“El fútbol es de momentos y el mío es ahora”: Wuilker Faríñez

El cuidapalos venezolano habla de su carrera y el buen momento que pasa con el club embajador y con la selección de su país.

Andrés Montes Alba
15 de abril de 2019 - 11:37 a. m.
Wuilker Faríñez, el guardián del arco de Millonarios. / Mariana Gómez
Wuilker Faríñez, el guardián del arco de Millonarios. / Mariana Gómez
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La relación que tenemos con los lugares cuenta un poco nuestra forma de ser. El apartamento de Wuilker Faríñez tiene las características de un hombre soltero: mercado escaso, los muebles apenas necesarios y poca decoración. Salvo en un rincón, en el que tiene cuatro repisas con los mejores recuerdos de su Venezuela. En la primera, la más alta, hay un balón y un libro de las glorias y los títulos del Millonarios. En la siguiente están varias distinciones que ha recibido como figura de partidos. También está la del mejor jugador del Torneo Fox Sports. Junto a esta última reposa una fotografía de él con Ramiro Sánchez, los guardianes del arco azul, el día en que Millonarios derrotó a Nacional en Medellín y se quedó con la Superliga Águila. (Millonarios clasificó a los cuadrangulares de la Liga Águila)

En la tercera gaveta está una de las más especiales, la foto con su familia. Él está en medio de dos mujeres, su madre María Elizabeth y una tía. Y en la última repisa descansa contra la pared un tablero con varios nombres, todos apuntando con una flecha al centro en donde está la palabra “familia”. “Fue una sorpresa. Eso lo hizo mi mamá la última vez que vino y está firmado con el nombre de mis familiares que están acá en Colombia. Significa mucho para mí”.

Wuilker Faríñez, de 21 años, nació el 15 de febrero de 1998 en Caracas (Venezuela). Es del barrio Nuevo Horizonte, al noroeste de Catia, una zona de invasión que se creó durante las décadas de los 60 y 70. Era el hogar de una nutrida colonia colombiana y de sus calles han salido varios futbolistas, pero ninguno más ilustre que el cuidapalos embajador, de 1,81 metros de estatura.

(Colombia y Argentina: unidos por el fútbol)

Entre sus distinciones en su corta carrera está la de ser el portero más joven en debutar en la historia del Caracas, con 16 años. También ser el arquero con más minutos sin recibir gol con el club donde inició: 689 minutos. Registro que también tiene con la selección sub-20 de su país, con 552 minutos. Otra como el primer arquero de Venezuela en anotar un gol en una Copa del Mundo Sub-20: en Corea del Sur ante Vanuatu hizo uno de penalti en la victoria 7-0. Su última distinción personal fue la mención que le otorgó la FIFA frente a la triple atajada que se hizo viral en redes sociales ante Atlético Nacional.

En el “altar de san Wuilker”, como lo llama bromeando su primo Miguel, el portero tiene otras curiosidades: una gorra de la selección de Venezuela de béisbol con su nombre, un libro sobre la ciencia de atajar penaltis que le regaló el uruguayo Nicolás Vikonis, un pocillo con un paisaje de la ciudad de Barcelona que compró en su última gira por España con la selección, cuando derrotaron a Argentina. Y, también cuelgan varias escarapelas de los partidos por eliminatorias, el Mundial Sub-20 en el que quedó subcampeón y algunas con el cuadro embajador. Todas obtenidas en los 176 partidos que ha jugado en diferentes torneos con las camisetas del Caracas FC, la selección de Venezuela y Millonarios.

Junto a todos esos recuerdos, en un cómodo sofá en el que acostumbra jugar FIFA en su Play Station 4 y en el que generalmente le gana a Juan Moreno, tercer arquero de Millonarios y con quien vive, se sienta para recibir a El Espectador y hablar de su carrera y su buen momento en Millonarios, el líder del fútbol colombiano.

¿Cómo es eso de que Macalister Silva es quien mejor juega FIFA?

A ese men no hay nadie quien le gane. Los otros dos que son muy buenos son Óscar Barreto y Carlos López, si Maca pierde es con ellos. No solo es un gran futbolista en la cancha sino que además de jugar bien FIFA es una persona excelente.

¿Verdad que se fue con él a ver un torneo de micro en la cancha de El Pesebre, al sur de Bogotá?

Si mi primo Miguel no está, ni nadie de mi familia, entonces yo me la paso es en la casa de él. Macalister es un excelente jugador de micro, pero el hermano es mucho mejor y era él quien estaba jugando una semifinal, por eso fuimos a verlo.

¿Ganaron?

Sí, lo hicieron muy bien y pasaron a la final. Aunque lo que más disfruté fue la gente, el barrio, el entorno. Me dio mucha nostalgia porque me recordó a la cancha donde yo me hice futbolista allá en Nuevo Horizonte, en Caracas. Ahí fue que iniciaron mis sueños. Para mi vida y mi infancia ese lugar significa mucho. Antes era de tierra, hoy es artificial. El barrio ha dado muchos futbolistas; cuando yo era niño jugaba con Cristian Cáceres, él está ahora en el Red Bull City en Estados Unidos.

¿En esa cancha fue donde su papá, que también fue arquero, lo fue metiendo en el fútbol?

No, yo lo soñé solo, pero él siempre fue mi ejemplo. Me gustó la forma en que se tiraba. A uno en esa posición lo que le gusta es cómo se ve una atajada. Como cualquier niño, jugué en todo el campo. Me iba al ataque y lo hacía de delantero, pero no me gustaba perder, entonces terminaba yéndome al arco para evitar goles. Ahí comencé a cogerle gusto a la posición.

¿Cómo llegó al fútbol profesional?

A los 14 años mis padres me llevaron al Caracas FC a probarme. Entré y mi primer torneo fue el sub-14 nacional. Ahí todo cambió en mi vida: los horarios del colegio, el equipo me comenzó a dar la estadía, la comida. A esa edad uno no sabe qué tan lejos va a llegar. Era más verlo como un juego y divertirse en el camino.

¿Su padre lo siguió apoyando estando ya en el Caracas?

Sí. Siempre lo vio como un proceso de aprendizaje. A él le gustaba verme. Siendo ya profesional yo seguía entrenando con él. Recuerdo mucho que me repetía que al momento de achicar siempre tuviera el centro de gravedad abajo y que lo mejor para los balones aéreos era medir tiempo y espacio. En mis primeros partidos esos dos consejos me los repetía yo mismo en la cabeza y me sirvieron mucho.

¿Cómo se dio el debut?

A los 16 años tuve la oportunidad de jugar en la Copa Venezuela y así estuve durante una temporada. Cuando tuve 17 años tuve el chance de estar en la Copa América de Chile, en 2015, como tercer arquero. Noel San Vicente hizo un llamado con jugadores que estaban en la liga local y convocó a los porteros de la mayores, la sub-20 y a mí que era el de la sub-17. Cuando volví de esa copa pasé a ser el titular porque a Alain Baroja, que era el arquero de la selección y del Caracas, le salió la opción de irse al fútbol griego. Mi primer partido como profesional fue ante Calabozo y ganamos 4-0.

¿Se sintió culpable del primer gol que le hicieron?

Uno siente culpa en todos los goles que le hacen. Te aseguro que eso les pasa a todos los arqueros. Pero desde que empecé no ha venido ningún compañero a decirme que el gol fue error mío. Ese sentimiento de culpa hay que pasarlo rápido.

¿Cómo se dio su llegada a Millonarios? ¿Decían que lo había comprado Benfica?

Millonarios siempre fue muy claro. El presidente Enrique Camacho era quien estaba al frente de todo. Lo del Benfica nunca fue cierto.

¿Cómo fueron sus primeros días cuando llegó a Bogotá?

Sentí mucha ansiedad. A lo mejor me podía ir bien o a lo mejor me podía ir mal, pero siempre traté de mantener ese positivismo. El profe Dudamel cuando se enteró me llamó y me dijo que la mejor manera de crecer era esta, estar en un club grande y demostrar lo que tenía. El fútbol es de momentos y el mío es ahora.

Usted debutó ante Perú con la selección de mayores, pero esas atajadas a Lionel Messi contra Argentina llamaron mucho la atención. ¿Sentía que algo así podía pasar?

Los partidos a ti te van llenando de confianza y saber que vas a enfrentar a un jugador como Messi te llena de una ansiedad total, pero también de alegría. Yo no entré a ese partido con temor. La primera pelota que le detuve fue una que él remató al palo de mi mano derecha. Fue una jugada muy rápida, porque yo no me alcancé a tirar del todo, tan solo pude estirar los brazos. Yo dije “fue gol” porque la rocé con la punta de los dedos, pero cuando giré la cabeza vi que el balón pegó en la espalda de una persona de seguridad. Sonreí, pero de una vez fui consciente de que todavía quedaba mucho partido. Después, frente a cada remate de él que sacaba me decía lo mismo: queda mucho aún.

¿Cómo fue el episodio con el embajador de Juan Guaidó en España?

A nosotros como futbolistas eso se nos escapa de las manos. Nuestra atención está en el fútbol. Mis compañeros y yo tenemos claro que cuando es materia de selección hay que mantenerse enfocado es en el juego, sin pensar en lo exterior, es mejor así.

¿Los sorprendió que Rafael Dudamel quisiera renunciar como DT de Venezuela?

Sí claro. Esa fue una situación difícil, pero siempre lo hemos visto como nuestro líder y fuera cual fuera la decisión lo íbamos a apoyar. Creo que la forma en que lo manejó fue acertada. Es así como se debe dirigir una selección.

¿Piensa mucho en la situación de su país?

Son cosas que pasan. La situación que hoy vive mi país es lamentable. Uno espera que Dios ayude a que las cosas mejoren. Siempre he tratado de ayudar al máximo a mi familia, de la manera que sea y que pueda. Ojalá yo pudiera ayudar a toda la gente de mi país. Creo que uno desde donde está debe hacer lo que esté en sus manos. Prefiero mantener en privado la manera en que ayudo.

¿Cómo ve su selección para la Copa América de Brasil?

Esos dos juegos en España nos sirvieron mucho como preparación. Esperemos que puedan ir los jugadores que estuvieron en este último ciclo. Sabemos que llevamos a treinta millones de venezolanos que nos respaldan.

¿Para qué están?

Para ser campeones. Como futbolista uno se prepara para ser el mejor, si no, fracasas desde el inicio.

¿Le gustan otros deportes?

Sí. Trato de enterarme de todos los deportes, no veo solo fútbol. El béisbol significa mucho para mí, es una forma de sentirme cerca a Venezuela. Soy seguidor de los Navegantes de Magallanes.

¿Ve a Millonarios para campeón este semestre?

Ojalá, con el favor de Dios. Falta mucho y esto es de trabajo. Ojalá todo se nos dé.

Nota: Este texto fue publicado el 15 de abril de 2019.

Por Andrés Montes Alba

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