La fractura que Reinaldo Rueda tratará de solucionar con “la nuestra”
Lo que se rompió, cómo se rompió y un posible porqué de la pequeña crisis de la selección, que jugará este jueves ante Perú con un estilo más colombianizado.
Thomas Blanco
En el imaginario colectivo, sobre todo en la derrota, pues después de la guerra todos somos generales, quedó que Carlos Queiroz y los jugadores colombianos hablaban idiomas distintos. Un lenguaje europeo más directo y atlético, con transiciones rápidas y menos rígido, que se estrelló con el “nuestro”, de más pases cortos, paciencia con la pelota y fe en la expresión individual de sus futbolistas. Una tesis, cierta o no, de la que es partidario el nuevo entrenador de la selección. Y la palabra clave que ha utilizado para hablar del tema en sus dos ruedas de prensa fue «sensibilidad».
“Colombia va a ser fiel a lo que es la sensibilidad y la expresión futbolística de sus jugadores, independientemente de los sistemas”, dijo Reinaldo Rueda el pasado 19 de enero en el día de su presentación. “Colombia tiene su ADN, su sensibilidad especial”, complementó el pasado domingo haciéndole venia a ese nuevo estilo pausado con la pelota que tendrá la selección este jueves ante Perú (9:00 p.m., Gol Caracol) por la quinta fecha de las Eliminatorias.
Tras el par de goleadas ante Uruguay y Ecuador, más allá de un falso supuesto divorcio de un estilo y otro, la estabilidad emocional de un camerino que se derrumbó ante la primera adversidad, también con el calor (como dijo Cuadrado), en un prematuro y no forzado error de Yerry Mina en la salida en el primer gol de los charrúas, podría ser el centro del diagnóstico inicial. Algo se fracturó allí adentro.
Lea también: El arbitrario espejo retrovisor de Reinaldo Rueda en la selección colombiana de mayores
Y la primera grieta, al menos dentro del campo, curiosamente con Reinaldo en la otra trinchera, se abrió a la media hora del empate 2-2 frente a Chile con la lesión de Stefan Medina, quien dejó un vacío en el fondo que Cuadrado no pudo suplir. Su ausencia en las siguientes dos fechas pudo ser determinante o, al menos, para ese error de Mina, que fue el brusco movimiento que desató la avalancha.
“Queiroz era una buena persona, pero era un tipo particular. Estaba encerrado en sus cosas, no compartía mucho con los jugadores, ellos estaban acostumbrados a otra cosa, a un trato más paternal. El que más participaba era su asistente Oceano (da Cruz), de resto no había mucho más. La relación de los jugadores con uno de los miembros de su cuerpo técnico tampoco era tan buena”, le dijo a este diario una persona habitual en la comitiva de la selección que pidió reservar su nombre.
Y en esa asignatura de manejo de grupo, Rueda es uno de los mejores. Cuando llegó a una Chile con vestuario roto, Vidal, elocuente, dijo que no tenía idea de quién era. Cuando llegó la hora de partir le pidió al vallecaucano que no se fuera y fue la voz pública de un vestuario alineado a su filosofía y a no dejarlo ir.
Ahora, en el presente, sorteando la ausencia y el malestar de un James Rodríguez muy activo en redes sociales, pero que se perdió 15 de los 38 partidos de la Premier League por sus problemas físicos, ya crónicos, Rueda buscará enderezar el rumbo de un equipo que cuenta con cuatro puntos de doce posibles, pero que con un triunfo se acomodaría en la tabla de posiciones.
Lea: El infierno que solucionó Reinaldo Rueda en la selección de Chile
El “estilo europeo” de Queiroz que, según Cuadrado, cambió para bien la programación de la selección, de entender cuándo atacar y cuando esperar, mutará al de un Rueda que les hará apología a los pases cortos. ¿Cómo cambiar el chip en tan pocos días de trabajo?
El DT de la selección apelará a la inteligencia táctica de sus jugadores. “El reencontrarse con esa memoria táctica para estos juegos va a depender de la inteligencia de juego de ellos. Y de esa esencia que tienen, esa es nuestra ilusión”, argumentó Reinaldo hace unos días.
Ahora, con un probable 4-4-2 como su principal sistema, apelando a esa esencia de la que habla, esta vez sin un creativo como James, con un estilo más defensivo que el de su antecesor, tendrá el reto de explorar las virtudes de Luis Fernando Muriel como delantero cerca del área: fue el segundo atacante de Europa con mejor promedio de goles, marcando cada 65 minutos. Lo llamativo: aunque muchas veces no fue suplente, no jugó ningún partido completo de los 36 de la Serie A.
Ospina, Medina, Uribe, Barrios, Cuadrado, Muriel y Zapata serán la columna vertebral de un plantel que necesita recobrar la higiene en una selección que, en Rueda y su discurso conciliador, tiene a uno de los mejores doctores.
Con muchos pases o con pocos, con vértigo o sin él, lo importante será jugar mejor que los rivales, con una identidad clara y reconocible en un vestuario que se mire a los ojos y hable el mismo idioma. Son variadas las rutas para llegar a Doha, pero contados los asientos.
Por: Thomas Blanco- @thomblaliin
En el imaginario colectivo, sobre todo en la derrota, pues después de la guerra todos somos generales, quedó que Carlos Queiroz y los jugadores colombianos hablaban idiomas distintos. Un lenguaje europeo más directo y atlético, con transiciones rápidas y menos rígido, que se estrelló con el “nuestro”, de más pases cortos, paciencia con la pelota y fe en la expresión individual de sus futbolistas. Una tesis, cierta o no, de la que es partidario el nuevo entrenador de la selección. Y la palabra clave que ha utilizado para hablar del tema en sus dos ruedas de prensa fue «sensibilidad».
“Colombia va a ser fiel a lo que es la sensibilidad y la expresión futbolística de sus jugadores, independientemente de los sistemas”, dijo Reinaldo Rueda el pasado 19 de enero en el día de su presentación. “Colombia tiene su ADN, su sensibilidad especial”, complementó el pasado domingo haciéndole venia a ese nuevo estilo pausado con la pelota que tendrá la selección este jueves ante Perú (9:00 p.m., Gol Caracol) por la quinta fecha de las Eliminatorias.
Tras el par de goleadas ante Uruguay y Ecuador, más allá de un falso supuesto divorcio de un estilo y otro, la estabilidad emocional de un camerino que se derrumbó ante la primera adversidad, también con el calor (como dijo Cuadrado), en un prematuro y no forzado error de Yerry Mina en la salida en el primer gol de los charrúas, podría ser el centro del diagnóstico inicial. Algo se fracturó allí adentro.
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Y la primera grieta, al menos dentro del campo, curiosamente con Reinaldo en la otra trinchera, se abrió a la media hora del empate 2-2 frente a Chile con la lesión de Stefan Medina, quien dejó un vacío en el fondo que Cuadrado no pudo suplir. Su ausencia en las siguientes dos fechas pudo ser determinante o, al menos, para ese error de Mina, que fue el brusco movimiento que desató la avalancha.
“Queiroz era una buena persona, pero era un tipo particular. Estaba encerrado en sus cosas, no compartía mucho con los jugadores, ellos estaban acostumbrados a otra cosa, a un trato más paternal. El que más participaba era su asistente Oceano (da Cruz), de resto no había mucho más. La relación de los jugadores con uno de los miembros de su cuerpo técnico tampoco era tan buena”, le dijo a este diario una persona habitual en la comitiva de la selección que pidió reservar su nombre.
Y en esa asignatura de manejo de grupo, Rueda es uno de los mejores. Cuando llegó a una Chile con vestuario roto, Vidal, elocuente, dijo que no tenía idea de quién era. Cuando llegó la hora de partir le pidió al vallecaucano que no se fuera y fue la voz pública de un vestuario alineado a su filosofía y a no dejarlo ir.
Ahora, en el presente, sorteando la ausencia y el malestar de un James Rodríguez muy activo en redes sociales, pero que se perdió 15 de los 38 partidos de la Premier League por sus problemas físicos, ya crónicos, Rueda buscará enderezar el rumbo de un equipo que cuenta con cuatro puntos de doce posibles, pero que con un triunfo se acomodaría en la tabla de posiciones.
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El “estilo europeo” de Queiroz que, según Cuadrado, cambió para bien la programación de la selección, de entender cuándo atacar y cuando esperar, mutará al de un Rueda que les hará apología a los pases cortos. ¿Cómo cambiar el chip en tan pocos días de trabajo?
El DT de la selección apelará a la inteligencia táctica de sus jugadores. “El reencontrarse con esa memoria táctica para estos juegos va a depender de la inteligencia de juego de ellos. Y de esa esencia que tienen, esa es nuestra ilusión”, argumentó Reinaldo hace unos días.
Ahora, con un probable 4-4-2 como su principal sistema, apelando a esa esencia de la que habla, esta vez sin un creativo como James, con un estilo más defensivo que el de su antecesor, tendrá el reto de explorar las virtudes de Luis Fernando Muriel como delantero cerca del área: fue el segundo atacante de Europa con mejor promedio de goles, marcando cada 65 minutos. Lo llamativo: aunque muchas veces no fue suplente, no jugó ningún partido completo de los 36 de la Serie A.
Ospina, Medina, Uribe, Barrios, Cuadrado, Muriel y Zapata serán la columna vertebral de un plantel que necesita recobrar la higiene en una selección que, en Rueda y su discurso conciliador, tiene a uno de los mejores doctores.
Con muchos pases o con pocos, con vértigo o sin él, lo importante será jugar mejor que los rivales, con una identidad clara y reconocible en un vestuario que se mire a los ojos y hable el mismo idioma. Son variadas las rutas para llegar a Doha, pero contados los asientos.
Por: Thomas Blanco- @thomblaliin