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Según Carlo Ancelotti, James Rodríguez se perdió el partido contra Chelsea del sábado por una pequeña lesión: un tirón en la pierna. El colombiano no pudo entrenar durante la semana. Es la segunda lesión que sufre en los pocos meses que lleva en Everton.
Ya en la temporada pasada estuvo por fuera de las prácticas durante 76 días, perdiéndose la posibilidad de estar en 14 partidos con Real Madrid. En la temporada 2018-2019 no pudo estar en 20 encuentros ni pudo trabajar durante 139 días. Problemas musculares que no revisten mayor gravedad han sido la constante de los últimos años. Solamente una rotura del ligamento de la rodilla, que lo tuvo por fuera 41 días en 2018, se puede considerar de alguna gravedad. El caso es que las lesiones le han costado mucho en sus aspiraciones de tener continuidad y afianzarse en Alemania, su regreso a España y ahora en Inglaterra.
El primer frustrado al perderse juegos como el del sábado es el propio James. Una victoria tan significativa como la lograda ante Chelsea, sin él en la cancha, hace pensar que su equipo puede lograr objetivos importantes sin el superhéroe al que llevaron para devolverle su lugar al otrora grande Everton.
No es que no vuelva a ser titular. Su papá putativo, Ancelotti, lo seguirá poniendo, pero en la medida en que se vuelvan repetitivas sus lesiones, como sucedió en Madrid y en Múnich, las posibilidades de repetir la historia irán aumentando.
Sin James en la cancha Everton pierde magia, pero gana en sacrificio, marca e intensidad. Es que James pelea contra el fútbol moderno, en el que el 10 clásico cada día tiene menos espacio para jugar. Con jugadores como él no hay medias tintas: brilla o pierde el lugar, pero si a lo futbolístico le añadimos las lesiones, sus posibilidades se limitan.
Es hora de trabajar en el origen y no en lo sintomático de sus lesiones. Grandes deportistas han logrado interrumpir sus malas rachas en aspectos físicos buscando la raíz del asunto. Novak Djokovic cambió su dieta, Mohamed Salah y Neymar implementaron el yoga, Rafael Nadal encontró la salida en los tratamientos con células madre, muchos otros en la odontología, algunos en mejorar su sueño. En fin, buscando adentro de sí mismo James puede encontrar respuestas a lo que le pasa en lo físico y de paso, si es riguroso, en lo mental.
La del Everton puede ser su última oportunidad en el fútbol de élite, no sea que James se diluya entre la multitud de futbolistas antes de tiempo.