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Aunque su humanidad puede generar interpretaciones erróneas sobre su personalidad, pues su postura, su manera de hablar y hasta sus gestos rígidos son característicos de una persona malgeniada, incluso antipática, Luis Fernando Suárez es todo lo contrario. Solo basta entablar una conversación con él para darse cuenta de la naturalidad y la espontaneidad que tiene, también del conocimiento y la propiedad con los que se refiere a otros temas lejanos al fútbol, áreas que le ayudan a desarrollar cualidades necesarias para un entrenador, como la paciencia y el entendimiento del comportamiento del ser humano.
Y aunque en su vida los términos habituales son táctica, técnica, posición, ataque y defensa, los que siempre repite por necesidad y obligación, hay cosas que lo tocan, como la literatura. “Estoy leyendo un libro que se llama 1Q84 del escritor japonés Haruki Murakami. Me gusta porque es ficción y porque creo que se aproxima mucho al realismo mágico de Gabriel García Márquez”, dice el entrenador del Júnior. Siempre lleva con él el tercer tomo de esta novela para que la fantasía del asiático haga que las largas esperas se vuelvan efímeras, bien sea en un aeropuerto o en un banco, hasta en las noches para darle tranquilidad a una mente que trabaja a un ritmo frenético, que solo piensa en el juego y en hacer de su equipo un grupo mejor, en la cancha y fuera de esta.
“Me sirve de terapia, para tener un momento conmigo mismo y ser más sensible frente a la vida. Uno nunca debe perder la capacidad de asombrarse y una forma de hacerlo es leyendo mucho”. Luis Fernando todavía vive en un hotel de la capital del Atlántico mientras encuentra un apartamento. Se levanta a las cinco de la mañana, sin despertador, y baja a desayunar faltando un cuarto para las seis. A las 7:30 el plantel debe estar listo en la sede deportiva del club (ubicada en Sabanilla, a 20 minutos de Barranquilla), porque prefiere entrenar temprano para no sufrir con el sol calcinante y la deshidratación que genera hacerlo más allá de las 11. Al mediodía está de vuelta en su habitación y se pone a ver videos, a escribir lo que se le ocurra, a planear la siguiente sesión. Una rutina que también lo tiene alerta, pues no está de más ser prevenido cuando las cosas parecen ir solas sin que alguien las direccione.
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“Si las historias se van repitiendo usted tiene que parar, ponerse alerta y buscar nuevos rumbos. Hay que encontrarse y mirar cómo se puede sacar ventaja para no recaer en el pecado del conformismo”. Por eso estudió en la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino, por eso sigue estudiando sin falta, porque el fútbol que él quiere implementar tiene un principio básico: que la pierna nunca vaya más rápido que la cabeza, que pensar sea indispensable para jugar. Suárez se siente cómodo con el Júnior que encontró, con una nómina que tiene las condiciones indispensables para lograr lo que se propone. “Técnicamente son muy buenos. Y ahora que los tengo cerca, que comparto más con ellos, me doy cuenta de que cualquier tipo de trabajo que se diseñe no es problema, pues lo ejecutan a la perfección”.
Aunque prefiere no hablar de nombres, Luis Fernando admite que el Júnior y la gente necesita un hombre en el mediocampo que llene el hueco de Jarlan Barrera, un volante que más allá de ser muy importante en varios encuentros, creó una identidad que le permitió cercanía con el hincha y con sus compañeros. “Los directivos están trabajando en eso y sería irresponsable de mi parte dar nombres. El esfuerzo se va a hacer y a su debido momento se dará a conocer la noticia”. Suárez y su prudencia, Luis Fernando y su cordura.
En Barranquilla solo se habla de la presión a la que se puede enfrentar el DT antioqueño y a su manera de afrontarla, pues ahora está al mando del actual campeón de Colombia. Pero parecen haber olvidado que en su época como seleccionador tuvo que lidiar con cosas peores, como por ejemplo la intensidad de los directivos y los medios por tratar de clasificar a un Mundial. “Ya estoy acostumbrado a eso. En Ecuador y Honduras uno vivía sofocado y aun así mantuve la serenidad. Acá no será diferente, pues cuando usted toma la decisión de dedicarse a esto es imposible separar eso del fútbol mismo. Es otro componente del juego que hay que saber aprovechar”.
Hoy, cuando Júnior reciba en el estadio Metropolitano al Deportes Tolima, en el juego de ida de la Superliga (7:45 p.m, por Win Sports), Suárez tendrá la primera prueba con un club que le apostó por su capacidad de crear algo donde otros si acaso ven las oportunidades.