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Cuando a Jorge Valdano (Las Parejas, 1955) le preguntaron por las estadísticas y los antecedentes de un partido de fútbol, el exjugador argentino, tan claro de ideas -también a la hora de plasmarlas en una hoja en blanco- dijo que el juego era tan impredecible, que tratar de explicarlo con números era un recurso hecho necesidad con el que se procuraba entenderlo un poco más.
En síntesis: que el cálculo riguroso de un precedente otorga un panorama más amplio, que puede dar una ventaja, pero que nunca servirá como espejo de la realidad venidera.
Sí, se puede saber cómo ataca un equipo, con qué frecuencia lo hace por una banda o por la otra, cuántos remates a puerta intenta y quiénes los ejecutan. Incluso tratar de evitar que el rival saque provecho de eso, pero a la hora de yuxtaponer ambas informaciones todo quedará opacado por el instante mismo del encuentro y lo que pueda suceder dentro de la cancha, factores que se salen de las mediciones.
Pero genera curiosidad saber el antes para pensar en lo que vendrá después. Más aún si se trata de una final y, sobre todo, teniendo en cuenta los torneos cortos que se vienen implementando en Colombia desde 2002. Entonces se puede decir que Santa Fe, en 18 años, ha peleado seis veces por el título siendo el campeón en tres, es decir, con el 50 % de efectividad.
En el primer semestre de 2005 perdió con Nacional, en 2012-I volvió a ser campeón luego de 37 años (superó a Pasto) y en 2013-I cayó de nuevo con el club verde. Al año siguiente levantó el trofeo tras superar a Independiente Medellín (2014-II) y dos temporadas después repitió el festejo frente a Deportes Tolima. Ya en 2017-II llegó la derrota más dolorosa con Millonarios en la primera final entre clubes capitalinos.
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Incluso si se quiere aportar otro dato antes de la definición con América, en la que el cuadro cardenal iniciará de visitante (20 de diciembre) y terminará en casa (27 del mismo mes), se puede decir que de las cuatro veces que Santa Fe comenzó lejos de El Campín, en tres volvió a su estadio y fue campeón (efectividad del 75 %). En la única ocasión que eso no sucedió fue en 2013, cuando empató con Nacional en Medellín (0-0) y después fue superado 2-0 en Bogotá.
Por el lado del cuadro escarlata, la historia en los torneos cortos es menor a la de su rival. América tiene cuatro finales y tres títulos: en 2002-I frente a Nacional, en 2008-II ante Independiente Medellín y la del año pasado (segundo semestre) con Júnior. La única caída fue en 2008 frente a Boyacá Chicó.
En cuanto a iniciar de local, como lo hará ahora, hay paridad, pues ganó en 2002 cerrando en Medellín y no pudo hace 12 años con el partido final en Tunja. Un detalle a tener en cuenta es la regularidad del club vallecaucano, que a pesar del cambio de entrenador y de la salida de jugadores importantes, volvió a estar en la disputa de la estrella de fin de año de manera consecutiva. Y eso, con un proceso nuevo y luego de una pandemia, es más que destacado.
Dos antecedentes
Si bien en los torneos cortos Santa Fe y América nunca se han enfrentado, existen dos certámenes en los que el uno fue campeón y el otro subcampeón. En 1960, en el que para muchos ha sido el mejor equipo cardenal de la historia, el conjunto dirigido por Julio Rocker, y con los argentinos Orlando Perazzo y Osvaldo Panzzuto, terminó primero luego de ser estable y permanente a lo largo de las 44 fechas disputadas. Un total de 22 triunfos, 17 empates y apenas cinco derrotas, el balance para el club que sumó 95 goles a favor.
América logró su primer subcampeonato en una temporada complicada y en la que estuvo a punto de no participar por los problemas económicos de la institución. En esa ocasión, Adolfo Pedernera conformó una nómina con hombres como Camilo Cervino, Arcangel Brittos, Carlos Montaño, Jaime González, entre otros, que culminaron seis unidades por debajo del cuadro cardenal.
En contexto: El renacer y el ejemplo de Santa Fe
En 1979 la situación fue al revés. América obtuvo su primer título del fútbol profesional colombiano tras ser el mejor en el cuadrangular final y terminando así lo que en la capital del Valle del Cauca denominaron como la maldición del Garabato. El club rojo obtuvo ocho puntos, los mismos que Santa Fe, pero una mejor diferencia de gol les dio el trofeo (tres contra uno).
Gabriel Ochoa Uribe comenzó su camino exitoso con los Diablos Rojos de la mano de Juan Manuel Battaglia, Gerardo González Aquino, Jorge Ramón Cáceres (goleador del torneo) y Alfonso Cañón, con quienes le ganó 2-0 a Unión Magdalena, en el Pascual Guerrero, en el último encuentro (19 de diciembre).
Ahora, en este 2020, el año de la pandemia, del fútbol y sus retos más allá del terreno de juego, Santa Fe y América buscarán quedarse con la primera final directa entre ambos, una disputa que seguramente no quedará en el olvido.