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Si algo le dejan claro a un futbolista cuando firma contrato con Boca Juniors es que también representan esa camiseta lejos del terreno de juego, en todos los ámbitos de su vida. Una máxima que, teniendo en cuenta el precedente del escándalo del que se libraron Wilmar Barrios y Edwin Cardona en 2018, tiene la continuidad de Sebastián Villa, acusado de violencia de género por su esposa Daniela Cortés, en suspenso. En momentos sin fútbol, el quilombo-como lo llaman en Argentina- del colombiano de 23 años es el principal tema en la agenda setting de los medios deportivos de ese país.
"Muchachos sabrán lo que está saliendo en las redes sociales udes saben quien soy yo cometo errores. Pero Se los juro por mi madre que está mal de salud que en este tiempo no la e tocado y que yo voy a aclarar las cosas les pido disculpas y que lo que se dice no es así”, ese, tal cual, fue el mensaje que colgó Villa, acompañado de un emoji de un corazón y unas manos rezando, en el grupo de WhatsApp de Boca Juniors.
Una declaratoria con muchos matices. El atacante antioqueño afirmó que no ha agredido a su mujer en "este tiempo", pero no negó haberlo hecho en el pasado. En medio de estos problemas domésticos, Villa, quien comparte el mismo entorno de Juan Fernando Quintero ya que ambos son representados por la misma agencia, Go Pro Sport, tras el incidente se fue a vivir con el volante creativo de River Plate mientras se calmaban unos ánimos que tuvieron su detonante el pasado lunes con las denuncias que hizo Daniela Cortés en sus redes sociales mostrando varias heridas en su cuerpo.
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Villa ya no está viviendo con Juanfer Quintero y su paradero es desconocido en Argentina, según indicaron varios reportes de prensa.
La denuncia interpuesta por Daniela Cortés ante el juez Javier Maffucci Moore, del juzgado 2 de Garantías de Esteban Echavarría, a la que tuvo acceso el Diario Olé, indicó que Villa le exigió que se fuera de su casa y la amenazó. "Si ella no se va o publica algo en redes sociales, les voy a hacer daño a ustedes. Villa llamó un sicario en Colombia, lo puso en altavoz y le pidió que le hiciera una maldad a mi hija", dice el informe que también sostiene que Villa le dio un puñetazo en su cara, luego una patada en el muslo izquierdo y al final la agarró con vehemencia del pelo.
La versión de Sebastián Villa no se quedó atrás: apuntó que su pareja lo extorsionó y amenazó con golpearse ella misma si no le daba amplias sumas de dinero. “Ella no paraba de agredirme verbalmente exigiendo dinero que debía entregarle, sino arruinaría mi carrera como futbolista. Me pedía 50.000 dólares en Buenos Aires y 100.000 en Colombia, junto con pasaje en vuelo privado de repatriación, caso contrario se golpearía y me denunciaría por lesiones y violencia de género”.
La religión, ese fue el argumento que Villa le presentó a la dirigencia de Boca Juniors para persuadirlos de que era un buen hombre. Aseguró que Dios le cambió la vida luego de crecer en un ambiente austero y violento en las calles de Bello, en las orillas de Medellín.
El reconocido abogado Hipólito Pino será el encagado de defender a Sebastián Villa mientras que Ferlando Burlando, quien no tuvo piedad en el canal 9 de la televisión argentina, es el hombre que lleva el caso de Daniela Cortés. "Es un miserable, vamos a pedir que lo capturen. No solo la agredió, la denunció falsamente en la justicia denunciando una extorsión. Cuanto tenga que ratificar que es una denuncia falsa, voy a estar yo preguntando con la fiscal".
Villa fichó con Boca Juniors en junio de 2018, días después de ser una de las figuras del título de liga colombiana con el Deportes Tolima. Es uno de los futbolistas colombianos con mayor proyección y viene de ser una de las figuras del campeonato del cuadro xeneize en la Superliga Argentina al mando de Miguel Ángel Russo. Cuenta con condiciones atléticas de deportistas dotados por naturaleza. Hace unos meses el club midió la velocidad del antioqueño, una estadística que divulgó su exentrenador, Gustavo Alfaro. "Mbappé tiene un arranque de velocidad de 38.4 segundos y Villa de 38.3".
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Pero justo cuando llegó Alfaro a la dirección técnica empezaron los problemas de Villa, quien en su primer semestre, contra todo pronóstico, se ganó su lugar en el equipo titular de Guillermo Barros Schelotto. Por eso, tras perder la final de la Copa Libertadores ante River Plate en Madrid, el avión de regreso a Buenos Aires fue una caldera. Los pesos pesados del vestuario: Carlos Tévez, Nahitán Nández, Wanchope Ávila, Darío Benedetto, entre otros, querían hallar un culpable, una presa fácil para desahogar la rabia de la derrota. El elegido fue Villa, quien a pesar de todo había tenido un buen rendimiento en ambos partidos, en la ida, de hecho, metió una asistencia.
Con ese precedente empezó el 2019 de Villa, quien inició el año llegando un día tarde a la pretemporada del equipo porque lo dejó el avión. Carlos Tévez, el capitán, fue el encargado de darle el castigo: le propinó una amplia multa económica, para algunos innecesaria. Gustavo Alfaro, quien cedió a algunas presiones del vestuario, un día antes de que cerrara el mercado de pases, aunque lo negó en las conferencias de prensa, le dijo que no iba a contar con él.
Así ocurrió y fue borrado del equipo titular y dejó de tener continuidad, hasta que Cristian Pavón sufrió una delicada lesión y le abrió un cupo en el once. A pesar de su buen rendimiento, volvió a ser descartado por su entrenador, una tendencia similar la que vivieron los otros colombianos Frank Fabra y Jorman Campuzano. De hecho, apenas llegó, Alfaro le cerró las puertas del club a Edwin Cardona.
Los resultados de Alfaro no estuvieron a la altura, la forma de juego conservadora tampoco, por lo que a finales de 2019 fue despedido, sobre todo por la nueva derrota en semifinales de Libertadores ante River Plate. Este año aterrizó Miguel Ángel Russo, un hombre que le dio entera confianza a Villa, que terminó el semestre como una de las principales figuras del campeonato. La convocatoria a las eliminatorias con la selección colombiana llegó y las ofertas de equipos europeos no se hicieron esperar.
Pero su vida privada, en el mejor momento de su carrera, ha sido la encargada de ponerle un freno en seco a su futuro. Su intimidad cruzó la frontera de la vida profesional y tiene en entredicho su continuidad en Boca Juniors y su futuro en la selección.