Nacional quedó a un paso de semifinales
Con goles de Dayro Moreno, Rodín Quiñonez y Macnelly Torres, el conjunto antioqueño venció 3-1 a Jaguares en el partido de ida de los cuartos de final de la Liga Águila.
Jesús Miguel De La Hoz
Al cuadro verde el único que parece que puede frenarlo en la Liga Águila es Independiente Medellín. Recientemente lo derrotó en el último partido del Todos contra Todos 4-3 en un duelo de esos que quedará para siempre guardado en la memoria de los fanáticos. El resto de los equipos está varios escalones abajo. Regados uno por uno en una escalera que casi siempre termina con Atlético Nacional como número uno.
En Montería dejó claro que va por la liga. Que está lanzado de cabeza por ese objetivo, que en otras ocasiones pareció menor. A Jaguares no lo pasó por encima, pero sí lo dominó a placer. Demostró su superioridad dentro del terreno de juego. Aprovechó los errores del equipo costeño. Le hizo pagar sus inocentadas. Como esa de Ramón Córdoba al minuto 28. El defensor salió con alma de armador: dribló, dribló y dribló. Dejó a uno en el camino y cuando intentó pasar al segundo, Elkin Blanco lo desarmó, asistió a Dayro Moreno, quien de reojo vio a Wilder Mosquera dos pasos adelantado y con sutileza acomodó la punta del borde interno de su guayo por debajo del balón, que voló para encontrarse con la malla de la portería local.
La reacción costeña fue la esperada. Intentó levantarse de los escombros y de arrimarse por intermedio de Jesús Arrieta y Ray Vanegas a predios de Franco Armani, ese argentino que la defiende a capa y espada la portería, con voladas imposibles, que dejan boquiabierto hasta el más escéptico de todos. Pero Jaguares no pasó de ahí. El esfuerzo que hacía no se veía reflejado y así se extinguieron los minutos.
Y bastó un pestañeo para que apareciera la magia de Macnelly Torres. Para que el pie bendecido de este barranquillero encontrara un espacio en medio de la multitud. Y como en las películas del oeste: donde pone el ojo pone la bala. Por ahí se filtró el pase a Rodin Quiñonez para que Nacional marcara el segundo. Un golpe a la quijada para la fanaticada cordobesa que llenó la gradería occidental, la única con sombra del estadio Municipal.
El calor arreció y las piernas con el paso de los minutos se volvieron más pesadas. Correr era más difícil y la humedad ahogaba. Cuando Reinaldo Rueda pensaba darle aire a su equipo apareció Ray Vanegas para entregarle una pequeña pizca de esperanza a los locales, al minuto 65. El mediocampista marcó el descuento tras pase de Kevin Londoño. Y las ilusiones reaparecieron, pero así mismo fueron aplastadas. Cuatro minutos más tarde Dayro hizo de Macnelly y Macnelly hizo de Dayro. El primer asistió, el segundo definió. El 3-1 era la lápida marcada que dejaba fuera de juego a Jaguares. Después de eso el partido se hizo un suspiro. Pasó rápido y Nacional ganó. Una victoria más en liga. Tres puntos al bolsillo y la serie, que se define el sábado en Medellín, casi definida.
jdelahoz@elespectador.com
Al cuadro verde el único que parece que puede frenarlo en la Liga Águila es Independiente Medellín. Recientemente lo derrotó en el último partido del Todos contra Todos 4-3 en un duelo de esos que quedará para siempre guardado en la memoria de los fanáticos. El resto de los equipos está varios escalones abajo. Regados uno por uno en una escalera que casi siempre termina con Atlético Nacional como número uno.
En Montería dejó claro que va por la liga. Que está lanzado de cabeza por ese objetivo, que en otras ocasiones pareció menor. A Jaguares no lo pasó por encima, pero sí lo dominó a placer. Demostró su superioridad dentro del terreno de juego. Aprovechó los errores del equipo costeño. Le hizo pagar sus inocentadas. Como esa de Ramón Córdoba al minuto 28. El defensor salió con alma de armador: dribló, dribló y dribló. Dejó a uno en el camino y cuando intentó pasar al segundo, Elkin Blanco lo desarmó, asistió a Dayro Moreno, quien de reojo vio a Wilder Mosquera dos pasos adelantado y con sutileza acomodó la punta del borde interno de su guayo por debajo del balón, que voló para encontrarse con la malla de la portería local.
La reacción costeña fue la esperada. Intentó levantarse de los escombros y de arrimarse por intermedio de Jesús Arrieta y Ray Vanegas a predios de Franco Armani, ese argentino que la defiende a capa y espada la portería, con voladas imposibles, que dejan boquiabierto hasta el más escéptico de todos. Pero Jaguares no pasó de ahí. El esfuerzo que hacía no se veía reflejado y así se extinguieron los minutos.
Y bastó un pestañeo para que apareciera la magia de Macnelly Torres. Para que el pie bendecido de este barranquillero encontrara un espacio en medio de la multitud. Y como en las películas del oeste: donde pone el ojo pone la bala. Por ahí se filtró el pase a Rodin Quiñonez para que Nacional marcara el segundo. Un golpe a la quijada para la fanaticada cordobesa que llenó la gradería occidental, la única con sombra del estadio Municipal.
El calor arreció y las piernas con el paso de los minutos se volvieron más pesadas. Correr era más difícil y la humedad ahogaba. Cuando Reinaldo Rueda pensaba darle aire a su equipo apareció Ray Vanegas para entregarle una pequeña pizca de esperanza a los locales, al minuto 65. El mediocampista marcó el descuento tras pase de Kevin Londoño. Y las ilusiones reaparecieron, pero así mismo fueron aplastadas. Cuatro minutos más tarde Dayro hizo de Macnelly y Macnelly hizo de Dayro. El primer asistió, el segundo definió. El 3-1 era la lápida marcada que dejaba fuera de juego a Jaguares. Después de eso el partido se hizo un suspiro. Pasó rápido y Nacional ganó. Una victoria más en liga. Tres puntos al bolsillo y la serie, que se define el sábado en Medellín, casi definida.
jdelahoz@elespectador.com