Agónico triunfo del Deportes Tolima sobre Atlético Nacional
El cuadro pijao desperdició una pena máxima, pero encontró el tanto de la victoria en la cabeza de Sergio Mosquera. Nacional extrañó a Dayro Moreno.
Redacción deportiva - @DeportesEE
El fútbol es suspenso, angustia, frustración, esperanza y, finalmente, tristeza o alegría. Por ejemplo: suspenso cuando Marco Pérez le pidió la pelota rápido al recogebolas, sacó de lateral para Ángelo Rodríguez y este fue derribado por el defensor Felipe Aguilar en el área. Penal para el Deportes Tolima. Angustia del aficionado tolimense por las pausas exageradas del delantero sanandresano antes del cobro y frustración ante la pierna extendida de Franco Armani que contuvo el remate. Tristeza para unos, alegría para otros, para los hinchas de Atlético Nacional que llegaron al estadio Manuel Murillo Toro.
Esperanza para ambos, también para Alberto Gamero en el banco visitante, para Juan Manuel Lillo en el visitante. El gol no llegó en el minuto 64, lo haría después, como premio a la intención, a no dejarse derrumbar después del error, a borrar lo sucedido de la mente y seguir atacando, a la necesidad de sacar diferencias como local.
Fue en el cobro de una falta de Sebastián Villa, el hombre que parece no entregar mal la pelota, el que tiene la sensibilidad de la mano en el pie. Y el que juega siempre con la cabeza levantada. Le pegó al balón con sutileza y desde atrás, como un caballo desbocado, Sergio Mosquera le ganó el salto a su marcador y con un cabezazo seco venció la portería de Armani. El argentino no las puede tapar todas.
Alegría de nuevo, esta vez para los hinchas del club pijao. Y con el marcador en contra, Nacional se acordó de atacar, pero no contó con suerte. Entre las pausas del Tolima sucumbieron las ganas del visitante. Un balón en el palo, otro que pasó cerca del arco de Joel Silva y el partido se acabó. Se terminó luego de los seis minutos de adición que se convirtieron en ocho, de los despejes desesperados y de los centros sin destino.
Y Tolima ganó, aumentó su invicto en casa a 20 fechas y tomó una ventaja mínima, pero ventaja al fin de cuentas. A Nacional le hizo falta Dayro Moreno y mucho, pues adelante parece no tener opciones si su delantero está ausente. Ya van cuatro partidos sin anotar. El juego de vuelta será el próximo sábado en el Atanasio Girardot de Medellín, donde otra vez habrá suspenso, angustia, frustración, esperanza y, finalmente, tristeza o alegría. De eso se trata el fútbol.
El fútbol es suspenso, angustia, frustración, esperanza y, finalmente, tristeza o alegría. Por ejemplo: suspenso cuando Marco Pérez le pidió la pelota rápido al recogebolas, sacó de lateral para Ángelo Rodríguez y este fue derribado por el defensor Felipe Aguilar en el área. Penal para el Deportes Tolima. Angustia del aficionado tolimense por las pausas exageradas del delantero sanandresano antes del cobro y frustración ante la pierna extendida de Franco Armani que contuvo el remate. Tristeza para unos, alegría para otros, para los hinchas de Atlético Nacional que llegaron al estadio Manuel Murillo Toro.
Esperanza para ambos, también para Alberto Gamero en el banco visitante, para Juan Manuel Lillo en el visitante. El gol no llegó en el minuto 64, lo haría después, como premio a la intención, a no dejarse derrumbar después del error, a borrar lo sucedido de la mente y seguir atacando, a la necesidad de sacar diferencias como local.
Fue en el cobro de una falta de Sebastián Villa, el hombre que parece no entregar mal la pelota, el que tiene la sensibilidad de la mano en el pie. Y el que juega siempre con la cabeza levantada. Le pegó al balón con sutileza y desde atrás, como un caballo desbocado, Sergio Mosquera le ganó el salto a su marcador y con un cabezazo seco venció la portería de Armani. El argentino no las puede tapar todas.
Alegría de nuevo, esta vez para los hinchas del club pijao. Y con el marcador en contra, Nacional se acordó de atacar, pero no contó con suerte. Entre las pausas del Tolima sucumbieron las ganas del visitante. Un balón en el palo, otro que pasó cerca del arco de Joel Silva y el partido se acabó. Se terminó luego de los seis minutos de adición que se convirtieron en ocho, de los despejes desesperados y de los centros sin destino.
Y Tolima ganó, aumentó su invicto en casa a 20 fechas y tomó una ventaja mínima, pero ventaja al fin de cuentas. A Nacional le hizo falta Dayro Moreno y mucho, pues adelante parece no tener opciones si su delantero está ausente. Ya van cuatro partidos sin anotar. El juego de vuelta será el próximo sábado en el Atanasio Girardot de Medellín, donde otra vez habrá suspenso, angustia, frustración, esperanza y, finalmente, tristeza o alegría. De eso se trata el fútbol.