María Morales: “Tenemos mayor difusión, pero menos partidos que hace cinco años”
La volante bogotana fue campeona con Santa Fe de la primera Liga Femenina de Fútbol, en 2017. Ahora celebró un nuevo título, pero con el Deportivo Cali.
Luis Guillermo Ordoñez
Cuando María Morales comenzó a jugar fútbol, por allá en 2008, ser profesional en Colombia no era una opción. Lo hacía para divertirse al lado de su hermano, en el parque del barrio Casablanca Norte, en la localidad de Suba, en Bogotá.
Luego, los entrenadores Wilson Fajardo y Néstor Ochoa descubrieron su talento y empezaron a formarla como volante. En ese momento entendió que el deporte le podía abrir muchas puertas. Conseguir una beca para estudiar en Estados Unidos se volvió un objetivo.
Lea también: Deportivo Cali conquistó su primer título de la Liga Femenina
Sus presentaciones con el club Gol Star la llevaron a la selección Bogotá y luego a la sub-17 de Colombia, en 2011. Aunque las largas jornadas y los desplazamientos diarios de más de hora y media hasta el lugar de entrenamiento por poco la hacen renunciar, pudieron más la pasión por el deporte y el amor por la pelota.
No ganaba plata, pero, como muchas niñas de su edad, se motivaba con los viajes y la oportunidad de conocer nuevos lugares en los que se jugaban los torneos. Realmente no soñaba con vivir del fútbol, hasta que se concretó la realización de la primera Liga Femenina, en 2017.
Lea también: Contra viento y marea, la corta historia de la Liga Femenina
Fue fichada por Santa Fe e integró el plantel que logró el título ese año, en una noche que jamás olvidará, con El Campín vestido de rojo y un gol de Leicy Santos que significó la consagración.
Cinco años después y tras haber pasado por Millonarios en 2020, volvió a salir campeona, pero con el Deportivo Cali. Fue, al lado de Linda Caicedo, Carolina Arias, Sandra Sepúlveda, Paula Medina y Manuela Pavi, una de las claves de la impecable campaña del equipo azucarero, que bajo las órdenes de John Alber Ortiz ganó nueve partidos y empató cinco.
Antes de unirse a la selección de Colombia, que enfrentará a la de México en el estadio Azteca, en un amistoso el 21 de septiembre, María Morales habló de las diferencias entre las primeras ediciones de la Liga y esta que acaba de terminar con la celebración azucarera en Palmaseca.
Vea: En imágenes, los equipos campeones de la Liga Femenina
¿En qué ha mejorado la Liga Femenina en estos cinco años?
Sin duda, en el tema de la divulgación, la masificación. El torneo ha logrado ganarse un espacio en los medios de comunicación. Es un plan familiar. Falta, pero ya hay una cultura de ver fútbol femenino, ya la gente lo reconoce como un espectáculo.
¿Y en lo deportivo?
Claro que el nivel ha aumentado, el juego ha evolucionado. Ya hay más jugadoras colombianas, al comienzo llegaron muchas más extranjeras. Yo creo que la logística también es mejor ahora, las canchas, los viajes, la organización.
¿Y en qué ha empeorado?
Pues, hay que decirlo, en la duración del torneo. Empezamos con seis meses y vamos para atrás. Es un aspecto clave, porque de eso depende el desarrollo en todo sentido. Un campeonato de solo dos meses limita mucho, el ritmo de juego se adquiere en la misma competencia y cuando ya se tiene, se terminan los partidos. Hay muchas jugadoras que tienen poca participación y eso es frustrante.
¿Ya se vive del fútbol femenino?
Se sobrevive. Vivir del fútbol no es rentable, precisamente porque la temporada es muy corta. Nos toca hacer otras cosas, buscar otros trabajos para tener algo de calidad de vida. Y eso que yo soy privilegiada, porque la gente del Cali es muy correcta con toda la plantilla, muy cumplida, tenemos todas las condiciones para trabajar bien y eso se traduce en resultados.
Usted llegó hace tres meses al Cali. ¿Sintió entonces que podían ser campeonas?
Sí, porque apenas quedaron eliminadas en el torneo pasado, siguieron trabajando, mantuvieron el proceso y escogieron muy bien los refuerzos. Es un plantel con una muy buena mezcla de experiencia y juventud, al que el cuerpo técnico supo consolidar como equipo y sacarle provecho.
¿Qué opina de las goleadoras Manuela Pavi y Linda Caicedo?
Que la competencia les ha ido dando madurez y casta futbolística, tienen un talento increíble y nosotras les pedimos que jueguen, que se diviertan, que disfruten.
¿Cómo ve al equipo para la Copa Libertadores, en noviembre?
Antes voy con la selección a jugar a México y luego regreso para preparar la Copa, donde la misión de los equipos colombianos será seguir siendo protagonistas.
¿Qué objetivos tiene a mediano plazo?
Pues la verdad es que más que en lo personal, pienso en el fútbol femenino. Hace rato estamos luchando por una liga seria, larga, duradera. Ese es un primer paso. También se necesita una mejor estructura de trabajo entre los clubes y la Dimayor, y que mejoren las condiciones laborales.
¿Qué hace cuando no está en temporada y no juega fútbol?
Pues yo estudié Ciencias del Deporte y trabajo en algunos clubes. Espero, cuando me retire, convertirme en entrenadora.
Cuando María Morales comenzó a jugar fútbol, por allá en 2008, ser profesional en Colombia no era una opción. Lo hacía para divertirse al lado de su hermano, en el parque del barrio Casablanca Norte, en la localidad de Suba, en Bogotá.
Luego, los entrenadores Wilson Fajardo y Néstor Ochoa descubrieron su talento y empezaron a formarla como volante. En ese momento entendió que el deporte le podía abrir muchas puertas. Conseguir una beca para estudiar en Estados Unidos se volvió un objetivo.
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Sus presentaciones con el club Gol Star la llevaron a la selección Bogotá y luego a la sub-17 de Colombia, en 2011. Aunque las largas jornadas y los desplazamientos diarios de más de hora y media hasta el lugar de entrenamiento por poco la hacen renunciar, pudieron más la pasión por el deporte y el amor por la pelota.
No ganaba plata, pero, como muchas niñas de su edad, se motivaba con los viajes y la oportunidad de conocer nuevos lugares en los que se jugaban los torneos. Realmente no soñaba con vivir del fútbol, hasta que se concretó la realización de la primera Liga Femenina, en 2017.
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Fue fichada por Santa Fe e integró el plantel que logró el título ese año, en una noche que jamás olvidará, con El Campín vestido de rojo y un gol de Leicy Santos que significó la consagración.
Cinco años después y tras haber pasado por Millonarios en 2020, volvió a salir campeona, pero con el Deportivo Cali. Fue, al lado de Linda Caicedo, Carolina Arias, Sandra Sepúlveda, Paula Medina y Manuela Pavi, una de las claves de la impecable campaña del equipo azucarero, que bajo las órdenes de John Alber Ortiz ganó nueve partidos y empató cinco.
Antes de unirse a la selección de Colombia, que enfrentará a la de México en el estadio Azteca, en un amistoso el 21 de septiembre, María Morales habló de las diferencias entre las primeras ediciones de la Liga y esta que acaba de terminar con la celebración azucarera en Palmaseca.
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¿En qué ha mejorado la Liga Femenina en estos cinco años?
Sin duda, en el tema de la divulgación, la masificación. El torneo ha logrado ganarse un espacio en los medios de comunicación. Es un plan familiar. Falta, pero ya hay una cultura de ver fútbol femenino, ya la gente lo reconoce como un espectáculo.
¿Y en lo deportivo?
Claro que el nivel ha aumentado, el juego ha evolucionado. Ya hay más jugadoras colombianas, al comienzo llegaron muchas más extranjeras. Yo creo que la logística también es mejor ahora, las canchas, los viajes, la organización.
¿Y en qué ha empeorado?
Pues, hay que decirlo, en la duración del torneo. Empezamos con seis meses y vamos para atrás. Es un aspecto clave, porque de eso depende el desarrollo en todo sentido. Un campeonato de solo dos meses limita mucho, el ritmo de juego se adquiere en la misma competencia y cuando ya se tiene, se terminan los partidos. Hay muchas jugadoras que tienen poca participación y eso es frustrante.
¿Ya se vive del fútbol femenino?
Se sobrevive. Vivir del fútbol no es rentable, precisamente porque la temporada es muy corta. Nos toca hacer otras cosas, buscar otros trabajos para tener algo de calidad de vida. Y eso que yo soy privilegiada, porque la gente del Cali es muy correcta con toda la plantilla, muy cumplida, tenemos todas las condiciones para trabajar bien y eso se traduce en resultados.
Usted llegó hace tres meses al Cali. ¿Sintió entonces que podían ser campeonas?
Sí, porque apenas quedaron eliminadas en el torneo pasado, siguieron trabajando, mantuvieron el proceso y escogieron muy bien los refuerzos. Es un plantel con una muy buena mezcla de experiencia y juventud, al que el cuerpo técnico supo consolidar como equipo y sacarle provecho.
¿Qué opina de las goleadoras Manuela Pavi y Linda Caicedo?
Que la competencia les ha ido dando madurez y casta futbolística, tienen un talento increíble y nosotras les pedimos que jueguen, que se diviertan, que disfruten.
¿Cómo ve al equipo para la Copa Libertadores, en noviembre?
Antes voy con la selección a jugar a México y luego regreso para preparar la Copa, donde la misión de los equipos colombianos será seguir siendo protagonistas.
¿Qué objetivos tiene a mediano plazo?
Pues la verdad es que más que en lo personal, pienso en el fútbol femenino. Hace rato estamos luchando por una liga seria, larga, duradera. Ese es un primer paso. También se necesita una mejor estructura de trabajo entre los clubes y la Dimayor, y que mejoren las condiciones laborales.
¿Qué hace cuando no está en temporada y no juega fútbol?
Pues yo estudié Ciencias del Deporte y trabajo en algunos clubes. Espero, cuando me retire, convertirme en entrenadora.