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Alberto Gamero fue anunciado en diciembre de 2019 como nuevo director técnico de Millonarios. La hinchada lo celebró como un acierto de los dirigentes por tratarse de una persona con pasado en el cuadro embajador y sentido de pertenencia por la institución. El samario sabía que tenía un reto enorme y que las garantías no eran las mejores para las exigencias del club.
Los dirigentes trajeron a los defensas Juan Pablo Vargas, Elvis Perlaza y Luciano Ospina; los volantes Juan Carlos Pereira y Diego Godoy; y el delantero Ayron del Valle como novedades para el primer semestre. Ahora, más que refuerzos, en algunas posiciones se tratan de reemplazos por salidas de jugadores como Felipe Jaramillo o Juan David Pérez.
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Millonarios estaba en búsqueda de otro defensa central además de Vargas y Ospina. Se habló de traer otro armador que acompañara a David Macallister Silva en el liderazgo, en la creación de juego y en la generación de ideas para mejorar la ofensiva. Sin embargo, nada de esto fue posible y de nuevo los dirigentes le entregaron al entrenador una plantilla limitada, que posee pocos cambios y que se termina viendo corta cuando el equipo necesita variantes y soluciones.
Alberto Gamero se presentó en el torneo Espn que sirivió de pretemporada para Millonarios, Cali, América y Santa Fe. En ese certamen empató con los rojos de Cali, le ganó al equipo cardenal y perdió en la final con América. Días después jugó un amistoso con Alianza Lima y allí consiguió una victoria 2-1. En la liga colombiana, Gamero hizo su debut en El Campín con una derrota frente a Deportivo Pasto por 2-1.
De 12 puntos posibles Millonarios solo ha logrado hacer dos. La derrota contra Pasto, los empates contra Cúcuta y Equidad y la reciente caída 4-1 frente a Jaguares son los resultados que arroja el bajo nivel de los embajadores en este comienzo de la liga. El único salvavidas que tuvo el equipo capitalino fue la victoria 2-0 contra Always Ready en el partido de ida de la primera fase de la Copa Sudamericana, en Bogotá.
En total Millonarios lleva tres victorias, tres empates y tres derrotas. Un rendimiento regular que empieza a aumentar la presión en el club y a causar temor en la hinchada que no quiere sacrificar a un técnico como Gamero y repetir las experiencias vívidas con Miguel Ángel Russo y Jorge Luis Pinto, técnicos que terminaron trabajando con las uñas, pues las directivas llevan ya varias temporadas en deuda con sus entrenadores y con la hinchada por la falta de refuerzos para lograr un equipo competitivo.
"No hay excusas de cansancio. Todos asumimos la responsabilidad. Queremos disculparnos con la afición y con el cuerpo técnico porque hicimos todo lo que no debimos haber hecho en el segundo tiempo. Es importante para todos estar más concentrados", afirmó el volante y capitán John Duque, luego de la derrota contra Jaguares 4-1 en Montería, por la cuarta fecha.
Más de cuatro meses sin ganar en la liga local hablan de una crisis deportiva en Millonarios. El fútbol colombiano se ha caracterizado por ser efectivista y resultadista. Los técnicos que no consiguen victorias y rendimientos óptimos en pocas fechas empiezan a ser señalados y rápidamente terminan por dar un paso al costado de los equipos que dirigen. A Gamero no le han dado un ultimátum, pero algunos ya hablan de ponerle un límite para que los resultados cambien y las victorias lleguen.
A Millonarios se le ha visto limitado. Carece de variantes y soluciones para los malos días de quienes son los referentes del club. Gamero hace lo que puede con lo que tiene. Y aunque no ha mostrado queja alguna y no la mostrará, pues ese no es su estilo, no se puede negar que no es el primero y tampoco será el último caso de un director técnico que, más con el corazón que con la razón, asume la responsabilidad de dirigir uno de los clubes más grandes del fútbol colombiano con la conciencia de no contar con la plantilla que el reto exige y con la que pueda meterse en la parte alta de la tabla.
Las horas se hacen cada vez más cortas y los ojos están puestos en la resiliencia y sabiduría de Gamero para sacar a Millonarios de una nueva crisis deportiva que parece no tocar fondo.