Carlos Andrés Gómez: “Jugando bien pronto llegarán los títulos”
Apenas va a cumplir 20 años, pero se ha convertido en uno de los jugadores fundamentales en Millonarios, que enfrenta este miércoles al Medellín (8:00 p.m.) por el paso a la final de la Copa BetPlay. Su hermano Óscar Yesid juega como central y también está en la mira de varios clubes profesionales.
Luis Guillermo Ordoñez
En el camerino de Millonarios los veteranos son quienes más hablan. Cuando el capitán David Mackalister Silva toma la palabra, los demás jugadores escuchan, especialmente los jóvenes, esos que apenas están llegando al plantel profesional.
Columna de Camilo Amaya: Vale la pena ilusionarse
Uno de ellos es Carlos Andrés Gómez Hinestroza, una de las revelaciones de la temporada. Alegre y dicharachero, es uno de los que promueven el desorden y la recocha después de los entrenamientos, pero también el que más pone atención y les hace caso a las indicaciones del técnico Alberto Gamero y los futbolistas experimentados.
“Me han dicho que tengo mucho potencial, pero que solo con eso no basta. Hay que trabajar para ser un jugador completo y una persona integral”, reconoce el extremo derecho chocoano, nacido en Quibdó el 12 de septiembre de 2002.
Autor de nueve goles y ocho asistencias en 41 partidos vestido de azul, Carlos Andrés siente que está viviendo un sueño. El fin de semana pasado marcó el doblete de la victoria frente a Santa Fe y aspira a que el equipo acceda hoy a la final de la Copa BetPlay, cuando reciba al Medellín en El Campín, con la ventaja del triunfo 2-0 en la ida, en el Atanasio Girardot.
“Confiamos en lograr este año el doblete -Copa y Liga-, trabajamos duro para eso. Por ahora sabemos que no hemos ganado nada, pero en el grupo decimos que jugando bien, como lo hacemos, pronto llegarán los títulos”.
Galería: Los colombianos que han brillado en la Champions League
Fuera de la cancha parece tímido e inocente, aunque poco a poco ha ido aprendiendo a lidiar con los medios de comunicación y los aficionados. Eso sí, se transforma cuando entra en confianza. En el plantel es uno de los más alegres y bromistas, al lado de su coterráneo Diego Herazo, con quien ponen música y ensayan coreografías de baile y celebraciones.
Carlos Andrés aún no dimensiona lo que está pasando en su vida. Se siente un hombre importante, pero no indispensable en el equipo de Alberto Gamero. Eso sí, admite que en este torneo ha mejorado mucho y por eso ha sido más protagonista. “El profe siempre me ha pedido ida y vuelta, atacar y defender. Últimamente he tenido mayor tranquilidad para definir y eso me ha ayudado a aprovechar mejor mi velocidad y habilidad, que son mis grandes virtudes”.
Por su juventud en Millonarios quieren llevarlo con calma, seguirle puliendo aspectos técnicos y estratégicos, pero sobre todo acompañarlo en su etapa de maduración. Le piden que no se conforme, que no sienta que cogió el cielo con las manos. Y, sobre todo, que no olvide de dónde viene.
Comenzó a jugar en serio cuando tenía nueve años y llegó a Real Quibdó Fútbol Club. En las canchas del barrio Samper, que ya no existen, Las Cachamas y Chipi Chipi, Jéfferson Santos y Domingo Abadía descubrieron su talento. “Nos hablaron de él y lo invitamos a un partido en un torneo interbarrios. Llegó en zapaticos, porque ni guayos tenía. Jugaba de todo, pero era muy habilidoso y veloz, enamorado totalmente del fútbol”, recuerda el profesor Santos, quien desde entonces ha sido “su papá en el fútbol”.
La selección sub 17 ganó la Women’s Revelations Cup
Gómez estuvo un tiempo en Cali, probando suerte, pero no logró que algún club le brindara al menos hospedaje y alimentación, mientras definía su futuro. Pasó por la escuela de Bernardo Redín y el equipo Estación Verde antes de regresar a Quibdó para seguir con sus estudios en el colegio Pedro Grau y Arola, aunque se escapaba de clases para ir a jugar. Lo suyo era el fútbol y lo ratificaba siempre que brillaba con la camiseta de la selección del Chocó en los torneos nacionales, al igual que Klisman Smith Cabrera y Jossimar Chaverra, otros dos diamantes pulidos en el Real Quibdó. “Y ahí tenemos a Óscar Yesid, el hermano de Carlos Andrés, un central buenísimo, va a ser uno de los mejores del mundo”, advierte Jéfferson Santos, quien ya demostró que tiene bueno ojo como cazatalentos.
A Millonarios Gómez llegó a finales de 2020. “Se probó como lateral, porque no había muchos y ahí tenía más opciones de quedarse”, recuerda Santos. Ya vinculado al club embajador, fue Ricardo Pitirri Salazar quien le sugirió que jugara como extremo.
Aunque a largo plazo sueña con jugar en Inglaterra y llegar a la selección de Colombia, no quiere apresurarse. Por ahora está enfocado en ayudar a Millonarios a conquistar trofeos y a encontrar la mejor versión de sí mismo.
Sabe que consolidarse como profesional le permitirá cumplir las metas que se planteaba de niño en la Zona Norte, un sector marginado de Quibdó en el que solo el deporte aleja a los jóvenes de la delincuencia. Hoy mira hacia atrás y se da cuenta de que aunque falta camino por recorrer, todo su esfuerzo, el de sus padres y sus cinco hermanos, ha valido la pena.
En el camerino de Millonarios los veteranos son quienes más hablan. Cuando el capitán David Mackalister Silva toma la palabra, los demás jugadores escuchan, especialmente los jóvenes, esos que apenas están llegando al plantel profesional.
Columna de Camilo Amaya: Vale la pena ilusionarse
Uno de ellos es Carlos Andrés Gómez Hinestroza, una de las revelaciones de la temporada. Alegre y dicharachero, es uno de los que promueven el desorden y la recocha después de los entrenamientos, pero también el que más pone atención y les hace caso a las indicaciones del técnico Alberto Gamero y los futbolistas experimentados.
“Me han dicho que tengo mucho potencial, pero que solo con eso no basta. Hay que trabajar para ser un jugador completo y una persona integral”, reconoce el extremo derecho chocoano, nacido en Quibdó el 12 de septiembre de 2002.
Autor de nueve goles y ocho asistencias en 41 partidos vestido de azul, Carlos Andrés siente que está viviendo un sueño. El fin de semana pasado marcó el doblete de la victoria frente a Santa Fe y aspira a que el equipo acceda hoy a la final de la Copa BetPlay, cuando reciba al Medellín en El Campín, con la ventaja del triunfo 2-0 en la ida, en el Atanasio Girardot.
“Confiamos en lograr este año el doblete -Copa y Liga-, trabajamos duro para eso. Por ahora sabemos que no hemos ganado nada, pero en el grupo decimos que jugando bien, como lo hacemos, pronto llegarán los títulos”.
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Fuera de la cancha parece tímido e inocente, aunque poco a poco ha ido aprendiendo a lidiar con los medios de comunicación y los aficionados. Eso sí, se transforma cuando entra en confianza. En el plantel es uno de los más alegres y bromistas, al lado de su coterráneo Diego Herazo, con quien ponen música y ensayan coreografías de baile y celebraciones.
Carlos Andrés aún no dimensiona lo que está pasando en su vida. Se siente un hombre importante, pero no indispensable en el equipo de Alberto Gamero. Eso sí, admite que en este torneo ha mejorado mucho y por eso ha sido más protagonista. “El profe siempre me ha pedido ida y vuelta, atacar y defender. Últimamente he tenido mayor tranquilidad para definir y eso me ha ayudado a aprovechar mejor mi velocidad y habilidad, que son mis grandes virtudes”.
Por su juventud en Millonarios quieren llevarlo con calma, seguirle puliendo aspectos técnicos y estratégicos, pero sobre todo acompañarlo en su etapa de maduración. Le piden que no se conforme, que no sienta que cogió el cielo con las manos. Y, sobre todo, que no olvide de dónde viene.
Comenzó a jugar en serio cuando tenía nueve años y llegó a Real Quibdó Fútbol Club. En las canchas del barrio Samper, que ya no existen, Las Cachamas y Chipi Chipi, Jéfferson Santos y Domingo Abadía descubrieron su talento. “Nos hablaron de él y lo invitamos a un partido en un torneo interbarrios. Llegó en zapaticos, porque ni guayos tenía. Jugaba de todo, pero era muy habilidoso y veloz, enamorado totalmente del fútbol”, recuerda el profesor Santos, quien desde entonces ha sido “su papá en el fútbol”.
La selección sub 17 ganó la Women’s Revelations Cup
Gómez estuvo un tiempo en Cali, probando suerte, pero no logró que algún club le brindara al menos hospedaje y alimentación, mientras definía su futuro. Pasó por la escuela de Bernardo Redín y el equipo Estación Verde antes de regresar a Quibdó para seguir con sus estudios en el colegio Pedro Grau y Arola, aunque se escapaba de clases para ir a jugar. Lo suyo era el fútbol y lo ratificaba siempre que brillaba con la camiseta de la selección del Chocó en los torneos nacionales, al igual que Klisman Smith Cabrera y Jossimar Chaverra, otros dos diamantes pulidos en el Real Quibdó. “Y ahí tenemos a Óscar Yesid, el hermano de Carlos Andrés, un central buenísimo, va a ser uno de los mejores del mundo”, advierte Jéfferson Santos, quien ya demostró que tiene bueno ojo como cazatalentos.
A Millonarios Gómez llegó a finales de 2020. “Se probó como lateral, porque no había muchos y ahí tenía más opciones de quedarse”, recuerda Santos. Ya vinculado al club embajador, fue Ricardo Pitirri Salazar quien le sugirió que jugara como extremo.
Aunque a largo plazo sueña con jugar en Inglaterra y llegar a la selección de Colombia, no quiere apresurarse. Por ahora está enfocado en ayudar a Millonarios a conquistar trofeos y a encontrar la mejor versión de sí mismo.
Sabe que consolidarse como profesional le permitirá cumplir las metas que se planteaba de niño en la Zona Norte, un sector marginado de Quibdó en el que solo el deporte aleja a los jóvenes de la delincuencia. Hoy mira hacia atrás y se da cuenta de que aunque falta camino por recorrer, todo su esfuerzo, el de sus padres y sus cinco hermanos, ha valido la pena.