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Si algo hace falta en el deporte colombiano es memoria. Textos, imágenes y audios que documenten la historia de la actividad física en el país. Por eso, hay personajes legendarios que no tienen el reconocimiento que merecen. Uno de ellos es Alfonso Sepúlveda, el mejor fundamentador del fútbol bogotano, quien durante 60 años descubrió, pulió y llevó al profesionalismo a figuras de la talla de Alfonso Cañón, Ernesto Díaz, Wílmer Cabrera, Eduardo Niño, Adolfo ‘El Tren’ Valencia, Freddy Rincón y Francisco Nájera, entre muchísimos otros.
Santandereano de nacimiento, llegó a la capital del país a comienzos de los años 50 con la ilusión de jugar en el naciente fútbol profesional, pero una delicada lesión lo obligó a renunciar a ese sueño. Su rumbo, sin embargo, ya estaba marcado por el balón. Se convirtió en entrenador y dirigió a las primeras selecciones Cundinamarca que lograron títulos nacionales. Después fue uno de los artífices de la creación de la Liga de Bogotá y uno de los técnicos más laureados del tradicional Hexagonal del Olaya, el torneo aficionado más importante del país.
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A comienzos de los años 70 fundó la empresa Guayos As, una de las pioneras en la confección y comercialización de artículos deportivos. El éxito de su compañía le permitió dedicarle mucho tiempo a su gran pasión, formar futbolistas. Y durante décadas fue el alma de la inagotable cantera de Independiente Santa Fe, club con el que llevó no menos de 200 jugadores al profesionalismo.
Amable, respetuoso y tranquilo, se preocupó por la formación integral de sus dirigidos pues sabía que a quienes no se destacaran en el fútbol debía darles herramientas para triunfar en la vida. Y lo logró, porque dejó una profunda huella en muchos jóvenes y sus familias. Tanto que algunos de ellos, entre quienes están Arturo Boyacá, Mauricio Becerra, Álvaro Aldana y Álvaro Duarte, lideraron el proyecto de la publicación de un libro para homenajearlo. Eso es ¡Juego, juego, juego!, su historia, pero también su método, su estilo.
El documento es una radiografía del fútbol bogotano, de sus estrellas, logros y hasta escenarios. De todo eso hablan cerca de 50 de sus discípulos, muchos de ellos aún con la nostalgia que dejó la muerte del maestro Alfonso Sepúlveda en abril de 2020. El libro, de 214 páginas, con prólogo de Hernán Peláez Restrepo y un testimonio del técnico de la selección de Colombia, Reinaldo Rueda, fue escrito por los periodistas Víctor Diusabá Rojas y Luis Guillermo Ordóñez.
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Este lunes 19 de julio, desde las 6:00 p.m., en el salón principal del club La Fortaleza, habrá una charla basada en su legado: La responsabilidad social del entrenador como educador, en la que participarán los ex futbolistas Jairo Suárez y Juan Carlos Toja, además de los técnicos Carlos Barato y Arturo Boyacá.
Informes y ventas con Mauricio Becerra, al teléfono 310 2568378.
Lo que opinan estrellas del fútbol colombiano de Alfonso Sepúlveda:
Alfonso Cañón: “No tengo dudas de que fue la persona que más influyó en mi formación deportiva y personal. Lo considero mi segundo padre”.
Reinaldo Rueda: “Me tendió la mano desde mis épocas de estudiante. Fue un visionario en el fútbol. Para él todo mi respeto y admiración”.
Adolfo ‘El Tren’ Valencia: “Siempre quiso a los futbolistas jóvenes, los apoyó y se la jugó por ellos. A mí se insistía en el tema de la definición y me motivaba mucho cuando me veía como bajo de nota”. Se daba cuenta cuando uno estaba mal, fuera por cuestiones de plata o porque le hacía falta la familia
Fredy Rincón: “De las cosas buenas que me pasaron al llegar a Bogotá fue conocer a Alfonso Sepúlveda, un señor muy humano, un gran maestro. A mí me pedía que jugara en varias posiciones para que tuviera mayores opciones de subir al equipo profesional”.
John Velásquez: “Todavía en el plantel profesional molestan mucho a quienes se equivocan o cometen fallas técnicas. Cuando alguien va a parar un balón y se le va largo, comenzamos a decirle en chiste que si es que nunca entrenó con Alfonsito”.
Francisco ‘Pacho’ Nájera: “Los trabajos que él hacía no eran habituales en esa época, aunque ahora es lo que se impone. Fui con él al torneo de Viareggio (Italia) y nos llevó a jugar un partido con el primer equipo de la Juventus, porque conocía a Marcello Lippi”
Jorge ‘Chamo’ Serna: “Quienes nunca vieron un equipo suyo, tenían que emocionarse con el Barcelona. Esa filosofía de juego que sorprendió hace unos años, era la que él promovía hace 60. El fútbol ha evolucionado y han aparecido diferentes corrientes metodológicas, pero la base es la misma y se acomoda al modelo que él usaba”.
Jaime ‘El Pantalonudo’ Arroyave: “Él era un gran trabajador de campo. Les enseñó a jugar a muchos jóvenes, porque no es solo nacer con un talento, sino perfeccionarlo. Hay que reconocerle que era un gran fundamentador, un tipo sobresaliente en esa rama”.
Miguel Alonso Pacheco: “Alfonsito vivía en función del fútbol. Yo creo que no dormía pensando en qué ponernos a hacer en el entrenamiento del día siguiente. Era un genio, aprovechaba todos los recursos y hasta la topografía del terreno para ayudar a sus jugadores a mejorar”.
Luis Augusto ‘Chiqui’ García: “Fue un técnico muy exitoso. Los equipos que tenía eran maravillosos, jugaban realmente bien. Lo menosprecian diciendo que apenas era un formador, pero eso lo considero un gran homenaje, porque la palabra formador encierra mucho, todo, táctica, técnica, estrategia, don de gentes”.
Eduardo Niño: “Le dejó un gran legado al fútbol bogotano y especialmente a Santa Fe. Cualquier homenaje que se le haga se queda chiquito para lo que se merece, porque trabajó desinteresadamente durante 60 años para ayudar a formar buenos jugadores y excelentes personas”.
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Juan Carlos Toja: “Si yo fuera entrenador querría ser como él. Me enseñó que en la cancha es clave pensar primero y tomar buenas decisiones. Sus consejos nos llegaban a la cabeza y al corazón. Dejaban huella. Tanto que ya en el equipo profesional uno detectaba quiénes habían sido formados por Alfonso y quiénes no”
Wilmer Cabrera: “Él era el único entrenador que tenía un balón para cada jugador. Los demás lo ponían a uno era a correr. Con él era todo con la pelota: cabeza, pecho, derecha, izquierda, muslo, un trabajo muy innovador. Y uno se sentía especial, privilegiado, porque además nos regalaba guayos cuando hacíamos un gol bonito o jugábamos bien”
William ‘Palmero’ Morales: “Toda la vida fue muy generoso y desprendido, pero no solamente con los jugadores, sino con el propio club. Compró una buseta para los jugadores de las divisiones menores y en cierto momento su empresa, Guayos As, patrocinó al equipo”.