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No deja de ser curioso que cien años atrás haya sido una mujer la que haya fundado a uno de los equipos más grandes del fútbol colombiano. Resulta aún más interesante que si se habla de la historia de las mujeres en el balompié nacional pocos recuerden el nombre de Micaela Lavalle de Mejía. “Gracias Micaela por este amor tan insoportable”, se lee en uno de los trapos que cuelgan cada fin de semana en las gradas del estadio Metropolitano de Barranquilla.
La historia cuenta, según los medios y algunos hinchas del Junior, que Micaela Lavalle de Mejía, por el rechazo que tuvo su hijo Juan Mejía Lavalle en uno de los equipos de la ciudad, que ella se dio a la tarea de ponerse al frente de la escuadra Juventud, que en 1923 se había llamado en un principio Juventus, como el conjunto italiano, por la ascendencia que varios pelaos del Colegio de los Hermanos Salesianos tenían de ese país. Pero al ser precisamente muchos de ellos de corta edad, el equipo pasó a llamarse Juventud.
Era un equipo que representaría a los barrios San Roque y Rebolo, dos vecindarios con mucha historia en Barranquilla. El primero, que le da sentido a lo dicho anteriormente, fue reconocido en su momento por ser uno de los barrios con mayor presencia de inmigrantes en ‘La puerta de oro’.
No fue en una oficina, tampoco en un centro de operaciones. Debajo de un puente que estaba ubicado en la Calle de las Vacas con Carrera Buen Retiro, Micaela Lavalle de Mejía fundó el Club Juventud Infantil. Cuenta el Junior en su página web que “Víctor Bovea, Héctor Donado, Leovigildo Rolong, Vicente Cervera, Juan Mejía Manuel Vásquez, Víctor Núñez, Alberto De Las Salas, Rosendo Barrios, Valerio Molinares, Armando Moya, Aurelio Roa, Agustín Consuegra, Simeón Manjarrés, Enrique Lamadrid, Pedro Yépez, Néstor García, Francisco Ibáñez y Nicolás Pineda” contaron con el apoyo de Efraín Borrero, quien sería asesor y orientador del equipo que contó con Bovea como presidente y con Juan Mejía como capitán de la escuadra.
El equipo fue ganando nivel y popularidad en Barranquilla. En 1926 empezó a hacer parte de la Liga de Fútbol del Atlántico en su tercera categoría. En ese mismo año quedó campeón y ascendió a segunda. Fue hasta 1929 que logró alcanzar la primera categoría, y ya para ese entonces pasó a llamarse Juventud Junior. Tres años después se proclamó campeón bajo la dirigencia de Rafael Fernández Díaz, quien sería clave para el crecimiento del equipo que ya para 1936 pasaría a llamarse como ahora lo conocemos: Junior.
Con el nombre que sería definitivo aparecieron las figuras de Roberto ‘El Flaco’ Meléndez y Romelio Martínez, nombres que ahora están estampados en los estadios de la capital del Atlántico. Con la presencia de estos dos referentes y del galés Jack Greenwell en la dirección técnico, el Junior ganaría también su reconocimiento a nivel internacional al disputar compromisos fuera de Colombia, hechos que derivarían en un prestigio tal que no se quedaría por fuera de la División Mayor del Fútbol Colombiano, que en 1948 disputaría su primer torneo y que en ese entonces ganó Santa Fe. En 1949, el Atlético Junior como finalmente se llamaría, fue también la selección nacional en el Sudamericano de Río de Janeiro, participación que significó una sanción por parte de la Dimayor y que le acarreó la ausencia del campeonato nacional por dos años.
Pasaron muchos años para que Junior ganara un torneo a nivel nacional. En parte, esto se debió a la salida de Junior en 1953 de la Dimayor por problemas económicos. Tuvieron que pasar 13 años para que el equipo barranquillero volviera a la primera división del fútbol colombiano. “Alberto Mario Pumarejo, Mario Abello, Guy De Castro, Antonio Angulo, Arturo Fernández, José Benavides, Mario Zappenfeld, Imre Danko, Guillermo Marín, Roberto Pumarejo, Carlos Ariano, José González, Eduardo Osío, Jaime Pumarejo, Sixto Diazgranados y Juan B. Fernández R son los empresarios y dirigentes que llevaron al conjunto rojiblanco a competir nuevamente con los equipos grandes del país.
¡PARA TODA LA VIDA! ❤️
— Junior FC (@JuniorClubSA) August 7, 2024
Celebramos los 100 años del Junior. Un sentimiento que trasciende barreras y generaciones, una pasión que es inexplicable y la alegría de una región entera.
Este fue un cortometraje con mucho amor, que cuenta el sentimiento desde el hincha.… pic.twitter.com/688G27OW3n
Para el año 1972, Fuad Char Abdala se vincula a la dirigencia de Junior. Salvo Pedro Salzedo y Alejandro Arteta, los Char han estado presentes en los momentos de gloria del cuadro rojiblanco.
1977, 1980, 1993, 1995, 2004-II, 2010-I, 2011-II, 2018-II, 2019-I y 2023-II han sido las veces en que Junior ha logrado ser campeón de la liga colombiana. La Copa la ha ganado en 2015 y 2017 y la Superliga en 2019 y 2020. Estuvo cerca de ganar la Copa Sudamericana, pero los penaltis le negaron la surte del campeón en 2018.
Álvaro Cepeda Samudio alguna vez habló de Junior como “la querida de Barranquilla”, pero quizá una de las mejores definiciones de lo que significa el equipo para sus hinchas y para la Costa Atlántica fue la que dio Juan Gossaín para la revista Diners cuando escribió: “El juniorismo es un estado del alma. Una manera de ser. Una actitud ante la vida. Una posición frente a las crudezas del mundo. El día en que Junior pierde, como si fuera una fatalidad del destino, se va la luz en Barranquilla; si el equipo hace agua en el campeonato, la ciudad amanece inundada por los arroyos, aunque sea verano. Es fácil adivinar, por lo contrario, que el Junior ha ganado, sin necesidad de oír el estropicio que forman los comentaristas radiales, porque el lunes sale el sol más temprano y hasta el sepulturero del cementerio de Calancala tiene una sonrisa de triunfador pintada en la cara”.
Comparto de aquí en adelante la entrevista con Javier Castell López, exjugador y extécnico del Junior, ahora periodista y autor del libro “Los 100 del centenario: futbolistas que marcaron la historia del Junior”. Que sea él y quienes han hecho parte de la historia del cuadro tiburón los que digan por qué el Junior es “tu papá”. La presentación de su libro será el jueves a las 2:00 p.m. en el restaurante Pepe Anca, en Barranquilla.
¿Cómo define usted como barranquillero haber sido jugador y entrenador de Junior?
Hay una sensación de plenitud, de logro alcanzado. Nada mejor que representar al equipo de la tierra de uno, pero si además le toca a uno esa dualidad de ser jugador y técnico, hay mucha felicidad.
¿Cómo define lo que es Junior para la costa?
No tengo ninguna duda de que el Junior representa uno de los fenómenos de la cultura popular de Barranquilla y de la Costa más importantes. Junior hace parte de la iconografía barranquillera. El Carnaval y Junior son dos fenómenos que van incrustados bien profundos en el corazón y la sensibilidad del barranquillero, y por extensión, del Caribe, del costeño. Junior, en su momento, se termina transformando en una energía especial del barranquillero que está por fuera y le hace los días más felices. Junior es una manera de sentir, de ser. Junior permite que el estado de ánimo del día lunes sea mejor o peor de acuerdo al resultado del domingo.
¿Cuál es, en ese sentido, el símbolo y el aporte del Junior al fútbol colombiano?
El Junior siempre fue un equipo que alegró y le dio calidad al fútbol colombiano a través de la cantidad de jugadores extraordinarios que pasaron por el equipo. Junior tuvo a jugadores mundialistas desde todas las épocas. Te voy a mencionar solamente tres: Dida, que fue campeón mundial con el Brasil de Pelé y Zágalo; vinieron también Nelson Díaz y Eliseo Álvarez. Solo para mencionarte esos, sin mencionar obviamente lo de Garrincha, que fue algo muy efímero, pero han venido otros jugadores como Carlos Babington, Julio César Uribe, considerado uno de los tres o cuatro mejores futbolistas de Perú en toda su historia. Esa permanente vinculación de jugadores de ese nivel representó para el país y para la liga uno de los equipos más llamativos, más competitivos, y Junior representó, salvo el Unión Magdalena, una parte importante de la región, siendo el más grande de la Costa, lo que lo hacía el equipo a vencer.
¿Qué jugadores son insignias del Junior y cree que no pueden faltar en la historia del equipo?
En la primera etapa del Junior, indudablemente tenemos a Roberto ‘El Flaco’ Meléndez. Después está un señor brasileño que era un ídolo en ese país y se llamaba Heleno de Freitas, un personaje bastante especial que murió muy joven. Tras la reaparición del equipo, hay que mencionar nuevamente a Dida; esta es de una opinión muy personal, era mi ídolo de infancia, pero agregaría a Víctor Ephanor, un goleador fantástico; después puedo mencionar a la ‘Bruja’ Verón; Carlos Babington; ‘El Pibe’ Valderrama; Iván René Valenciano, goleador del fútbol colombiano y Víctor Pacheco, el jugador más habilidoso y gambeteador que ha tenido el Junior. Podría mencionar 15, 20, pero con esos podríamos quedarnos.
¿Y de los últimos 20 años a quiénes agregaría?
Sin duda hay cuatro ídolos, que he denominado los ídolos del siglo XXI: Giovanni Hernández, Sebastián Viera, Teófilo Gutiérrez y Carlos Bacca. A ellos se les puede entregar ese rótulo. Todos han dejado huellas indelebles. Viera, además de ser el jugador con más partidos, es el arquero con más goles en el Junior. Bacca sigue haciendo goles y ganando botines de oro. Teófilo es de esos jugadores carismáticos, veleidoso en su carácter, pero es muy inteligente, muy fino, a veces brusco, pero un jugador muy querido por la afición barranquillera.
¿Qué equipos destacaría de la historia de Junior?
El del año 1972, cuando vino Víctor Ephanor, Caldeira y Chiquinho, ese equipo jugaba fantástico, mereció ser campeón, lo que pasa es que no lo fue porque esos brasileros se fueron al carnaval y volvieron fuera de forma y terminó siendo campeón Millonarios. Después, para mi gusto, está el de 1991, que no fue campeón, pero se denominó aquí en Barranquilla la Juniormanía porque fue el equipo que más llenó el estadio. Estaban en su apogeo Pacheco, Valenciano y Javier Ferreira. Era un equipo que deleitaba. Y mencionaría el de 1993, el equipo campeón del Pibe, Valenciano, Pacheco, Mackenzie. Fue campeón de manera angustiosa, pero era emocionantes verlos. Y bueno, sin menospreciar a los otros. Y de los últimos destacaría el Junior campeón de Giovanni Hernández y Teófilo Gutiérrez, que dirigió Julio Comesaña.
Ya que habló de Comesaña... ¿Qué técnicos también destaca en el centenario de Junior?
Primero Julio Comesaña si ninguna duda, es el más campeón, no solamente ganó tres títulos, sino que salvó al equipo de un momento muy difícil, lo sacó de las posiciones del descenso y siempre ha hecho creer a la gente. Me gustó también el equipo de Jorge Suárez de 1983, el de Jorge Solari. Después hubo uno que me dirigió y que me gustó por sus ideas, su convicción y su intelectualidad y es Roberto Saporiti. Eso me marcó. Técnicos colombianos tengo que mencionar a Diego Edison Umaña, el Piscis Restrepo, Cheché Hernández, pero me quedaría con los primeros que mencioné.
Regálenos una anécdota como hincha de Junior...
A veces no, muchas veces me iba a ver los entrenamientos de Junior cuando estaba Víctor Ephanor y yo me iba detrás de él cuando terminaba la jornada. Antes los jugadores no tenían carros, ellos se iban caminando a sus viviendas que eran cerca. Él salía y yo me iba detrás de él como a unos cinco metros y lo acompañaba sin decirle nada, solamente viéndolo llegar a su casa y cuando llegaba yo me devolvía en bus. Era un grado de admiración muy grande. Era una cosa que como hincha me pasaba.
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