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El 20 de abril de 1969, el estadio El Campín de Bogotá se llenó para asistir al debut de un arquero argentino que, a sus 43 años, llegaba a honrar los colores de Millonarios. Como quedó escrito entre quienes asistieron ese día al coliseo deportivo, todos fueron a ver el estreno de Carrizo y se fueron admirados con otro futbolista que debutó de azul aquella tarde: Alejandro Brand. El partido terminó empatado a dos goles, Carrizo vio vulnerada su portería por el cañonero Antonio Rada y el histórico leopardo, Misael “Papo” Flórez, pero desde ese día el legendario arquero fue el ídolo de los azules.
Cuando Carrizo llegó a Millonarios el técnico era el brasilero Otto Vieira, y el equipo marchaba quinto con 15 puntos. Los líderes eran América y Junior con 17, y por encima del equipo azul estaban Once Caldas y Santa Fe. Sin embargo, a partir de ese momento se consolidó un equipo inolvidable que tenía como prenda de garantía al estelar arquero argentino. Con algunas variaciones, fue el plantel de Finot Castaño, Julio Édgar Gaviria, José Fernando Areán, José María Ferrero o Gabriel Hernandez, entre otros. Y el rival a vencer era el Deportivo Cali que en esa época acaparaba títulos.
Aunque el Cali ganó el torneo apertura y América fue segundo, lo que les dio a los dos equipos tiquete para jugar las finales, en el torneo finalización reaccionó Millonarios y fue crucial el desempeño de Amadeo Carrizo. En la retina de los mayores de 60 años o de quienes ahora se acercan a esa edad, aún persiste el recuerdo de un domingo de noviembre en el que el azul derrotó al Cali 1 a 0 con gol de J.J Rodríguez. Ese día llovió, salió el arco íris, echaron al brasilero Mengalvio de Millonarios, pero el momento apoteósico fue cuando Carrizo le tapó un penal al estelar Miguel Loaiza.
No era cualquier Cali. Ya tapaba Pedro Zape, los centrales eran los históricos Oscar López y Joaquín Sanchez y, entre otros, estaban el “Tranvía” Mario Desiderio, Germán “El Burrito” González, Juan Carlos Lallana y Alfonso Tovar. Al final del torneo, primero hubo que jugar un doblete entre el verde azucarero y Millonarios para definir el campeón del torneo finalización, que solo se resolvió en un tercer partido en Medellín luego de dos empates 1-1 y 0-0 y con definición de penales. La figura fue Amadeo Carrizo y el campeón de 1969 tuvo que resolverse hasta enero de 1970.
(El fútbol colombiano no tiene memoria)
Al final, pelearon el título Millonarios, Cali y América. La estrella fue para el cuadro azucarero, pero ese Millonarios hizo historia entre sus aficionados. Desafortunadamente, tras la victoria del Cali, un hincha quiso burlarse del legendario arquero y, una tarde de enero de 1970, frente al hotel Aristi de Cali, le gritó: “Amadeo, Amadeo, donde estás que no te veo”. Carrizo reaccionó y le tumbó dos dientes. A título de indemnización, el agredido que era un mozo de espadas, pidió dos cajas de dientes. Carrizo tuvo que pagar una multa pues a su contrincante le dieron incapacidad de doce días.
Para la temporada 1970, Amadeo siguió al frente del arco alternando con Víctor Cañón, y llegaron al equipo, entre otros, dos recordados futbolistas: el argentino Osvaldo Mura, que había ganado dos Copas Libertadores con Independiente de Avellaneda; y su coterráneo Pedro Prospitti, de larga figuración goleadora en Colombia. La campaña empezó bien, pero sin muchas explicaciones, la directiva sacó al técnico Vieira y contrató a Francisco “Pancho” Villegas, que lo había ganado todo con el Deportivo Cali. En ese momento, Carrizo empezó a compartir el arco con Otoniel Quintana.
No le fue bien al estratega argentino, que en pocas semanas le entregó la conducción técnica al “pantalonudo” Jaime Arroyave y, como se acostumbraba en la época, éste la entregó a Gabriel Ochoa Uribe. Desafortunadamente, ya era demasiado tarde. El equipo fue sexto en el torneo apertura, y la estrella una vez más fue para el Cali. La temporada de 1970 marcó el adiós de Amadeo Carrizo y comenzó su leyenda. Volvió a Colombia a dirigir al Once Caldas en 1973, pero duró poco tiempo. Lo remplazó el “Plomo” Cardona, cuando Amadeo ya había anunciado que iba a regresar al arco.
Estos recuerdos vienen a la memoria con la noticia del fallecimiento, a sus 93 años, de Amadeo Carrizo, que vistió los colores del legendario River Plate entre 1945 y 1968. Aunque no fue el titular de los campeonatos de 1945 y 1947, si estuvo en el equipo en el que aún brillaban con luz propia, Adolfo Pedernera, Ángel Labruna o Alfredo Di Stéfano. Ese gran equipo que dirigió en principio Renato Cesarini y que luego complementó José María Minella. A ese equipo se le atravesó, a finales de la década de los 40 y principios de los 50, el poderoso Racing de Guillermo Stabile.
Ya en el campeonato de 1952 y los de 1953, 1955, 1956 y 1957, el titular inamovible fue Amadeo Carrizo, con una generación de futbolistas que también hizo historia. Ómar Sivori, Walter Gómez o Félix Loustau, entre otros. Un equipo que tuvo la conducción técnica de José Maria Minella y que, en los años 50, marcó la historia en el fútbol argentino. La última época de Carrizo en River no fue muy prodiga en títulos. Tampoco le fue muy bien en el mundial de 1958 en Suecia, y la afición duró mucho tiempo en perdonarle los seis goles que le encajó Checoslovaquia y lo sacó del mundial.
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A título de memoria, ese día, junto a Amadeo Carrizo, estuvieron cuatro futbolistas que también dejaron huella en Colombia: Pedro Dellacha, estelar de Independiente que fue el técnico campeón de Millonarios en 1978; José Varacka, exquisito volante de primera línea que después fue técnico y le dio al Júnior de Barranquilla parte de su estrella de 1977 y la de 1980. Nestor Raúl Rossi uno de los integrantes del combo de El Dorado en Millonarios; y Ómar Orestes Corbatta, sensacional delantero que, en el ocaso de su carrera, vistió los colores del Deportivo Independiente Medellín.
Muchos recuerdos entremezclados para despedir a uno de los incondicionales del fútbol mundial, Amadeo Carrizo que une al River de Argentina y a Millonarios de Colombia, en un mensaje común de gratitud a quien supo honrar la portería de las dos escuadras. En diciembre de 2004, la afición de Millonarios llenó El Campín para hacerle un homenaje a Amadeo Carrizo. La mayoría de los asistentes no lo vieron jugar o de pronto no supieron de las credenciales del homenajeado. Pero ahora que parte a la eternidad, resulta pertinente que la afición azul entienda que despide a un grande.