René Higuita: “El ADN de Atlético Nacional es el buen fútbol”
El histórico arquero, leyenda verdolaga y embajador de Betsson Colombia, habló con El Espectador de la final de esta noche, su amor eterno por el club y el sueño de alcanzar una nueva estrella. Además, compartió sus pensamientos sobre el momento del equipo y cómo superó la crisis para luchar por el doble título.
Kevin Stiven Ramírez Quintero
Cuando René Higuita habla de Atlético Nacional, sonríe. Se le nota el orgullo y su voz se llena de pasión, como quien sabe que ha dejado una huella imborrable en la historia del club. “Yo quiero ser para Nacional lo que Di Stéfano fue para Real Madrid”, dice para El Espectador con la certeza de alguien que tiene claro su legado.
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Cuando René Higuita habla de Atlético Nacional, sonríe. Se le nota el orgullo y su voz se llena de pasión, como quien sabe que ha dejado una huella imborrable en la historia del club. “Yo quiero ser para Nacional lo que Di Stéfano fue para Real Madrid”, dice para El Espectador con la certeza de alguien que tiene claro su legado.
Recuerda sus días en Arabia Saudita, como entrenador de arqueros y asistente en Al-Nassr, soñando con ese vínculo eterno con el verde. “Veía a Di Stéfano en las fotos y pensaba: yo quiero algo así. Y resulta que aquí, lo menos que hago es salir en fotos [risas], pero me muevo por todo el club, desde el equipo profesional hasta los de categorías menores y de damas. Donde quiera que vaya, me tienen en un pedestal”.
Leyenda viva de Atlético Nacional y embajador de Betsson Colombia, René Higuita expresa su agradecimiento por la vida, el fútbol y, sobre todo, por el club que lo hizo inmortal. Con 301 partidos jugados y 25 goles anotados, el Loco está grabado con letras de oro en el olimpo verdolaga. Su actuación épica en la final de la Copa Libertadores de 1989, durante esa definición por penaltis contra Olimpia de Paraguay, en la que atajó cuatro remates, lo consagró como ídolo eterno. Sin embargo, más allá de los títulos, su estilo irreverente, su carisma y su famoso “escorpión”, ejecutado en Wembley en 1995 durante un partido amistoso entre Colombia e Inglaterra, lo elevaron a la categoría de figura mundialmente admirada.
“No me queda más que agradecer al fútbol y a la vida por esa oportunidad tan bonita de poder divertirme con el equipo que amo y, dentro de ese ser humano, poder compartir con todos estos muchachos”, agregó.
Después de colgar los guantes, René se mantuvo cerca de Atlético Nacional y hoy sigue siendo una fuente constante de inspiración y un símbolo viviente de lo que significa vestir la camiseta verde. Asumió el rol de mentor y entrenador de arqueros, transmitiendo su sabiduría y su amor por el fútbol a las nuevas generaciones. En un día de final, Higuita es un ídolo que llama a la victoria y a continuar por el camino de grandeza del club.
¿Cuál cree que será la clave para que Nacional se imponga contra Tolima?
Nacional es un equipo que ha venido de menos a más y pienso que terminará en un muy buen nivel. En el primer encuentro con Tolima se hicieron varios cambios y el equipo respondió. Dice Francisco Maturana que la clave del éxito es que cada uno haga lo que tiene que hacer y bien hecho. Así que aportándole eso al grupo y al equipo, y haciendo bien las cosas línea por línea, pues seguramente se va a obtener la estrella.
¿Cuál es su opinión sobre David González, el técnico de Tolima, tras lo sucedido con Alfredo Morelos?
David, como arquero, no ha tenido ninguna discusión y como persona me parece que es un gran ser humano. Como todos, nos equivocamos, pero tiene la valentía de excusarse cuando se equivoca.
¿Cómo ha sido el impacto del Efraín Juárez en el equipo desde su llegada?
Cuando le dimos la bienvenida a Efraín, yo le dije: “Siéntase orgulloso de ser un técnico joven que llega a dirigir al Atlético Nacional. Es una responsabilidad que muchos quisieran y usted tiene esa oportunidad”.
Recuerdo que ellos llegaron a las tres o cuatro de la mañana. Nosotros jugábamos de visitante un sábado y, ese día, él llegó directamente, sin dormir, y se fue a trabajar. Cualquier otro técnico dice: “No, yo agarro el equipo el lunes que llegue”. No. El hombre, desde que llegó, se puso la camiseta de Nacional y empezó de una vez a trabajar. Se fue, viajó, con muchas ilusiones y mucho conocimiento. Y ahí está el premio para él y para nosotros, que queremos a Nacional. Estamos felices de todo lo que está pasando.
Efraín es un líder y un referente. Es una persona muy capacitada, joven y que tiene toda la energía. Tiene muchos, pero muchos sueños por cumplir, y poco a poco los está llevando. Tiene carácter, sabe qué es lo que quiere y cuenta con un grupo de apoyo importante. Partiendo de los jugadores, ha sabido interpretar el juego de ellos y los ha puesto a jugar de la mejor manera y les da la importancia a todos. Entonces, eso es muy valioso.
Atlético Nacional ha conquistado 34 títulos en su historia. ¿Cómo se cultiva esa mentalidad ganadora a lo largo de los años?
El jugador que llega a Nacional ya sabe a qué llega. No hay que decirle ni repetirle por qué llegó a Atlético Nacional y qué se espera de él acá. Cuando se enfrenta como rival y ven esa cantidad de gente, esa cantidad de hinchas, entonces ya se les va haciendo una imagen. Ahora, cuando llegan a Nacional, ya saben que aquí hay que ser campeones. Eso es muy importante y eso lo ha ganado Nacional con títulos.
¿Cómo ha lidiado con los altibajos de los últimos años?
En las familias hay crisis y problemas. El fútbol se convierte en nuestra familia también. Hay inconvenientes, problemas y unos padres que soportan, aconsejan y siempre apoyan a sus hijos hasta que las cosas vayan saliendo mucho mejor.
Es así que la organización, en cabeza del doctor Antonio José y Carolina Ardila, les ha puesto el pecho a los problemas, a las crisis. Y nosotros, desde nuestro punto también, aguantar y aguantar.
Los momentos difíciles no siempre van a durar. Ni los momentos de alegría tampoco van a durar. Entonces, cuando ya uno sabe que la vida es así, no queda más que tener paciencia y esperar que las cosas viren a su favor y en el mejor momento.
Se habla mucho de la crisis en Nacional…
Aquí lo que hay es una crisis del ser humano, del aficionado, del hincha. Yo creo que hay que retomar y pensar que no todos los que van al estadio son unos vándalos. Hay gente muy buena, y la gente del fútbol es muy buena. Y a esa gente que no sirve, que va en contra del equipo y del ser humano, hay que aplicarle todo el peso de la ley.
No me gusta hablar mucho de la Dimayor, pero si yo tuviera ahorita una conversación con ellos, les diría que si el equipo local no es el campeón, como sucedió entre América y Nacional en Copa —que unos vándalos que dañaron el espectáculo y que de pronto era por una celebración—, hombre, se puede celebrar en su casa. Viene Nacional y celebra acá. Estipúlelo. Porque uno entiende que no es fácil aceptar que el archirrival vaya y le dé la vuelta olímpica.
Para evitar esos problemas, esos desmanes, pues bueno, si el equipo visitante va y queda campeón, se le entrega el trofeo en el camerino y se evitan muchas cosas. Y yo sé que mucha gente en los equipos lo va a aceptar. Después, vendremos acá a nuestra casa y celebramos, como tenemos que celebrar y con la gente que tenemos que celebrar. Porque ¿uno celebrar con el rival? No lo veo. Entonces, yo creo que por parte de la Dimayor se podía hacer esa observación. Bueno, espero que no me vayan a suspender, pero es algo muy sano.
Si Nacional logra la estrella, se clasifica a la Copa Libertadores. ¿Cómo ve al equipo para un torneo internacional?
Si se quiere una Copa Libertadores, me imagino que hay que traer y reforzar la plantilla para responder a las expectativas. Efraín siempre sueña, piensa y trabaja en grande. Entonces, yo pienso que va a sostener una base y a traer otros jugadores que le den esa mano a Atlético Nacional para aspirar a otra Copa Libertadores.
¿Qué similitudes encuentra entre el Nacional en el que usted jugó y el de ahora?
Veo el orgullo de pertenecer a Nacional, el equipo que tiene más copas. Nosotros logramos no solo las copas que hoy tiene el equipo, sino que también logramos traer mucha más gente, más hinchas. Porque la gente cuando ve en la televisión a los finalistas, entonces se va enamorando del que ven en la televisión, y como aparecía siempre Nacional en aquella época, los que hoy en día son los hinchas, pues son los hijos y algunos nietos de esas personas que se enamoraron de aquel equipo. La afición ha ido creciendo mucho.
Y a nivel deportivo, pues siempre Nacional busca encontrar ese ADN. ¿Cuál es el ADN de Atlético Nacional? Es el buen fútbol. Es un fútbol de buen manejo de balón, ofensivo, que saca resultados y lo pone a uno a soñar. Nacional no está esperando que el rival lo ataque, no. Nacional, como en mi época, propone y tiene jugadores de categoría y experiencia a la hora de enfrentar estas finales.
¿Cuál sería su once ideal histórico de Atlético Nacional?
Está difícil porque Nacional ha tenido unos jugadores extraordinarios. Entonces, yo no me atrevo. Le dejo esa tarea a usted como periodista y a los hinchas. Lo que sí le puedo decir es que por títulos y por todo lo que han ganado, en el arco estarían Franco Armani y David Ospina.
Un mensaje para los hinchas que anhelan la estrella 18…
Hombre, lo que siempre hemos dicho: fútbol en paz, celebremos en paz, vamos al estadio a divertirnos, a llevar esa ilusión que siempre llevamos en la cabeza, en el cerebro. A veces las cosas se dan, pero es como la vida: a veces no se da, pero seguimos con la vida.
Entonces, cuando empecemos nosotros a experimentar y a decirnos a nosotros que las emociones son nuestras, no son de nadie más, yo creo que podemos aportar a ese granito de arena a nuestro hogar, a nuestras familias, a la humanidad, a todo el mundo. Entonces, vivamos en paz y vivamos en amor. Creo que eso es lo más importante, no hacerle mal a nadie.
Dios quiera que logremos lo que buscamos. Se trabaja para eso y esperemos que hoy podamos dar la vuelta olímpica acá en el estadio como se merece. Y bueno, la estrella número 18 es para lo que se trabaja. Sería el mejor premio, porque hace rato, pues, por unos diciembres, no la hemos logrado. Ahí, de paso, redondeamos lo que son las fiestas decembrinas [risas].
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