El otro "Dorado" de Millonarios
El tetracampeonato de los años sesenta, de 1961 a 1964, marcó un hito en la historia de club embajador, siendo el primer equipo en conseguir este número de títulos consecutivos. Marino Klinger, Delio “Maravilla” Gamboa y Ricardo “Pibe” Díaz fueron algunos de los máximos íconos de esta etapa.
Eduardo Andrade Rivera
Aquel periodo comenzaría con un cambio trascendental al interior del equipo. Para el inicio del campeonato de 1961 el entrenador albiazul era Julio Cozzi, guardián del arco en la época de “El Dorado”, quien tras una mala racha de resultados fue destituido del cargo quedando relegado exclusivamente a la posición de portero. En reemplazo del argentino llegaría a la dirección técnica Gabriel Ochoa Uribe, quien curiosamente había sido suplente de Cozzi en los años 50, a tomar el timón de una escuadra que se haría dueña del campeonato durante cuatro años seguidos.
Si bien el “Médico” Ochoa saldría antes de la consagración de 1964, fue él quien construyó los planteles que, gracias a sus victorias, convirtieron a Millonarios en el equipo más campeón del fútbol profesional colombiano durante muchas décadas. A su cargo tuvo a varias de las grandes estrellas colombianas de la época, así como a importantes jugadores extranjeros que dejaron su granito de arena en la historia de las canchas de todo el país.
Marino Klinger
Una de las máximas estrellas que dio Buenaventura, tierra histórica de futbolistas, jugó prácticamente toda su carrera en Millonarios, club con el debutó en el profesionalismo en 1957. Klinger, odontólogo de profesión, es el tercer máximo goleador de toda la historia del cuadro embajador con el cual anotó 99 goles en 259 partidos que disputó durante casi diez años vistiendo la camiseta azul.
Sus goles sirvieron para que Millonarios consiguiera cinco títulos de liga en seis años, los únicos trofeos que consiguió en su carrera. Además, fue uno de los representantes del equipo albiazul que viajó a Chile en 1962 para disputar la primera Copa del Mundo en la que participó Colombia. Marino estuvo en los tres partidos jugados por la selección nacional en aquel mundial, y fue quien anotó el gol del empate, al minuto 86, en el histórico partido frente a la Unión Soviética que terminó 4-4.
Junto a Delio “Maravilla” Gamboa, otro atacante de Buenaventura, fue una de las “perlas negras” que dominó el fútbol colombiano en la década de los sesenta. Ambos jugadores integraban una dupla ofensiva que atemorizaba a todas las defensas rivales.
Un hábil puntero izquierdo y goleador que volvía locos a sus oponentes con su magnífica habilidad con la pelota. Fue figura en los cuatro planteles que obtuvieron el tetracampeonato con Millonarios, así como un formador extraordinario en las divisiones menores del equipo capitalino por más de veinte años después de terminar su carrera profesional. En Colombia, debutó a los 21 años jugando con Atlético Nacional, equipo desde el que daría el salto al fútbol internacional, para jugar en el Club Deportivo Oro de México.
En 1961, siendo reconocido como uno de los mejores jugadores extranjeros en el fútbol mexicano, es repatriado por Millonarios. Los embajadores tuvieron que desembolsar 100.000 pesos por el futbolista vallecaucano, una cifra que causó estupor en la época. Sin embargo, “Maravilla” Gamboa comenzó a demostrar su valor de inmediato, pues el día de su debut defendiendo la camiseta azul fue la figura del encuentro en el que Millonarios derrotó 4-0 al Cúcuta Deportivo. Quince días más tarde se estrenaría como goleador anotándole un doblete al Quindío en la goleada 6-0.
En su paso por Millonarios entre 1961 y 1965, y el año de 1973, el “Gambeteador”, otro apodo con el que era conocido, marcó 68 goles en 176 partidos. Curiosamente, también recibió un gol en su etapa de jugador azul. El 22 de septiembre de 1962, en un juego contra Once Caldas, el arquero de Millonarios fue expulsado y el “Médico” Ochoa no tuvo más remedio que pedirle a Gamboa que se pusiera en el arco por el resto del encuentro. Defendiendo la portería, recibió un gol de tiro libre del delantero argentino Osvaldo Galarza que decretó la victoria del conjunto de Manizales.
Pablo Centurión
Guardameta paraguayo que defendió la portería de su selección en el Mundial de Brasil 1950, llegó a Millonarios, proveniente del Boca Juniors de Cali, a finales de la década de los cincuenta para convertirse en el sucesor de Julio Cozzi. Titular durante casi todos sus años al servicio del cuadro embajador, alternaba de vez en cuando la portería con Senén Mosquera y Marino Lozano, es uno de los arqueros más ganadores de la historia del equipo.
Relata Jorge Mario Neira, en su libro Las 1001 anécdotas de Millonarios, que Centurión era conocido por los demás oponentes como “Pablo Arepas”, ya que decían que casi todas sus atajadas eran cuestión de suerte. No obstante, lo cierto es que este portero tenía un gran manejo del área y un sentido tal de ubicación en el arco que le permitía estar casi siempre en la mejor posición para detener el balón. No por nada es uno de los extranjeros que dejó huella en Millonarios.
Senén Mosquera
Nacido en Buenaventura, pero criado en Quibdó, Mosquera fue uno de los muchos futbolistas que descubrió el cazatalentos de Millonarios Jaime “El Loco” Arroyabe. En 1961 llegaría a Bogotá y de entrada se ganaría la confianza de Julio Cozzi y Gabriel Ochoa. Tras seis meses jugando en el equipo Sub20 debutaría en el arco embajador en un partido contra el Atlético Bucaramanga en junio de ese año, siendo la gran estrella del juego y recibiendo elogios incluso por parte de la hinchada rival. Desde entonces, se vuelve una gran alternativa para la posición de arquero, pues el titular era el paraguayo Centurión.
En su segundo año con Millonarios logra disputar más partidos como inicialista que los otros dos arqueros frecuentes, lo que le permite ser convocado a la Selección Colombia para el Mundial de Chile. Sin embargo, para 1963 es relegado nuevamente por el guaraní. En 1964, con la salida del arquero extranjero, Senén era el llamado a ocupar la portería del todo; no obstante, la contratación de Efraín “El Caimán” Sánchez, y la decisión de que este asumiera como técnico y jugador hacia el final del campeonato, devuelve a Mosquera al banco de suplentes.
A pesar de esto, Senén Mosquera fue uno de los jugadores que siempre respondió en la cancha durante toda la década del sesenta. Disputó más de 200 partidos con su tradicional buzo azul oscuro. El único equipo en el que jugó fue Millonarios, con el cual no solo conquistó el tetracampeonato sino también la décima estrella del club en 1972, siendo, por encima de Ochoa, Cozzi y Centurión, el arquero con más títulos en la historia del club embajador.
Óscar Jamardo
Argentino de nacimiento, pero tolimense de corazón, este férreo mediocampista central fue uno de los primeros ídolos del Deportes Tolima en su historia. Sin embargo, sus grandes triunfos los consiguió en Bogotá, justamente durante los cuatro años que vistió la camiseta azul. En las fotos de los once titulares de Millonarios que ganaron las estrellas de 1961, 1962, 1963 y 1964 siempre se encuentra a Jamardo, quien era, sin duda, uno de los pilares de aquellos equipos.
En 1963 dejó su nombre en la mayor goleada de la historia de Millonarios, anotando uno de los ocho goles que marcó el equipo bogotano frente al Deportes Tolima, club de los amores de Jamardo, en el triunfo 8-1 en el Estadio El Campín. Fue de los jugadores que más jugó de azul y blanco durante la época. Era el fortín del mediocentro embajador junto a Ricardo “Pibe” Díaz.
Ricardo “Pibe” Díaz
Antes de Carlos Valderrama hubo otro ‘Pibe’ en el fútbol colombiano. Capitán de la generación azul que alzó cuatro trofeos de forma consecutiva, Ricardo Díaz se hizo dueño del mediocampo embajador, en el cual disputó 276 partidos, siendo uno de los 20 futbolistas que más veces vistió la casaca azul en la historia del club.
Díaz fue uno de los jugadores más experimentados de este periodo, pues venía del Deportes Quindío, equipo con el cual había ganado el campeonato colombiano de 1956, el único en la historia de la escuadra cuyabra. Al llegar al club capitalino, se convirtió en uno de los jugadores mejor pagado de todo el fútbol nacional, una cuestión por la que fue criticado. No obstante, el “Pibe” siempre dijo que lo que en verdad lo motivaba era jugar “en un equipo tan grande y famoso como Millonarios”.
Una gran cantidad de jugadores fueron partícipes del tetracampeonato de los años sesenta con Millonarios. Orlando Larraz, Genaro Benítez, Santiago Vulcano, Carlos Alberto Bolla, Efraín Sánchez, José Romeiro, Carlos Arango, Finot Castaño, Rubén Pizarro y muchos nombres más hicieron parte de una generación que empezó a consolidar al equipo embajador como uno de los más grandes del país. En los 50’s, Pedernera, Di Stéfano y Rossi gestaron la gran época dorada del club, pero en los 60’s hubo otros hombres que, con igual letra dorada, escribieron el nombre de Millonarios en lo más alto del fútbol profesional colombiano.
Aquel periodo comenzaría con un cambio trascendental al interior del equipo. Para el inicio del campeonato de 1961 el entrenador albiazul era Julio Cozzi, guardián del arco en la época de “El Dorado”, quien tras una mala racha de resultados fue destituido del cargo quedando relegado exclusivamente a la posición de portero. En reemplazo del argentino llegaría a la dirección técnica Gabriel Ochoa Uribe, quien curiosamente había sido suplente de Cozzi en los años 50, a tomar el timón de una escuadra que se haría dueña del campeonato durante cuatro años seguidos.
Si bien el “Médico” Ochoa saldría antes de la consagración de 1964, fue él quien construyó los planteles que, gracias a sus victorias, convirtieron a Millonarios en el equipo más campeón del fútbol profesional colombiano durante muchas décadas. A su cargo tuvo a varias de las grandes estrellas colombianas de la época, así como a importantes jugadores extranjeros que dejaron su granito de arena en la historia de las canchas de todo el país.
Marino Klinger
Una de las máximas estrellas que dio Buenaventura, tierra histórica de futbolistas, jugó prácticamente toda su carrera en Millonarios, club con el debutó en el profesionalismo en 1957. Klinger, odontólogo de profesión, es el tercer máximo goleador de toda la historia del cuadro embajador con el cual anotó 99 goles en 259 partidos que disputó durante casi diez años vistiendo la camiseta azul.
Sus goles sirvieron para que Millonarios consiguiera cinco títulos de liga en seis años, los únicos trofeos que consiguió en su carrera. Además, fue uno de los representantes del equipo albiazul que viajó a Chile en 1962 para disputar la primera Copa del Mundo en la que participó Colombia. Marino estuvo en los tres partidos jugados por la selección nacional en aquel mundial, y fue quien anotó el gol del empate, al minuto 86, en el histórico partido frente a la Unión Soviética que terminó 4-4.
Junto a Delio “Maravilla” Gamboa, otro atacante de Buenaventura, fue una de las “perlas negras” que dominó el fútbol colombiano en la década de los sesenta. Ambos jugadores integraban una dupla ofensiva que atemorizaba a todas las defensas rivales.
Un hábil puntero izquierdo y goleador que volvía locos a sus oponentes con su magnífica habilidad con la pelota. Fue figura en los cuatro planteles que obtuvieron el tetracampeonato con Millonarios, así como un formador extraordinario en las divisiones menores del equipo capitalino por más de veinte años después de terminar su carrera profesional. En Colombia, debutó a los 21 años jugando con Atlético Nacional, equipo desde el que daría el salto al fútbol internacional, para jugar en el Club Deportivo Oro de México.
En 1961, siendo reconocido como uno de los mejores jugadores extranjeros en el fútbol mexicano, es repatriado por Millonarios. Los embajadores tuvieron que desembolsar 100.000 pesos por el futbolista vallecaucano, una cifra que causó estupor en la época. Sin embargo, “Maravilla” Gamboa comenzó a demostrar su valor de inmediato, pues el día de su debut defendiendo la camiseta azul fue la figura del encuentro en el que Millonarios derrotó 4-0 al Cúcuta Deportivo. Quince días más tarde se estrenaría como goleador anotándole un doblete al Quindío en la goleada 6-0.
En su paso por Millonarios entre 1961 y 1965, y el año de 1973, el “Gambeteador”, otro apodo con el que era conocido, marcó 68 goles en 176 partidos. Curiosamente, también recibió un gol en su etapa de jugador azul. El 22 de septiembre de 1962, en un juego contra Once Caldas, el arquero de Millonarios fue expulsado y el “Médico” Ochoa no tuvo más remedio que pedirle a Gamboa que se pusiera en el arco por el resto del encuentro. Defendiendo la portería, recibió un gol de tiro libre del delantero argentino Osvaldo Galarza que decretó la victoria del conjunto de Manizales.
Pablo Centurión
Guardameta paraguayo que defendió la portería de su selección en el Mundial de Brasil 1950, llegó a Millonarios, proveniente del Boca Juniors de Cali, a finales de la década de los cincuenta para convertirse en el sucesor de Julio Cozzi. Titular durante casi todos sus años al servicio del cuadro embajador, alternaba de vez en cuando la portería con Senén Mosquera y Marino Lozano, es uno de los arqueros más ganadores de la historia del equipo.
Relata Jorge Mario Neira, en su libro Las 1001 anécdotas de Millonarios, que Centurión era conocido por los demás oponentes como “Pablo Arepas”, ya que decían que casi todas sus atajadas eran cuestión de suerte. No obstante, lo cierto es que este portero tenía un gran manejo del área y un sentido tal de ubicación en el arco que le permitía estar casi siempre en la mejor posición para detener el balón. No por nada es uno de los extranjeros que dejó huella en Millonarios.
Senén Mosquera
Nacido en Buenaventura, pero criado en Quibdó, Mosquera fue uno de los muchos futbolistas que descubrió el cazatalentos de Millonarios Jaime “El Loco” Arroyabe. En 1961 llegaría a Bogotá y de entrada se ganaría la confianza de Julio Cozzi y Gabriel Ochoa. Tras seis meses jugando en el equipo Sub20 debutaría en el arco embajador en un partido contra el Atlético Bucaramanga en junio de ese año, siendo la gran estrella del juego y recibiendo elogios incluso por parte de la hinchada rival. Desde entonces, se vuelve una gran alternativa para la posición de arquero, pues el titular era el paraguayo Centurión.
En su segundo año con Millonarios logra disputar más partidos como inicialista que los otros dos arqueros frecuentes, lo que le permite ser convocado a la Selección Colombia para el Mundial de Chile. Sin embargo, para 1963 es relegado nuevamente por el guaraní. En 1964, con la salida del arquero extranjero, Senén era el llamado a ocupar la portería del todo; no obstante, la contratación de Efraín “El Caimán” Sánchez, y la decisión de que este asumiera como técnico y jugador hacia el final del campeonato, devuelve a Mosquera al banco de suplentes.
A pesar de esto, Senén Mosquera fue uno de los jugadores que siempre respondió en la cancha durante toda la década del sesenta. Disputó más de 200 partidos con su tradicional buzo azul oscuro. El único equipo en el que jugó fue Millonarios, con el cual no solo conquistó el tetracampeonato sino también la décima estrella del club en 1972, siendo, por encima de Ochoa, Cozzi y Centurión, el arquero con más títulos en la historia del club embajador.
Óscar Jamardo
Argentino de nacimiento, pero tolimense de corazón, este férreo mediocampista central fue uno de los primeros ídolos del Deportes Tolima en su historia. Sin embargo, sus grandes triunfos los consiguió en Bogotá, justamente durante los cuatro años que vistió la camiseta azul. En las fotos de los once titulares de Millonarios que ganaron las estrellas de 1961, 1962, 1963 y 1964 siempre se encuentra a Jamardo, quien era, sin duda, uno de los pilares de aquellos equipos.
En 1963 dejó su nombre en la mayor goleada de la historia de Millonarios, anotando uno de los ocho goles que marcó el equipo bogotano frente al Deportes Tolima, club de los amores de Jamardo, en el triunfo 8-1 en el Estadio El Campín. Fue de los jugadores que más jugó de azul y blanco durante la época. Era el fortín del mediocentro embajador junto a Ricardo “Pibe” Díaz.
Ricardo “Pibe” Díaz
Antes de Carlos Valderrama hubo otro ‘Pibe’ en el fútbol colombiano. Capitán de la generación azul que alzó cuatro trofeos de forma consecutiva, Ricardo Díaz se hizo dueño del mediocampo embajador, en el cual disputó 276 partidos, siendo uno de los 20 futbolistas que más veces vistió la casaca azul en la historia del club.
Díaz fue uno de los jugadores más experimentados de este periodo, pues venía del Deportes Quindío, equipo con el cual había ganado el campeonato colombiano de 1956, el único en la historia de la escuadra cuyabra. Al llegar al club capitalino, se convirtió en uno de los jugadores mejor pagado de todo el fútbol nacional, una cuestión por la que fue criticado. No obstante, el “Pibe” siempre dijo que lo que en verdad lo motivaba era jugar “en un equipo tan grande y famoso como Millonarios”.
Una gran cantidad de jugadores fueron partícipes del tetracampeonato de los años sesenta con Millonarios. Orlando Larraz, Genaro Benítez, Santiago Vulcano, Carlos Alberto Bolla, Efraín Sánchez, José Romeiro, Carlos Arango, Finot Castaño, Rubén Pizarro y muchos nombres más hicieron parte de una generación que empezó a consolidar al equipo embajador como uno de los más grandes del país. En los 50’s, Pedernera, Di Stéfano y Rossi gestaron la gran época dorada del club, pero en los 60’s hubo otros hombres que, con igual letra dorada, escribieron el nombre de Millonarios en lo más alto del fútbol profesional colombiano.