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Este miércoles empieza una nueva Copa Libertadores Femenina. Ferroviária, actual campeón del torneo, abrirá la competición contra Sol de América. Las brasileñas, con dos títulos, son el segundo equipo más laureado de la Copa por detrás de São José Esporte Clube, que tiene tres.
Y si bien Brasil, que tiene la mejor infraestructura deportiva para el desarrollo del fútbol femenino en toda Suramérica, ha sido el principal protagonista del torneo con el paso de los años, los equipos colombianos tampoco se han quedado atrás. Y esto a pesar de la precariedad de las condiciones que tienen las mujeres para practicar profesionalmente el fútbol en nuestro país. Un buen ejemplo, el más reciente, fue América de Cali este año, que llegó a la final del torneo y logró el subcampeonato frente al poderío estructural y económico de muchos equipos en el continente.
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Sin embargo, ese es apenas un caso. La Copa Libertadores Femenina, de forma oficial, se institucionalizó en 2009, ocho años antes de que se organizara la primera liga femenina del Fútbol Profesional Colombiano. En esa edición un equipo aficionado proveniente de Antioquia, el Club Deportivo Formas Íntimas, hizo historia al quedarse con el tercer lugar de la competición representando a un país que no tenía liga y que, aún peor, todavía estaba muy lejos de tener una.
Una institución icónica a nivel suramericano porque siguió un proceso, con todo y las dificultades que entrañaba tratar de vivir del fútbol siendo mujer en Colombia, y en 2013 volvió a ser protagonista, logrando el subcampeonato de la Copa después de perder con San José por 3-1 en la final.
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Con muy poco, por no decir prácticamente nada, las antioqueñas lograron meterse nuevamente en el podio, logro que repetirían una última vez en 2014 con un cuarto puesto. Eran la semilla de la liga colombiana que vino después, la germinación de un proceso mucho más amplio que todavía tiene mucho margen de crecimiento.
Atlético Huila, unas campeonas inesperadas
Si lo que hizo Formas Íntimas fue histórico, lo que logró Huila en 2018 no tenía precedentes. La liga colombiana solo llevaba un año de fundada, la dirigencia del equipo apoyaba con lo mínimo y los medios de comunicación ignoraban las posibilidades del equipo, que, además, enfrentaba a clubes con mucha más jerarquía y presupuesto.
No obstante, sin temor de plantarle cara a los gigantes, Atlético Huila consiguió el campeonato de la Libertadores ese año. Para la mayoría, un título inesperado.
No obstante, el camino para llegar al partido decisivo siempre mostró a las colombianas como favoritas. En su grupo ganaron dos partidos de tres posibles. Su única caída fue contra el Audax de Brasil y por la mínima diferencia (1-0). El torneo ese año era más pequeño y por eso el pase fue directo a las semifinales, en las que derrotaron a Iranduba de Brasil en penaltis, tras un empate 1-1 en el tiempo reglamentario.
En la final el rival fue Santos, equipo bicampeón del torneo tras los títulos conseguidos en 2009 y 2010. Sin embargo, Huila se plantó bien. Las brasileñas empezaron ganando de forma tempranera, a los dos minutos, pero las colombianas se repusieron y empataron en el 47 con un gol de Gavy Santos.
Tras el empate en los 90, en los penaltis ninguna de las jugadoras del cuadro opita falló. Carmen Rodallega, Eliana Stabile, Fabiana Vallejos, Aldana Cometti y Yoreli Rincón, todas anotaron.
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Y se dice que el campeonato fue una sorpresa, pero por la falta de apoyo. Las huilenses tenían un equipo muy experimentado, con algunas de las mejores jugadoras de las primeras décadas del siglo XX en el fútbol colombiano femenino. Y de cierta forma, el título en esa copa sirvió para ubicar a los equipos femeninos en el mapa y, principalmente, poner en el debate público la necesidad de organizar una liga digna para las mujeres en Colombia.
América, dominante en los últimos años
El clamor por una liga decente, que sea acorde con el proceso de los equipos femeninos en Colombia, sigue vigente. Y a pesar de que cada año el torneo gana más peso, todavía está muy lejos de alcanzar la continuidad que se merece.
Y no obstante, por increíble que parezca, en los últimos dos años los equipos colombianos siguen dando la pelea internacionalmente. América es el ejemplo más vivo de esa batalla. En 2019, las escarlatas, guiadas por Catalina Usme, llegaron hasta el tercer puesto del podio. Y en 2021 (en el torneo que correspondía a 2020, pero que aplazaron por la pandemia) elevaron aún más la vara alcanzando el subcampeonato.
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Un equipo que llenó de ilusión a la capital del Valle del Cauca y que se quedó ad portas de una consagración que habría sido también histórica, como lo fue la de Huila tres años atrás.
Así las cosas, el balance definitivo del fútbol colombiano en la Libertadores femenina, además de dejar a algunas de las figuras más destacadas en el torneo, arroja como resultado: un campeonato, dos subcampeonatos y seis podios.
Este año América no podrá revalidar lo que consiguió en las dos últimas Copas, pues los equipos clasificados fueron Santa Fe y Deportivo Cali, campeón de la última liga. Será tarea de leonas y azucareras seguir el buen andar de las colombianas en la Copa Libertadores cuando la competencia inicie, una vez más, a partir de este miércoles.