Once Caldas, campeón del Apertura 2009
El equipo de Manizales venció 3-1 a Júnior, onceno que pese a jugar en Barranquilla y con todo a su favor, no logró dar vuelta al marcador del partido de ida.
Fabián Mauricio Rozo C. / Enviado Especial, Barranquilla
Muchos llegaron a incluirlo entre los eliminados de la primera fase, algunos más optimistas le alargaron la existencia hasta la penúltima fecha de los cuadrangulares y otros simplemente nunca contaron con él, pero como no hay nada más efectivo ante el escepticismo que creer en sí mismo, Once Caldas creyó para reencontrarse por tercera vez con la gloria.
Y lo consiguió con sobrados méritos y sin sentirse menos en un estadio que estaba preparado para un carnaval y terminó siendo escenario de un entierro más doloroso que el del propio Joselito, porque a falta de uno fueron tres golpes contundentes los que hicieron posible lo impensado, en el que perfectamente podría denominarse el ‘Metropolitanazo’.
En Barranquilla y la costa Atlántica en general no había espacio para la duda, sólo para la confianza, y en exceso por supuesto, de que el 2-1 a favor del Caldas en Manizales sería remontado por el Júnior en el Roberto Meléndez, donde los dirigidos por Julio Avelino Comesaña vinieron a tropezar en el momento menos indicado.
Caída de la que costará levantarse porque la sexta estrella que ya parecía vislumbrarse se extravió, y el afán por encontrarla contrastó con la serenidad de un conjunto en el que antes que depender de las luminarias, brilla con luz propia, generada por un colectivo que en lugar de extrañar a los ausentes Jorge Casanova, John Viáfara y Johan Fano, tuvo en Henry Rojas, Nicolás Torres y Álex Sinisterra la energía suficiente para demostrar que la vuelta no la daban dos o tres sino todos los miembros de un plantel que a lo largo del semestre trabajó con humildad y en silencio.
Y el Caldas la dio en campo ajeno porque fue mucho más que once en la cancha. Los albos hicieron de la mínima diferencia en la ida, la máxima convicción de que el sueño era posible. Y si de soñadores se trata, nadie más indicado para estar en el banquillo blanco que el estratega antioqueño Javier Álvarez, señalado de eterno perdedor y epicentro de innumerables burlas, que el domingo fueron silenciadas como las 50 mil gargantas de los hinchas junioristas, por un planteamiento inteligente, serio y sin complejo alguno.
Tal y como aconteciera en el Palogrande, el blanco-blanco salió a buscar el partido y lo encontró, conducido por un Dáyron Pérez que, a diferencia de Giovanni Hernández, pidió la pelota, supo qué hacer con ella y hasta se dio el lujo de sentenciar el encuentro con un zurdazo que empezó a desocupar el Metropolitano cuando aún restaban 17 minutos de juego.
Tiempo y fútbol le sobraron en realidad al enganche visitante, que vino a graduarse de crack levantando su primera Copa Mustang y con una medalla de oro en su pecho, la cual, aparte de certificarlo, dejó en evidencia otra lección del fútbol y la vida misma: no había que creerse campeón sino serlo y Caldas lo fue tanto en Manizales como el domingo en Barranquilla, donde la humedad y hasta las más de 50 mil gargantas jugaron, pero el Júnior no.
El Once logró la hazaña y no comió de Metropolitano, como tampoco lo había hecho en el Morumbí o La Bombonera para levantar la Copa Libertadores de América, justo cinco años atrás. Y como en aquella gesta, venció todos los pronósticos y hasta se dio el lujo de ser el último de los clasificados a los cuadrangulares semifinales, pero el primero al final, como el Pasto del Apertura 2006, aunque los del sur lo hicieron en su estadio Libertad, mientras los blancos acabaron un carnaval y prendieron una feria hasta con ‘olés’ incluidos y, por cierto, merecidos.
El fuerte remate desde el borde del área de Teófilo Gutiérrez, desviado por el arquero Héctor Landázuri, dio para pensar que el Júnior iba a revertir rápidamente la desventaja con la que llegó al juego definitivo.
Pero no fue así. A los 16 minutos, un cobro de tiro de esquina de Henry Rojas fue aprovechado por el defensa central Alexis Henríquez para marcar el primer gol, con la complicidad del arquero Adrián Berbia, el héroe de otras jornadas, y el defensa John Valencia, quienes se dejaron anticipar.
La ilusión, sin embargo, regresó al Metropolitano y la alegría característica de los hinchas curramberos se volvió a sentir tras el empate de Háyder Palacios, quien de tiro libre venció la resistencia de Landázuri, esta vez ayudado por los miembros de la barrera, quienes dejaron un hueco por el que pasó el balón. Una ingenuidad similar a la del miércoles, en el Palogrande, cuando no referenciaron a Giovanni Hernández, tras un cobro de tiro de esquina.
Después de la igualdad, el propio Giovanni y el goleador Teófilo Gutiérrez, pudieron poner arriba al Júnior e igualar la serie, pero un enorme Landázuri no lo permitió. En cambio, a los 42 minutos de juego, Álex Sinisterra, quien reemplazó con lujo de detalles al goleador peruano Johan Fano, capitalizó un pase milimétrico de Henry Rojas, para eludir al arquero Berbia y enviar el balón al fondo de la red. Eso, además, volvió a silenciar al estadio y abrió nuevamente el camino de la anhelada tercera estrella alba.
En el complemento, el técnico Comesaña hizo lo que tenía que hacer. Mandó a la cancha a Ricardo Ciciliano y al delantero Carlos Bacca. Júnior intentó reaccionar, pero no generó opciones claras de peligro, mientras el Once Caldas se fortalecía en defensa e incluso se apoderaba de la pelota por momentos.
Hasta que a los 72 minutos llegó el puntillazo. El volante Dayron Pérez recogió un rebote al borde del área local, se deshizo de un rival y sacó un remate certero desde 25 metros que dejó sin posibilidad alguna al portero Berbia. Esa anotación sentenció la historia de la Copa Mustang y se sintió en Manizales, en donde comenzó la celebración y una feria que se convirtió en carnaval.
Los minutos finales fueron de puro trámite y luego del pitazo de Óscar Julián Ruiz, quien tuvo un arbitraje sin complicaciones, los caldenses hicieron la fiesta en el gramado del Metropolitano, en donde dieron la cuarta vuelta olímpica de su historia, pues a las tres del torneo local se suma la de la Copa Libertadores 2004.
Luego de hora y media los campeones partieron hacia el aeropuerto para viajar en un vuelo a Pereira, en donde miles de aficionados manizaleños los esperaban para iniciar la caravana de la victoria y celebrar un título en el que pocos creían.
Si quiere ver el minuto a minuto del juego haga clic aquí
Ficha Técnica:
Júnior: Adrián Berbia; Hayder Palacio, John Valencia, Camilo Ceballos (m.16, Roller Cambindo) , Roberto Carlos Cortés, Alexander Jaramillo, Javier Flórez (m.46, Ricardo Ciciliano) , Luis Carlos Ruiz, Giovanny Hernández, Emerson Acuña (m.63, Carlos Bacca), Téofilo Gutiérrez.
Director Técnico: Julio Comesaña
Once Caldas: Héctor Landázuri, Nóndier Romero, Carlos Díaz, Alexis Enríquez, Luis Núñez, Henry Rojas (m.77, Erwin Maturana) , Nilson Cortés, Nicolás Torres, Dayron Pérez, Alex Sinisterra (m.72, Wilson Mena) , Ariel Carreño.
Director Técnico: Javier Álvarez
Goles: 0-1, m.16: Alexis Henríquez. 1-1, m.29: Hayder Palacio. 1-2, m.42: Alex Sinisterra. 1-3, m.72: Dayron Pérez
Árbitro: Oscar Julián Ruiz.
Amonestados Nilson Cortés y Ariel Carreño (ONC); Hayder Palacio (JUN).
Estadio: Roberto Meléndez – Metropolitano de Barranquilla
Asistencia: 60.000 espectadores aprox.
Partido: Intenso
Muchos llegaron a incluirlo entre los eliminados de la primera fase, algunos más optimistas le alargaron la existencia hasta la penúltima fecha de los cuadrangulares y otros simplemente nunca contaron con él, pero como no hay nada más efectivo ante el escepticismo que creer en sí mismo, Once Caldas creyó para reencontrarse por tercera vez con la gloria.
Y lo consiguió con sobrados méritos y sin sentirse menos en un estadio que estaba preparado para un carnaval y terminó siendo escenario de un entierro más doloroso que el del propio Joselito, porque a falta de uno fueron tres golpes contundentes los que hicieron posible lo impensado, en el que perfectamente podría denominarse el ‘Metropolitanazo’.
En Barranquilla y la costa Atlántica en general no había espacio para la duda, sólo para la confianza, y en exceso por supuesto, de que el 2-1 a favor del Caldas en Manizales sería remontado por el Júnior en el Roberto Meléndez, donde los dirigidos por Julio Avelino Comesaña vinieron a tropezar en el momento menos indicado.
Caída de la que costará levantarse porque la sexta estrella que ya parecía vislumbrarse se extravió, y el afán por encontrarla contrastó con la serenidad de un conjunto en el que antes que depender de las luminarias, brilla con luz propia, generada por un colectivo que en lugar de extrañar a los ausentes Jorge Casanova, John Viáfara y Johan Fano, tuvo en Henry Rojas, Nicolás Torres y Álex Sinisterra la energía suficiente para demostrar que la vuelta no la daban dos o tres sino todos los miembros de un plantel que a lo largo del semestre trabajó con humildad y en silencio.
Y el Caldas la dio en campo ajeno porque fue mucho más que once en la cancha. Los albos hicieron de la mínima diferencia en la ida, la máxima convicción de que el sueño era posible. Y si de soñadores se trata, nadie más indicado para estar en el banquillo blanco que el estratega antioqueño Javier Álvarez, señalado de eterno perdedor y epicentro de innumerables burlas, que el domingo fueron silenciadas como las 50 mil gargantas de los hinchas junioristas, por un planteamiento inteligente, serio y sin complejo alguno.
Tal y como aconteciera en el Palogrande, el blanco-blanco salió a buscar el partido y lo encontró, conducido por un Dáyron Pérez que, a diferencia de Giovanni Hernández, pidió la pelota, supo qué hacer con ella y hasta se dio el lujo de sentenciar el encuentro con un zurdazo que empezó a desocupar el Metropolitano cuando aún restaban 17 minutos de juego.
Tiempo y fútbol le sobraron en realidad al enganche visitante, que vino a graduarse de crack levantando su primera Copa Mustang y con una medalla de oro en su pecho, la cual, aparte de certificarlo, dejó en evidencia otra lección del fútbol y la vida misma: no había que creerse campeón sino serlo y Caldas lo fue tanto en Manizales como el domingo en Barranquilla, donde la humedad y hasta las más de 50 mil gargantas jugaron, pero el Júnior no.
El Once logró la hazaña y no comió de Metropolitano, como tampoco lo había hecho en el Morumbí o La Bombonera para levantar la Copa Libertadores de América, justo cinco años atrás. Y como en aquella gesta, venció todos los pronósticos y hasta se dio el lujo de ser el último de los clasificados a los cuadrangulares semifinales, pero el primero al final, como el Pasto del Apertura 2006, aunque los del sur lo hicieron en su estadio Libertad, mientras los blancos acabaron un carnaval y prendieron una feria hasta con ‘olés’ incluidos y, por cierto, merecidos.
El fuerte remate desde el borde del área de Teófilo Gutiérrez, desviado por el arquero Héctor Landázuri, dio para pensar que el Júnior iba a revertir rápidamente la desventaja con la que llegó al juego definitivo.
Pero no fue así. A los 16 minutos, un cobro de tiro de esquina de Henry Rojas fue aprovechado por el defensa central Alexis Henríquez para marcar el primer gol, con la complicidad del arquero Adrián Berbia, el héroe de otras jornadas, y el defensa John Valencia, quienes se dejaron anticipar.
La ilusión, sin embargo, regresó al Metropolitano y la alegría característica de los hinchas curramberos se volvió a sentir tras el empate de Háyder Palacios, quien de tiro libre venció la resistencia de Landázuri, esta vez ayudado por los miembros de la barrera, quienes dejaron un hueco por el que pasó el balón. Una ingenuidad similar a la del miércoles, en el Palogrande, cuando no referenciaron a Giovanni Hernández, tras un cobro de tiro de esquina.
Después de la igualdad, el propio Giovanni y el goleador Teófilo Gutiérrez, pudieron poner arriba al Júnior e igualar la serie, pero un enorme Landázuri no lo permitió. En cambio, a los 42 minutos de juego, Álex Sinisterra, quien reemplazó con lujo de detalles al goleador peruano Johan Fano, capitalizó un pase milimétrico de Henry Rojas, para eludir al arquero Berbia y enviar el balón al fondo de la red. Eso, además, volvió a silenciar al estadio y abrió nuevamente el camino de la anhelada tercera estrella alba.
En el complemento, el técnico Comesaña hizo lo que tenía que hacer. Mandó a la cancha a Ricardo Ciciliano y al delantero Carlos Bacca. Júnior intentó reaccionar, pero no generó opciones claras de peligro, mientras el Once Caldas se fortalecía en defensa e incluso se apoderaba de la pelota por momentos.
Hasta que a los 72 minutos llegó el puntillazo. El volante Dayron Pérez recogió un rebote al borde del área local, se deshizo de un rival y sacó un remate certero desde 25 metros que dejó sin posibilidad alguna al portero Berbia. Esa anotación sentenció la historia de la Copa Mustang y se sintió en Manizales, en donde comenzó la celebración y una feria que se convirtió en carnaval.
Los minutos finales fueron de puro trámite y luego del pitazo de Óscar Julián Ruiz, quien tuvo un arbitraje sin complicaciones, los caldenses hicieron la fiesta en el gramado del Metropolitano, en donde dieron la cuarta vuelta olímpica de su historia, pues a las tres del torneo local se suma la de la Copa Libertadores 2004.
Luego de hora y media los campeones partieron hacia el aeropuerto para viajar en un vuelo a Pereira, en donde miles de aficionados manizaleños los esperaban para iniciar la caravana de la victoria y celebrar un título en el que pocos creían.
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Ficha Técnica:
Júnior: Adrián Berbia; Hayder Palacio, John Valencia, Camilo Ceballos (m.16, Roller Cambindo) , Roberto Carlos Cortés, Alexander Jaramillo, Javier Flórez (m.46, Ricardo Ciciliano) , Luis Carlos Ruiz, Giovanny Hernández, Emerson Acuña (m.63, Carlos Bacca), Téofilo Gutiérrez.
Director Técnico: Julio Comesaña
Once Caldas: Héctor Landázuri, Nóndier Romero, Carlos Díaz, Alexis Enríquez, Luis Núñez, Henry Rojas (m.77, Erwin Maturana) , Nilson Cortés, Nicolás Torres, Dayron Pérez, Alex Sinisterra (m.72, Wilson Mena) , Ariel Carreño.
Director Técnico: Javier Álvarez
Goles: 0-1, m.16: Alexis Henríquez. 1-1, m.29: Hayder Palacio. 1-2, m.42: Alex Sinisterra. 1-3, m.72: Dayron Pérez
Árbitro: Oscar Julián Ruiz.
Amonestados Nilson Cortés y Ariel Carreño (ONC); Hayder Palacio (JUN).
Estadio: Roberto Meléndez – Metropolitano de Barranquilla
Asistencia: 60.000 espectadores aprox.
Partido: Intenso