medio de chiflidos y gritos de reproche. El gran favorito al título, el equipo que cabalgó la fase todos contra todos, el que tiene una de las mejores nóminas del país, completó ocho torneos, cuatro años, sin conquistar una estrella.

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Este semestre, Nacional ha jugado 24 partidos, con 12 victorias, ocho empates y apenas cuatro derrotas, 36 goles anotados y 20 recibidos. Sigue siendo el de mejor rendimiento, pero ya no será campeón.

Pero, ¿qué le pasó al equipo que dirige el joven técnico Alejandro Restrepo? ¿Por qué se cayó? Hace mes y medio, las cifras indicaban que era el gran candidato al título, muy por encima de los demás, pero en los últimos 10 partidos su rendimiento se vino abajo.

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En noviembre y lo que va de diciembre, jugó 10 partidos y solamente ganó uno, el de la ida de la final de la Copa BetPlay ante Deportivo Pereira, en casa. Empató cinco juegos más y perdió cuatro, uno por la Copa ante los matecañas en la vuelta de la final, otro contra Millonarios en el cierre del todos contra todos, y los dos ante el Cali en el cuadrangular semifinal A, los que determinaron su eliminación.

“En teste momento lo que más nos ocupa es pasar este doloroso momento y buscar un aprendizaje. Todos tenemos que ser críticos y reflexivos en este momento: cuerpo técnico y jugadores, evaluar nuestros errores y tomar medidas para que el club vuelva al lugar que se merece”, aseguró Alejandro Restrepo después de la derrota 2-1 ante el Cali.

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La primera razón de la eliminación es que el equipo perdió la contundencia y efectividad que tuvo en la primera parte del torneo. Nacional no enamoraba con su juego, no seducía. De hecho ni siquiera dominaba los partidos con la tenencia de balón, su gran virtud histórica, pero aprovechaba las pocas opciones de gol que creaba, con Jefferson Duque, Jonathan Álvez, Dórlan Pabón, Andrés Andrade y Jarlan Barrera como estandartes de un colectivo que no funcionaba como tal, sino que era salvado por esas individualidades.

Y no tuvo liderazgo dentro ni fuera de la cancha. Nacional no tuvo un caudillo, como Teo Gutiérrez en el Cali o Macallister Silva en Millonarios. De hecho, acusó la ausencia en los últimos partidos, por lesión, de Baldomero Perlaza, el hombre del orden y el temperamento en la mitad.

Eso también tiene que ver con la floja respuesta física del equipo en el último mes. Los jugadores lucían cansados. En realidad, Restrepo no rotó mucho el plantel, a pesar de haber logrado la clasificación a los cuadrangulares con mucha anticipación. Incluso utilizó a la mayoría de titulares en el duelo de vuelta ante Pereira, por la final de la Copa, aunque había ganado 5-0 en la ida. Respetuoso con el rival, pero innecesario a juzgar con el resultado.

“Esto es ciento por ciento futbolístico”, insistió Restrepo, mientras que el volante Sebastián Gómez lo defendió diciendo: “Esto no es de técnicos, es de los jugadores. El profe vino a implementar su estilo, su ADN, y nosotros fallamos. Le pedimos disculpas a la hinchada. Si nos tenemos que ir, nos vamos todos”.

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Pero la crisis verdolaga es más de fondo. En su administración y dirección también hay inestabilidad. Después de las exitosas eras en el banquillo de Juan Carlos Osorio y Reinaldo Rueda, entre 2012 y 2017, han pasado siete entrenadores, incluido Osorio; pero ninguno ha completado un año.

Los presidentes tampoco han durado mucho, pues en cuatro temporadas han estado tres: Andrés Botero Phillipsbourne, Juan David Pérez y ahora Emilio Gutiérrez Gómez.

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Y esa falta de rumbo claro es, para muchos, la principal razón de los constantes fracasos, porque dos títulos de Copa Colombia (2018 y 2021) y un par de clasificaciones para la Libertadores en el último tiempo son un balance muy discreto para el club más ganador en la historia del balompié nacional.

Ante la incertidumbre sobre la continuidad de Alejandro Restrepo en el banquillo verdolaga, hay voces a favor y en contra. Para un sector de la hinchada, es un entrenador joven que merece otro oportunidad y que pasó la novatada en estas finales.

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Otro grupo piensa que se debe ir, porque “no tiene capacidad de decisión en Nacional. Alejandro no tiene experiencia ni bagaje para dirigir al equipo, pero no es su culpa, sino de quienes lo contrataron. Además hay jugadores que no pudieron con la camiseta”, como asegura el exdelantero León Darío Muñoz, quien fue campeón con el cuadro paisa.

Aunque ya sin opciones de llegar a la final, Nacional buscará seguir sumando puntos para la reclasificación, en la que es tercero con 79 puntos, detrás de Tolima y Millonarios. Para 2022 tiene cupo a la fase previa de la Copa Libertadores y si quiere ser verdaderamente competitivo deberá renovarse luego de una temporada de altibajos que dejó un sabor amargo en su fanaticada.

Pocas veces ha salido Nacional chiflado del estadio Atanasio Girardot de Medellín. Incluso en los malos momentos, su hinchada ha sabido aguantar y respaldarlo. Pero el miércoles se rebosó la copa y tras la derrota ante el Deportivo Cali, que significó su eliminación prematura de la Liga BetPlay, los jugadores verdolagas dejaron el terreno de juego en medio de chiflidos y gritos de reproche. El gran favorito al título, el equipo que cabalgó la fase todos contra todos, el que tiene una de las mejores nóminas del país, completó ocho torneos, cuatro años, sin conquistar una estrella.

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Este semestre, Nacional ha jugado 24 partidos, con 12 victorias, ocho empates y apenas cuatro derrotas, 36 goles anotados y 20 recibidos. Sigue siendo el de mejor rendimiento, pero ya no será campeón.

Pero, ¿qué le pasó al equipo que dirige el joven técnico Alejandro Restrepo? ¿Por qué se cayó? Hace mes y medio, las cifras indicaban que era el gran candidato al título, muy por encima de los demás, pero en los últimos 10 partidos su rendimiento se vino abajo.

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En noviembre y lo que va de diciembre, jugó 10 partidos y solamente ganó uno, el de la ida de la final de la Copa BetPlay ante Deportivo Pereira, en casa. Empató cinco juegos más y perdió cuatro, uno por la Copa ante los matecañas en la vuelta de la final, otro contra Millonarios en el cierre del todos contra todos, y los dos ante el Cali en el cuadrangular semifinal A, los que determinaron su eliminación.

“En teste momento lo que más nos ocupa es pasar este doloroso momento y buscar un aprendizaje. Todos tenemos que ser críticos y reflexivos en este momento: cuerpo técnico y jugadores, evaluar nuestros errores y tomar medidas para que el club vuelva al lugar que se merece”, aseguró Alejandro Restrepo después de la derrota 2-1 ante el Cali.

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La primera razón de la eliminación es que el equipo perdió la contundencia y efectividad que tuvo en la primera parte del torneo. Nacional no enamoraba con su juego, no seducía. De hecho ni siquiera dominaba los partidos con la tenencia de balón, su gran virtud histórica, pero aprovechaba las pocas opciones de gol que creaba, con Jefferson Duque, Jonathan Álvez, Dórlan Pabón, Andrés Andrade y Jarlan Barrera como estandartes de un colectivo que no funcionaba como tal, sino que era salvado por esas individualidades.

Y no tuvo liderazgo dentro ni fuera de la cancha. Nacional no tuvo un caudillo, como Teo Gutiérrez en el Cali o Macallister Silva en Millonarios. De hecho, acusó la ausencia en los últimos partidos, por lesión, de Baldomero Perlaza, el hombre del orden y el temperamento en la mitad.

Eso también tiene que ver con la floja respuesta física del equipo en el último mes. Los jugadores lucían cansados. En realidad, Restrepo no rotó mucho el plantel, a pesar de haber logrado la clasificación a los cuadrangulares con mucha anticipación. Incluso utilizó a la mayoría de titulares en el duelo de vuelta ante Pereira, por la final de la Copa, aunque había ganado 5-0 en la ida. Respetuoso con el rival, pero innecesario a juzgar con el resultado.

“Esto es ciento por ciento futbolístico”, insistió Restrepo, mientras que el volante Sebastián Gómez lo defendió diciendo: “Esto no es de técnicos, es de los jugadores. El profe vino a implementar su estilo, su ADN, y nosotros fallamos. Le pedimos disculpas a la hinchada. Si nos tenemos que ir, nos vamos todos”.

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Pero la crisis verdolaga es más de fondo. En su administración y dirección también hay inestabilidad. Después de las exitosas eras en el banquillo de Juan Carlos Osorio y Reinaldo Rueda, entre 2012 y 2017, han pasado siete entrenadores, incluido Osorio; pero ninguno ha completado un año.

Los presidentes tampoco han durado mucho, pues en cuatro temporadas han estado tres: Andrés Botero Phillipsbourne, Juan David Pérez y ahora Emilio Gutiérrez Gómez.

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Y esa falta de rumbo claro es, para muchos, la principal razón de los constantes fracasos, porque dos títulos de Copa Colombia (2018 y 2021) y un par de clasificaciones para la Libertadores en el último tiempo son un balance muy discreto para el club más ganador en la historia del balompié nacional.

Ante la incertidumbre sobre la continuidad de Alejandro Restrepo en el banquillo verdolaga, hay voces a favor y en contra. Para un sector de la hinchada, es un entrenador joven que merece otro oportunidad y que pasó la novatada en estas finales.

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Otro grupo piensa que se debe ir, porque “no tiene capacidad de decisión en Nacional. Alejandro no tiene experiencia ni bagaje para dirigir al equipo, pero no es su culpa, sino de quienes lo contrataron. Además hay jugadores que no pudieron con la camiseta”, como asegura el exdelantero León Darío Muñoz, quien fue campeón con el cuadro paisa.

Aunque ya sin opciones de llegar a la final, Nacional buscará seguir sumando puntos para la reclasificación, en la que es tercero con 79 puntos, detrás de Tolima y Millonarios. Para 2022 tiene cupo a la fase previa de la Copa Libertadores y si quiere ser verdaderamente competitivo deberá renovarse luego de una temporada de altibajos que dejó un sabor amargo en su fanaticada.