Final Liga BetPlay: Medellín y Pereira empataron y dejaron la serie abierta

Una final inédita para el fútbol colombiano. El pitazo inicial fue en el estadio Atanasio Girardot, que quedó teñido de rojo y azul por los extintores que utilizó la hinchada de Medellín para recibir a su equipo.

Es la final número 17 que alcanza Medellín, y apenas la primera para Pereira. Mucha añoranza en ambos equipos. Un estadio con un espacio para los colores de un equipo y de otro, algo que no era habitual en una final hace años.

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“El hecho que Alejandro Restrepo y yo estemos disputando una final es algo soñado. No diría que es por la juventud, ni recambio generacional, para prepararse no existe edad. Es un premio para dos personas que nos hemos preparado y tenemos la suerte de estar acá”, dijo David González, técnico de Medellín, sobre uno de los condimentos de la final: la posibilidad de que él o el entrenador de Pereira, que llevan poco tiempo dirigiendo, ganen el título de la Liga y lo hagan, además, con procesos más bien cortos, pues si hay algún tema en el cual se insiste en el fútbol colombiano es el del respeto y apuesta por un proceso a largo plazo.

Una final pareja, pues ambos equipos llegaron a la final con 44 puntos en la reclasificación del segundo semestre, aunque Pereira se ubicó primero por diferencia de gol -razón por la cual la final se cierra en el Hernán Ramírez Villegas el próximo miércoles-.

Mire nuestro especial: ¿A qué jugamos?: La identidad del fútbol colombiano

Sin embargo, si miramos la tabla de la reclasificación en el año, Medellín aparece como un equipo más regular, pues hasta este partido llegaba en la segunda casilla con 90 puntos, uno menos que Millonarios, mientras que Pereira ocupaba el séptimo puesto con 68 unidades,

Había que hablar de goles no solo para explicar la definición de las localías, sino también por el caso de Leonardo Castro, que justamente enfrenta en esta final a su anterior equipo, y que llega siendo la figura del conjunto matecaña y el máximo anotador de la Liga con 14 dianas. ¿Y el goleador de Medellín? Diben Cambindo, que registraba 10 goles justo antes de anotar en el Atanasio e ilusionar a los hinchas del poderoso con la séptima estrella.

Estadio a reventar. Todos al unísono cantaban el himno de Antioquia mientras el humo de los extintores teñía el césped, el cielo e incluso el balón de rojo y azul. Euforia y unión alrededor de los dirigidos de David González.

Un ambiente que parecía inmejorable, pero se superó a sí mismo cuando al minuto 38 Diben Cambindo ingresó al área rival por toda la mitad, superando a dos defensas matecañas a punta de fuerza y de técnica para cubrir el balón, y con un remate a baja altura y cruzado al palo derecho, abrió el marcador y puso a todos los aficionados a celebrar. Quizá en todo el semestre no se vio a David González gritar un gol como un hincha más.

Le recomendamos: El sueño de Leo Castro: una estrella para Pereira

Pero la alegría duró poco y la incertidumbre y los nervios volvieron cuando al minuto 42 igualó el de siempre: Leo Castro. Enganche a la izquierda, remate con la izquierda y un balón imposible de detener para Andrés Mosquera Marmolejo. Manos unidas y en alto para pedir perdón a la hinchada de su anterior equipo, luego manos en forma de corazón para dedicar su tanto número 15 e igualar las condiciones en el Atanasio. Era un partidazo en la primera parte.

La segunda mitad fue para los arqueros. Salvó Mosquera Marmolejo a Medellín sobre el minuto 51 tras una perdida por presión alta de Andrés Ricaurte, y en un mano a mano con Brayan León Muñiz, el arquero del poderoso logró achicar y evitar la remontada de los visitantes.

Luego el protagonista fue Harlen ‘Chipi Chipi’ Castillo, que se destacó sobre todo al minuto 70 luego de atajar abajo a su mano izquierda un penalti que cobró Andrés Cadavid luego de que el VAR decretara una mano de Jhonny Vásquez.

Las opciones de gol cayeron sobre el final del compromiso y la paridad con la que llegaron a la final en números y rendimiento se reafirmó en el juego de ida. Serie abierta y mucha expectativa para el juego de vuelta. ¿La figura? Harlen Castillo, que en el último minuto volvió a sacarle un balón en la línea a Medellín. Todos con las manos a la cabeza en los locales, los visitantes celebraron como goles las atajadas de su guardameta. Noche soñada la que habrá en el estadio Hernán Ramírez Villegas el próximo miércoles.

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Una final inédita para el fútbol colombiano. El pitazo inicial fue en el estadio Atanasio Girardot, que quedó teñido de rojo y azul por los extintores que utilizó la hinchada de Medellín para recibir a su equipo.

Es la final número 17 que alcanza Medellín, y apenas la primera para Pereira. Mucha añoranza en ambos equipos. Un estadio con un espacio para los colores de un equipo y de otro, algo que no era habitual en una final hace años.

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“El hecho que Alejandro Restrepo y yo estemos disputando una final es algo soñado. No diría que es por la juventud, ni recambio generacional, para prepararse no existe edad. Es un premio para dos personas que nos hemos preparado y tenemos la suerte de estar acá”, dijo David González, técnico de Medellín, sobre uno de los condimentos de la final: la posibilidad de que él o el entrenador de Pereira, que llevan poco tiempo dirigiendo, ganen el título de la Liga y lo hagan, además, con procesos más bien cortos, pues si hay algún tema en el cual se insiste en el fútbol colombiano es el del respeto y apuesta por un proceso a largo plazo.

Una final pareja, pues ambos equipos llegaron a la final con 44 puntos en la reclasificación del segundo semestre, aunque Pereira se ubicó primero por diferencia de gol -razón por la cual la final se cierra en el Hernán Ramírez Villegas el próximo miércoles-.

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Sin embargo, si miramos la tabla de la reclasificación en el año, Medellín aparece como un equipo más regular, pues hasta este partido llegaba en la segunda casilla con 90 puntos, uno menos que Millonarios, mientras que Pereira ocupaba el séptimo puesto con 68 unidades,

Había que hablar de goles no solo para explicar la definición de las localías, sino también por el caso de Leonardo Castro, que justamente enfrenta en esta final a su anterior equipo, y que llega siendo la figura del conjunto matecaña y el máximo anotador de la Liga con 14 dianas. ¿Y el goleador de Medellín? Diben Cambindo, que registraba 10 goles justo antes de anotar en el Atanasio e ilusionar a los hinchas del poderoso con la séptima estrella.

Estadio a reventar. Todos al unísono cantaban el himno de Antioquia mientras el humo de los extintores teñía el césped, el cielo e incluso el balón de rojo y azul. Euforia y unión alrededor de los dirigidos de David González.

Un ambiente que parecía inmejorable, pero se superó a sí mismo cuando al minuto 38 Diben Cambindo ingresó al área rival por toda la mitad, superando a dos defensas matecañas a punta de fuerza y de técnica para cubrir el balón, y con un remate a baja altura y cruzado al palo derecho, abrió el marcador y puso a todos los aficionados a celebrar. Quizá en todo el semestre no se vio a David González gritar un gol como un hincha más.

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Pero la alegría duró poco y la incertidumbre y los nervios volvieron cuando al minuto 42 igualó el de siempre: Leo Castro. Enganche a la izquierda, remate con la izquierda y un balón imposible de detener para Andrés Mosquera Marmolejo. Manos unidas y en alto para pedir perdón a la hinchada de su anterior equipo, luego manos en forma de corazón para dedicar su tanto número 15 e igualar las condiciones en el Atanasio. Era un partidazo en la primera parte.

La segunda mitad fue para los arqueros. Salvó Mosquera Marmolejo a Medellín sobre el minuto 51 tras una perdida por presión alta de Andrés Ricaurte, y en un mano a mano con Brayan León Muñiz, el arquero del poderoso logró achicar y evitar la remontada de los visitantes.

Luego el protagonista fue Harlen ‘Chipi Chipi’ Castillo, que se destacó sobre todo al minuto 70 luego de atajar abajo a su mano izquierda un penalti que cobró Andrés Cadavid luego de que el VAR decretara una mano de Jhonny Vásquez.

Las opciones de gol cayeron sobre el final del compromiso y la paridad con la que llegaron a la final en números y rendimiento se reafirmó en el juego de ida. Serie abierta y mucha expectativa para el juego de vuelta. ¿La figura? Harlen Castillo, que en el último minuto volvió a sacarle un balón en la línea a Medellín. Todos con las manos a la cabeza en los locales, los visitantes celebraron como goles las atajadas de su guardameta. Noche soñada la que habrá en el estadio Hernán Ramírez Villegas el próximo miércoles.

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