El regreso del rey David y los hijos pródigos que le dieron el título a Nacional
El arquero verdolaga fue el líder del proyecto que devolvió al cuadro paisa a lo más alto del fútbol colombiano.
Hace unos días, cuando se calentaba la final del fútbol colombiano, Gastón Pezzuti le dijo a El Espectador que una de las principales claves del buen momento de Atlético Nacional, tras su título en la Copa BetPlay y la final contra Tolima que se asomaba en el horizonte, era la repatriación de jugadores que sentían un profundo cariño por el club.
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Hace unos días, cuando se calentaba la final del fútbol colombiano, Gastón Pezzuti le dijo a El Espectador que una de las principales claves del buen momento de Atlético Nacional, tras su título en la Copa BetPlay y la final contra Tolima que se asomaba en el horizonte, era la repatriación de jugadores que sentían un profundo cariño por el club.
“Este semestre se buscaron posiciones y a jugadores muy puntuales que ayudaron no solo dentro de la cancha, sino también fuera de ella, promoviendo un sentido de pertenencia hacia el equipo”, explicó Pezzuti. Para él, esa conexión emocional y el liderazgo dentro del vestuario marcaron la diferencia en este exitoso semestre verdolaga.
El proyecto de Nacional se fortaleció con la llegada de figuras experimentadas como William Tesillo y Alfredo Morelos, quienes fueron determinantes en el título. Sin embargo, a ellos se sumaron jugadores con pasado verde como Jorman Campuzano, Edwin Cardona y, sobre todo, David Ospina. Hijos pródigos con amor por esa camiseta.
Su retorno simbolizó no solo jerarquía bajo los tres palos, sino también liderazgo en los momentos decisivos. René Higuita, ídolo verdolaga, destacó esa conexión emocional que volvió a encender la pasión del equipo: “Veo el orgullo de pertenecer a Nacional, el equipo que tiene más copas. Nosotros logramos no solo títulos, sino que también trajimos más hinchas. Esa identidad sigue viva”.
David Ospina fue el gran líder de este Nacional campeón. Con el brazalete de capitán, volvió a Medellín para escribir una nueva página dorada en su carrera. “Sé que está arriba. Está feliz y gracias a él estoy donde estoy. Quisiera que viviera esto conmigo”, dijo emocionado al recordar a su padre tras la final. También resaltó el apoyo de su familia y de los hinchas: “Mi familia ha estado conmigo. En los buenos y en los malos momentos. Estoy feliz de estar con esta gente y de ver a la gente de Atlético Nacional celebrar”. Sus palabras reflejaron el orgullo de defender los colores del equipo que lo vio nacer.
La épica del regreso de Ospina es difícil de igualar. Se fue de Medellín a los 17 años como bicampeón con Nacional y construyó una carrera histórica en Europa, pasando por clubes como el Niza, el Arsenal y el Napoli. Además, fue referente en la selección de Colombia, siendo pieza clave en dos Mundiales. Su retorno al club para levantar dos títulos en un semestre, la Copa BetPlay y la estrella 18, reafirma su legado como uno de los jugadores más importantes en la historia del club. Ospina volvió a casa para liderar desde el arco y guiar al equipo hacia nuevos logros.
En lo deportivo, Atlético Nacional volvió a encontrar su ADN. René Higuita lo definió como “buen manejo de balón, ofensivo, que saca resultados y lo pone a uno a soñar”. Ese ADN fue el que el equipo mostró en esta campaña, con fútbol propositivo y jugadores experimentados que marcaron la diferencia.
Más allá de las dificultades extradeportivas que enfrentó el grupo, Ospina reconoció el trabajo del cuerpo técnico y la unión del plantel. “Mucha situación pasó externa pero se supo pilotear. Este grupo supo manejarlo bien y trabajamos para que esto sucediera”, afirmó el capitán.
Con este título, Nacional reafirmó su condición de equipo más ganador en Colombia, ampliando su legado con 18 estrellas en la Liga y consolidándose como el club con más trofeos en el país. La dirección acertada, el regreso de líderes como Ospina y el respaldo de una hinchada incondicional fueron claves en un semestre inolvidable para el cuadro verdolaga, que ya mira hacia el futuro con la ambición de seguir escribiendo capítulos gloriosos.
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