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Nacional vs. Olimpia, un duelo con sabor a nostalgia y gloria

El conjunto verdolaga recibe este martes (7:00 p.m.) en el Atanasio Girardot al equipo contra el que se consagró como campeón continental.

Daniel Bello
02 de mayo de 2023 - 02:52 a. m.
Los jugadores de Atlético Nacional  en el estadio El Campín, antes de la gran final de la Copa Libertadores de 1989, ante Olimpia de Paraguay. / El Espectador
Los jugadores de Atlético Nacional en el estadio El Campín, antes de la gran final de la Copa Libertadores de 1989, ante Olimpia de Paraguay. / El Espectador
Foto: El Espectador
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Si a un hincha de Nacional le mencionan a Olimpia, es probable que una sonrisa se dibuje en su rostro. Esta noche se revive el duelo en el que el cuadro verdolaga se convirtió en el primer equipo colombiano en levantar la Copa Libertadores. Aquel 31 de mayo de 1989 no solo fue un día histórico para los futboleros de Medellín, sino que lo fue también para el balompié colombiano.

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En la retina de los aficionados del verde paisa quedó grabado el equipo de los puros criollos, una institución que le apostaba a los futbolistas del rentado local y supo responder en los momentos más críticos. El artífice detrás de esa hazaña fue el hombre que marcó el fútbol colombiano en el ocaso del siglo XX: Francisco Maturana.

Pacho, que tenía de asistente a Hernán Darío Gómez, contaba con una nómina envidiable. Por mencionar a algunos, en la portería tenía a René Higuita; en la defensa decían presente Gildardo Gómez, Luis Carlos Perea y Andrés Escobar; la mitad de la cancha era custodiada por Leonel Álvarez y el capitán Alexis García; más adelante estaba Luis Alfonsoel Bendito Fajardo, y en el ataque Albeiro Usuriaga y John Jairo Tréllez.

Se le iba a dar a Colombia

Rumbo a esa primera final continental Nacional había dejado en el camino a Racing (Argentina), Millonarios y Danubio (Uruguay). La ida de la serie definitiva se jugó en el estadio Defensores del Chaco de Asunción y Olimpia se llevó el primer duelo con goles de Rafael Bobadilla y Vidal Sanabria.

Esa llave fue especial para Maturana, pues enfrentaba al equipo que dirigía su mentor, el uruguayo Luis Cubilla. “Fue el que me enseñó, quien me motivó para optar por esta ruta, quien me formó. Le debo todo a él”, comentó el entrenador chocoano.

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Para los pesimistas era la señal de que otra vez un equipo colombiano se iba a quedar en las puertas del éxito. En ese momento, dos equipos de nuestro fútbol ya habían llegado a esa instancia, pero terminaron con las manos vacías. Antes fueron subcampeones de Libertadores el Deportivo Cali de Carlos Salvador Bilardo (1978) y luego el América del profe Gabriel Ochoa Uribe (1985, 1986 y 1987).

Un partido especial

Fue una final atípica para el verde paisa, que tuvo que ejercer su localía en El Campín de Bogotá, pues en esa época el Atanasio Girardot no contaba con la capacidad exigida por la Conmebol para un partido de semejante envergadura. Eso no impidió que las tribunas de la capital se pintaran de verde y que los puros criollos se sintieran como en casa.

“Teníamos fe desde el principio”, recordó años después Maturana, que en el partido de vuelta logró igualar el global gracias a un autogol y un tanto del fallecido Palomo Usuriaga. Nacional llevó la definición del título a los lanzamientos desde el punto penalti, en los que Higuita se consagró como ídolo verdolaga.

El Loco atajó cuatro disparos en la tanda y fue fundamental para que Leonel Álvarez solo tuviera que convertir desde los 12 pasos y así dejar grabado el nombre del verde paisa en el trofeo de la gloria eterna. “Colombia campeón de América, Nacional campeón de América” fueron las palabras con las que Édgar Perea acompañó el momento de consagración del equipo, mientras el himno colombiano sonaba de fondo.

Ese triunfo fue fuente de alegría no solo para los verdolagas o la gente de Medellín, sino para un país que atravesaba una de sus épocas más difíciles de su historia por culpa de la violencia política y el narcotráfico.

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De ese equipo ganador salió la base de la selección de Colombia que disputó el Mundial de Italia 1990, que fue hasta 2014 la mejor participación de la tricolor en una cita orbital. Siete de los titulares en el histórico empate contra Alemania habían sido parte del plantel que se coronó campeón de la Copa Libertadores un año atrás.

Nacional y Olimpia se volvieron a ver en la edición de 1990, pero en semifinales. En esa ocasión los de Asunción se tomaron revancha —también en los penaltis— y meses más tarde celebraron su segundo título continental.

Por esos antecedentes el duelo de esta noche, entre el cuadro verdolaga y el club más grande del fútbol paraguayo, es tan especial. Esta vez la cita es en el Atanasio Girardot y la disputa no es por un título, sino por el primer lugar del Grupo H. Los dirigidos por Paulo Autuori atraviesan un buen presente. Vienen de derrotar (3-1) al Medellín y en la presente edición de la Libertadores has cosechado seis puntos de seis posibles.

Olimpia, vigente campeón del fútbol guaraní, ocupa la segunda plaza de la zona y viene de empatar con Melgar (Perú) como visitante y de derrotar a Patronato (Argentina) en Asunción. La capital antioqueña promete un buen espectáculo.

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Daniel Bello

Por Daniel Bello

Periodista de la Pontificia Universidad Javeriana. Fue practicante de Pacifista entre 2020 y 2021. Desde el 2019 escribe sobre fútbol, política e historia en El Espectador. Tiene experiencia cubriendo paz, mundo y medio ambiente.@daniel_eudosiodbello@elespectador.com

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