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Desde que hizo parte de las selecciones juveniles de Colombia, en las que compartió con jugadores como David Ospina, Pablo Armero, Camilo Zúñiga, Abel Aguilar o Radamel Falcao García, por mencionar algunos, el delantero tolimense demostró el potencial necesario para llegar lejos en su carrera como futbolista. Claro que así como era de bueno para marcar goles, también se hizo fama de borracho e indisciplinado. Y justamente fue eso lo que no le permitió dar un salto de calidad.
Si fuera por condiciones, Dayro pudiera estar consolidado en clubes europeos, pero su comportamiento dentro y fuera del terreno de juego lo han llevado a cargar un costal muy pesado a sus espaldas. Esa famosa celebración con el Once Caldas en la que sale a abrazar un inflable de una botella de aguardiente es tan cómica como real en su vida personal y deportiva, en la que los conflictos y las polémicas lo han acompañado.
(Puede leer: Dayro Moreno fue despedido de Atlético Nacional por indisciplina).
En el caso de los deportistas colombianos, la mayoría no cuentan con una buena formación personal ni académica, llegan al alto rendimiento gracias a su talento pero no por consecuencia de una preparación integral, en la que no sólo importa que los resultados salgan bien sino cómo se logran. Y Dayro es ejemplo de eso, de un joven con un sueño por delante y un talento superior que no fue bien complementado y por eso ha tenido que sufrir tanto en los años de futbolista profesional.
La fama se le subió a la cabeza rápidamente. No porque se creyera más que los demás y mirara por encima del hombro a los que crecieron junto a él en Chicoral, Tolima. Todo lo contrario, allá es ídolo y ahora que lo tiene todo ayuda a los que o necesitan. Pero lo que le pasó es que cuando tuvo lo que nunca pudo se desordenó.
En sus inicios era muy callado y reservado con sus cosas. El tipo extrovertido, con buen sentido del humor y look de cantante de reguetón es algo de ahora. “No hablaba con todo el mundo, le daba pena. Eso sí, su gran sueño era triunfar en el fútbol para ayudar a sus hermanas mayores, y eso es algo que ya ha hecho, pues ambas son profesionales”, asegura Carlos “El Panelo” Valencia, quien lo formó en el Once Caldas y hoy en día tiene una figura paterna con el futbolista. “Hablamos mucho, no sólo de fútbol. Tenemos una estrecha relación”, asegura.
El tolimense de 32 años ha sido un ganador. Como aficionado triunfó con sus equipos en todas las categorías, y cuando apenas llevaba un año con el Once Caldas, hizo parte de la nómina que ganó el título de 2003 y la Copa Libertadores de 2004. En el club albo creció y se hizo ídolo. A pesar de sus problemas de indisciplina, siempre respondió en la cancha. En 2010 nuevamente fue campeón con el Once, y ese año y en 2007 terminó como máximo artillero del FPC. Luego, en 2014, con la camiseta de Millonarios. Y en 2017 volvió a ser el gran goleador del torneo y de la Copa con Nacional.
Con sus actos ha manchado su buena imagen como futbolista, sobre todo en su última etapa con Atlético Nacional. En el partido de vuelta por los octavos de final de Copa Colombia ante el Junior de Barranquilla, Dayro tuvo una fuerte discusión con el argentino Gonzalo Castellani. Mientras iban al camerino se empujaron, manotearon y hasta llegaron a chocar sus cabezas. Sus mismos compañeros de equipo tuvieron que separarlos y calmarlos.
Ese fue un primer aviso de la actitud de Dayro, pero en el equipo verdolaga trataron el tema como algo normal del fútbol y que eso se arreglaría internamente. Él estaba pasando por un mal momento personal, además de una sequía goleadora. Unos meses más tarde, fue separado del grupo de jugadores de Atlético Nacional, junto a Alexis Henríquez, porque no se presentaron a un entrenamiento por haber estado de fiesta, justo antes del partido de vuelta de la Copa Libertadores ante el Tucumán de Argentina y que posteriormente significó la eliminación del equipo antioqueño del certamen internacional.
Ya estaba avisado. El vaso que rebosó la copa fue la discusión con su compañero John Lucumí. Aunque él fue el agredido en un principio, luego siguió la discusión y respondió con fuerza. El informe fue letal y por eso la decisión de dar por terminado su contrato con Nacional por justa causa.
Seguro el fútbol le dará una nueva oportunidad, por sus condiciones y su edad (32 años) aun le quedan muchos goles por celebrar, pero debe rodearse mejor y con un psicólogo, como lo ha hecho en los últimos tiempos, para superar este momento.