Juan Carlos Pereira: “Más temprano que tarde, un título va a llegar”
El volante cartagenero, hombre de confianza de Alberto Gamero, espera que Millonarios y su hinchada celebren muy pronto la estrella 16. Habló previo al juego de este domingo ante Bucaramanga (5:30 p.m.), en el arranque del cuadrangular semifinal A de la Liga BetPlay.
Luis Guillermo Ordoñez
En Millonarios confían en el proceso que lidera Alberto Gamero. Tanto, que su continuidad al frente del equipo no depende del resultado de los cuadrangulares de la Liga BetPlay. Pero también hay ilusión, una ansiedad sabrosa, esa que da cuando se sabe que se tiene con qué pelear por un título.
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Lo que pretenden los directivos es lograr que se vuelva costumbre jugar finales, liderar campeonatos y llenar el estadio, como ocurrirá este domingo, cuando el conjunto embajador reciba al Atlético Bucaramanga en El Campín, en donde los aficionados preparan una fiesta sin precedentes en los últimos tiempos. La razón: el técnico Alberto Gamero y sus muchachos han logrado seducirlos con su juego, los hacen sentir orgullosos del equipo que tienen.
Y entre los titulares estará un cartagenero de 29 años, polifuncional y hombre de confianza del entrenador, un jugador de ida y vuelta que pasa por el mejor momento de su carrera: Juan Carlos Pereira.
Cómo romper brechas de género a través del fútbol
Antes del duelo contra los leopardos, habló de la convicción que hay en el plantel para intentar conquistar la estrella 16 y también sobre su camino en el fútbol.
Llegó a Millonarios en 2020, ¿qué ha significado esto en su carrera?
Muchísimo, tanto en lo personal como en lo familiar. Una ciudad y una hinchada que hacen sentir lo grande que es la institución, que siempre quiere títulos. Eso lo obliga a uno a trabajar duro a diario, a esmerarse y luchar por cumplirles el sueño que se merecen.
No han ganado un trofeo, pero han recuperado el prestigio del club. Futbolísticamente los respetan. ¿Lo sienten así?
Este es un proceso que lleva varios años. Aunque hemos estado muy cerca, no hemos conseguido un título, pero el plantel tiene una identidad de juego bastante llamativa, que enamora a sus hinchas e incluso a los de otros equipos. Vamos por el camino correcto y ya merecemos ganar algo. Estamos muy ilusionados con que sea este semestre.
¿Cómo analiza el cuadrangular, con Nacional, Júnior y Bucaramanga como rivales?
Es un grupo bastante complicado, pero estamos mentalizados para llegar a la final. Lo que hemos hecho durante el campeonato nos permite estar optimistas, porque hay argumentos futbolísticos para pelear.
Y le llegó la posibilidad de ser titular en la parte decisiva del torneo. ¿Qué le pide el profesor Gamero?
Básicamente, equilibrio, que maneje el orden del equipo. Obviamente que, cuando tengamos el balón, acompañe a Macka (Silva) en la parte de arriba y que alterne eso con Larry (Vásquez), porque está claro que los dos ayudamos a defender y damos el apoyo para atacar.
¿Qué tanto afectan las bajas de Stiven Vega, lesionado, el tico Juan Pablo Vargas, que se va a la selección, y el mismo Andrés Román, que casi no ha estado este semestre, sobre todo con una nómina corta?
Todos los jugadores en el platel son importantes. Cuando les ha tocado actuar a los que no son habituales titulares, han respondido. Son bajas sensibles, obviamente, pero confío en que los que van a entrar no van a desentonar.
Siendo uno de los experimentados, ¿cómo guía a tanto jugador joven que hay en el grupo?
A ellos es muy importante hablarles constantemente y hacerles ver las cosas buenas que están haciendo, para que sigan creciendo. El profe los ha ido acercando de a poco para que implementen los conceptos de juego, la intensidad que él quiere. Y uno ahí trata de hacer ese acompañamiento, ser guía en esa adaptación futbolística, pero la verdad es que todo lo asimilan muy rápido.
¿Cómo hacer para que un proceso como este se mantenga, llegue el título o no?
Esto es fútbol, y cualquier cosa puede pasar, pero estamos muy ilusionados con la estrella 16, porque el equipo viene trabajando muy bien. Hemos logrado conectar con la afición, dar buen espectáculo y agradar. La gente está contenta y eso uno lo siente en la cancha. Más temprano que tarde, el título va a llegar.
¿Qué le falta a este plantel? ¿Siente que tiene poco gol, que le cuesta meterla?
No, no, al contrario. Si te pones a ver, los centrales, los volantes y los delanteros tenemos gol. Somos un equipo que ataca constantemente y se defiende muy bien. La clave es mantener ese equilibrio.
¿Ustedes en el plantel hablan de las necesidades de reforzarse más para eventos internacionales o que al menos no se desarmen?
Uno siempre quiere que lleguen jugadores que aporten, que den una mano en el terreno de juego y fuera de él, pero esas son decisiones de los directivos, que tienen razones respetables para tomarlas.
Cuando Millonarios juega bien, la afición le responde. Se han vendido 25.000 abonos para las finales. ¿Presiona un poco ver a los hinchas tan ilusionados?
Más que presión, es una motivación. Ver cada fin de semana el estadio lleno y a la afición motivándonos, como lo ha hecho, hace que uno solo quiera darle alegría y que se vaya feliz para su casa.
¿En qué debe mejorar Millos para salir campeón?
Nosotros vemos los videos, nos analizamos. De pronto nos falta un poquito de intensidad de juego y a veces finalizar mejor las jugadas.
¿Cómo ve el otro cuadrangular, con Tolima, Medellín, Envigado y Equidad?
Complejo. Envigado y Equidad vienen creciendo en las últimas fechas. Medellín ni se diga. Y Tolima ha mantenido un gran nivel durante todo el torneo.
¿Está contento en Bogotá? ¿Su familia se siente amañada?
Mucho; con mi esposa y las niñas, estamos felices. Esta es una gran ciudad, que brinda muchas oportunidades.
¿Dónde se ve en un par de años?
Jugando en el exterior y representando a la selección, que es el sueño de todo jugador.
¿Y qué liga lo atrae? ¿Ya lo han contactado de algún lado?
Me llaman la atención las de México y España. Hace un par de años tuve ofertas de México y Estados Unidos, pero finalmente no se concretaron.
¿Tiene las cuentas de los partidos que ha jugado y goles que ha marcado?
Si no estoy mal, he participado en 265 juegos y he tenido la posibilidad de meter 22 goles.
¿Cuál es el primer recuerdo que tiene con una pelota en los pies?
En mi barrio, en Cartagena, El Socorro, en donde a diario jugábamos a pies descalzos. Era muy competitivo, porque el equipo al que le hacían gol salía y entraba otro.
¿Jugaba solo fútbol o le gustaban otros deportes?
También el béisbol. Teníamos a un compañero que nos surtía de manillas, bates y bolas, pero más que todo era el fútbol.
¿Dónde comenzó a jugar más en serio?
Ahí mismo, en el barrio. Mi primo Wílmer Montes Pereira, quien ahora está en el cielo, me dijo que veía que yo tenía futuro y me insistió para que me metiera a la escuela. Me di cuenta de que el fútbol era lo mío cuando comencé a jugar en la Liga de Bolívar, en la que el nivel era muy duro. Me gustaba entrenar, prepararme toda la semana para los partidos del domingo.
¿Y de qué jugaba?
Yo era delantero. De la escuela de mi barrio pasé a una que se llama Academia Crespo, con la que fuimos al Torneo Asefal, en Barranquilla, en donde quedé goleador. Ahí, Medellín se fijó en mí y me llevó para hacer todo el proceso de divisiones menores. Allá me cambiaron de posición y terminé de volante.
¿Cómo fue su paso por Medellín?
Al principio, un poco complicado, porque me fui para allá a los doce años. Fue duro despegarme de mi familia, pero eso me sirvió mucho porque me ayudó a crecer como persona, a ser más independiente. Jugué en selecciones de Antioquia y me llamaron a una Colombia sub-17, con el profe Ramiro Viáfara, y a una sub-20 con Carlos Piscis Restrepo.
Allá debutó como profesional
Sí, en 2010, en un partido de Copa Colombia. Jugué siete minutos en un Medellín vs. Rionegro. Y el debut por Liga fue un año después contra Cúcuta, donde perdimos 3-2, pero tuve la fortuna de meter un gol.
¿Por qué no se logró consolidar en el poderoso?
Era muy joven, tuve muchos baches. Subía a la profesional y me bajaban otra vez. Pasaron muchos técnicos también, porque al equipo no le estaba yendo bien y en esas situaciones no recurren mucho a los jóvenes, por lo que el club decidió prestarme a varios clubes para que tuviera minutos y fuera creciendo como jugador.
¿En dónde estuvo?
Dos años en el Atlético de Cali, en Orsomarso seis meses, en el Cúcuta otros seis meses, hasta que llegue después al Unión Magdalena.
Y en Santa Marta la rompió...
Mi carrera despegó, ascendimos, el primer año en primera clasificamos a las finales y en el torneo metí varios goles. Ahí fue cuando Millonarios me llamó. Al profe Gamero lo conocí porque fue a muchos entrenamientos del Unión. Seguimos en contacto con él y con Pitirri Salazar, el gerente deportivo. Por fortuna, las cosas se dieron y pude venir a Bogotá.
“Este Millos no es de Macka ni de Gamero, sino de todos los que lo amamos”
En Millonarios confían en el proceso que lidera Alberto Gamero. Tanto, que su continuidad al frente del equipo no depende del resultado de los cuadrangulares de la Liga BetPlay. Pero también hay ilusión, una ansiedad sabrosa, esa que da cuando se sabe que se tiene con qué pelear por un título.
Entérese de toda la actualidad deportiva en El Espectador
Lo que pretenden los directivos es lograr que se vuelva costumbre jugar finales, liderar campeonatos y llenar el estadio, como ocurrirá este domingo, cuando el conjunto embajador reciba al Atlético Bucaramanga en El Campín, en donde los aficionados preparan una fiesta sin precedentes en los últimos tiempos. La razón: el técnico Alberto Gamero y sus muchachos han logrado seducirlos con su juego, los hacen sentir orgullosos del equipo que tienen.
Y entre los titulares estará un cartagenero de 29 años, polifuncional y hombre de confianza del entrenador, un jugador de ida y vuelta que pasa por el mejor momento de su carrera: Juan Carlos Pereira.
Cómo romper brechas de género a través del fútbol
Antes del duelo contra los leopardos, habló de la convicción que hay en el plantel para intentar conquistar la estrella 16 y también sobre su camino en el fútbol.
Llegó a Millonarios en 2020, ¿qué ha significado esto en su carrera?
Muchísimo, tanto en lo personal como en lo familiar. Una ciudad y una hinchada que hacen sentir lo grande que es la institución, que siempre quiere títulos. Eso lo obliga a uno a trabajar duro a diario, a esmerarse y luchar por cumplirles el sueño que se merecen.
No han ganado un trofeo, pero han recuperado el prestigio del club. Futbolísticamente los respetan. ¿Lo sienten así?
Este es un proceso que lleva varios años. Aunque hemos estado muy cerca, no hemos conseguido un título, pero el plantel tiene una identidad de juego bastante llamativa, que enamora a sus hinchas e incluso a los de otros equipos. Vamos por el camino correcto y ya merecemos ganar algo. Estamos muy ilusionados con que sea este semestre.
¿Cómo analiza el cuadrangular, con Nacional, Júnior y Bucaramanga como rivales?
Es un grupo bastante complicado, pero estamos mentalizados para llegar a la final. Lo que hemos hecho durante el campeonato nos permite estar optimistas, porque hay argumentos futbolísticos para pelear.
Y le llegó la posibilidad de ser titular en la parte decisiva del torneo. ¿Qué le pide el profesor Gamero?
Básicamente, equilibrio, que maneje el orden del equipo. Obviamente que, cuando tengamos el balón, acompañe a Macka (Silva) en la parte de arriba y que alterne eso con Larry (Vásquez), porque está claro que los dos ayudamos a defender y damos el apoyo para atacar.
¿Qué tanto afectan las bajas de Stiven Vega, lesionado, el tico Juan Pablo Vargas, que se va a la selección, y el mismo Andrés Román, que casi no ha estado este semestre, sobre todo con una nómina corta?
Todos los jugadores en el platel son importantes. Cuando les ha tocado actuar a los que no son habituales titulares, han respondido. Son bajas sensibles, obviamente, pero confío en que los que van a entrar no van a desentonar.
Siendo uno de los experimentados, ¿cómo guía a tanto jugador joven que hay en el grupo?
A ellos es muy importante hablarles constantemente y hacerles ver las cosas buenas que están haciendo, para que sigan creciendo. El profe los ha ido acercando de a poco para que implementen los conceptos de juego, la intensidad que él quiere. Y uno ahí trata de hacer ese acompañamiento, ser guía en esa adaptación futbolística, pero la verdad es que todo lo asimilan muy rápido.
¿Cómo hacer para que un proceso como este se mantenga, llegue el título o no?
Esto es fútbol, y cualquier cosa puede pasar, pero estamos muy ilusionados con la estrella 16, porque el equipo viene trabajando muy bien. Hemos logrado conectar con la afición, dar buen espectáculo y agradar. La gente está contenta y eso uno lo siente en la cancha. Más temprano que tarde, el título va a llegar.
¿Qué le falta a este plantel? ¿Siente que tiene poco gol, que le cuesta meterla?
No, no, al contrario. Si te pones a ver, los centrales, los volantes y los delanteros tenemos gol. Somos un equipo que ataca constantemente y se defiende muy bien. La clave es mantener ese equilibrio.
¿Ustedes en el plantel hablan de las necesidades de reforzarse más para eventos internacionales o que al menos no se desarmen?
Uno siempre quiere que lleguen jugadores que aporten, que den una mano en el terreno de juego y fuera de él, pero esas son decisiones de los directivos, que tienen razones respetables para tomarlas.
Cuando Millonarios juega bien, la afición le responde. Se han vendido 25.000 abonos para las finales. ¿Presiona un poco ver a los hinchas tan ilusionados?
Más que presión, es una motivación. Ver cada fin de semana el estadio lleno y a la afición motivándonos, como lo ha hecho, hace que uno solo quiera darle alegría y que se vaya feliz para su casa.
¿En qué debe mejorar Millos para salir campeón?
Nosotros vemos los videos, nos analizamos. De pronto nos falta un poquito de intensidad de juego y a veces finalizar mejor las jugadas.
¿Cómo ve el otro cuadrangular, con Tolima, Medellín, Envigado y Equidad?
Complejo. Envigado y Equidad vienen creciendo en las últimas fechas. Medellín ni se diga. Y Tolima ha mantenido un gran nivel durante todo el torneo.
¿Está contento en Bogotá? ¿Su familia se siente amañada?
Mucho; con mi esposa y las niñas, estamos felices. Esta es una gran ciudad, que brinda muchas oportunidades.
¿Dónde se ve en un par de años?
Jugando en el exterior y representando a la selección, que es el sueño de todo jugador.
¿Y qué liga lo atrae? ¿Ya lo han contactado de algún lado?
Me llaman la atención las de México y España. Hace un par de años tuve ofertas de México y Estados Unidos, pero finalmente no se concretaron.
¿Tiene las cuentas de los partidos que ha jugado y goles que ha marcado?
Si no estoy mal, he participado en 265 juegos y he tenido la posibilidad de meter 22 goles.
¿Cuál es el primer recuerdo que tiene con una pelota en los pies?
En mi barrio, en Cartagena, El Socorro, en donde a diario jugábamos a pies descalzos. Era muy competitivo, porque el equipo al que le hacían gol salía y entraba otro.
¿Jugaba solo fútbol o le gustaban otros deportes?
También el béisbol. Teníamos a un compañero que nos surtía de manillas, bates y bolas, pero más que todo era el fútbol.
¿Dónde comenzó a jugar más en serio?
Ahí mismo, en el barrio. Mi primo Wílmer Montes Pereira, quien ahora está en el cielo, me dijo que veía que yo tenía futuro y me insistió para que me metiera a la escuela. Me di cuenta de que el fútbol era lo mío cuando comencé a jugar en la Liga de Bolívar, en la que el nivel era muy duro. Me gustaba entrenar, prepararme toda la semana para los partidos del domingo.
¿Y de qué jugaba?
Yo era delantero. De la escuela de mi barrio pasé a una que se llama Academia Crespo, con la que fuimos al Torneo Asefal, en Barranquilla, en donde quedé goleador. Ahí, Medellín se fijó en mí y me llevó para hacer todo el proceso de divisiones menores. Allá me cambiaron de posición y terminé de volante.
¿Cómo fue su paso por Medellín?
Al principio, un poco complicado, porque me fui para allá a los doce años. Fue duro despegarme de mi familia, pero eso me sirvió mucho porque me ayudó a crecer como persona, a ser más independiente. Jugué en selecciones de Antioquia y me llamaron a una Colombia sub-17, con el profe Ramiro Viáfara, y a una sub-20 con Carlos Piscis Restrepo.
Allá debutó como profesional
Sí, en 2010, en un partido de Copa Colombia. Jugué siete minutos en un Medellín vs. Rionegro. Y el debut por Liga fue un año después contra Cúcuta, donde perdimos 3-2, pero tuve la fortuna de meter un gol.
¿Por qué no se logró consolidar en el poderoso?
Era muy joven, tuve muchos baches. Subía a la profesional y me bajaban otra vez. Pasaron muchos técnicos también, porque al equipo no le estaba yendo bien y en esas situaciones no recurren mucho a los jóvenes, por lo que el club decidió prestarme a varios clubes para que tuviera minutos y fuera creciendo como jugador.
¿En dónde estuvo?
Dos años en el Atlético de Cali, en Orsomarso seis meses, en el Cúcuta otros seis meses, hasta que llegue después al Unión Magdalena.
Y en Santa Marta la rompió...
Mi carrera despegó, ascendimos, el primer año en primera clasificamos a las finales y en el torneo metí varios goles. Ahí fue cuando Millonarios me llamó. Al profe Gamero lo conocí porque fue a muchos entrenamientos del Unión. Seguimos en contacto con él y con Pitirri Salazar, el gerente deportivo. Por fortuna, las cosas se dieron y pude venir a Bogotá.
“Este Millos no es de Macka ni de Gamero, sino de todos los que lo amamos”