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Durante siete años la cancha Lagos III de Floridablanca fue el sitio preferido de Daniel Andrés Mantilla Ossa, un pequeño jugador del Nantes Fútbol Club, uno de los equipos aficionados más tradicionales de Bucaramanga. Su sueño de ser futbolista profesional había comenzado de niño, cuando se destacaba en el equipo del Gimnasio Saucará y en el barrio Portal Siglo XXI. Se distinguía por sus crespos desordenados cuando corría por todo el campo, pero lo que realmente llamaba la atención era su calidad para jugar. Derecho, habilidoso, dinámico y de buen panorama, era un volante que jugaba suelto detrás de los delanteros, un creativo de los de antes.
“Era un muchacho muy decente, disciplinado, que se dejaba guiar y tenía unos padres que sabían escuchar y lo apoyaban siempre. Además, era juicioso y se cuidaba mucho físicamente”, explica el profesor Víctor Hugo González, quien le ayudó a cumplir su meta. “Me fui a dirigir al Real Santander en la Primera B y lo llevé como sub 20. En 2017 casi logramos el ascenso, perdimos la final ante Chicó”.
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González, uno de los técnicos más reconocidos del departamento de Santander, quien incluso ha trabajado con el Atlético Bucaramanga, también formó en su club a otros referentes del balompié de la región, como Michael Rangel, Yoreli Rincón, Róger Torres, James Aguirre y Pablo Rojas.
Daniel Mantilla nació el 25 de diciembre de 1996 y antes de cumplir los 18 años jugó su primer partido profesional. “Por tradición al que debuta le cortan el pelo, y a mí siempre me ha gustado tenerlo largo. El día previo al partido me mandé peluquear, pero no tan bajito. De todas formas el cambio fue muy radical y a mis compañeros les dio pesar raparme”, recuerda Daniel.
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En cuatro temporadas jugó casi 120 partidos y adquirió la experiencia para buscar nuevos rumbos. Pasó por Patriotas de Boyacá y Leones F.C. antes de irse al Académica de Coimbra, de la segunda división de Portugal.
“Fui con todas las ganas, pero me costó adaptarme porque me pedían jugar de primera, no conducir tanto la pelota, que era a lo que estaba acostumbrado. Cuando comencé a jugar con el equipo sub 23 cambiaron al técnico y perdí continuidad, por lo que decidí volver a Colombia”, reconoce Daniel, quien con Patriotas arrancó muy bien 2020, cuando la pandemia obligó a la suspensión del torneo durante siete meses. A pesar de la discreta campaña del equipo boyacense, individualmente se destacó, por lo que los tres equipos bogotanos de la A se fijaron en él.
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Finalmente arregló con Equidad, con el que ha jugado 11 partidos en la Liga BetPlay, 10 de ellos como titular. “Estoy muy feliz acá. Es un club muy serio y organizado. Para mi carrera es clave estar al lado de un entrenador como Alexis García, de quien se aprende día a día”.
Daniel es un hombre tranquilo y no tiene problema en reconocer que tiene cosas por mejorar: “Hacer más goles (lleva 11 como profesional), tener mayor tranquilidad para definir”, que es algo que se valora mucho en su posición.
Este año tenemos objetivos grandes, pelear el título de la Liga y la Copa Sudamericana. Hay un gran plantel para intentarlo”, asegura antes del partido de este viernes (3:15 p.m.) ante Envigado, por la fecha 12 del torneo local.
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Daniel, quien de niño se dibujaba con el pelo largo y crespo luciendo la camiseta de la selección de Colombia, todavía tiene pendiente hacer esa imagen realidad, así como cumplir el sueño de consolidarse en el club grande del exterior. “Voy con calma, pero seguro, preparándome para cuando llegue el momento. Por ahora quiero seguir disfrutando de esta linda profesión, en la que no basta con tener talento, pues se requieren también disciplina, sacrificio, cuidado y personalidad para afrontar los retos”.