“La cabeza es la que más juega”: Andrés Llinás
Millonarios y Santa Fe, dos de los mejores equipos de la Liga BetPlay, se enfrentan hoy en El Campín (8:15 p.m., por Win).
Daniel Bello
El plato fuerte de esta noche es el clásico capitalino. Millonarios, líder absoluto de la Liga, recibe a las 8:15 a Santa Fe, uno de sus escoltas. El embajador ha sido uno de los más regulares a lo largo del torneo, mientras que el cardenal ha venido de menos a más desde que el técnico Alfredo Arias asumió las riendas.
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El plato fuerte de esta noche es el clásico capitalino. Millonarios, líder absoluto de la Liga, recibe a las 8:15 a Santa Fe, uno de sus escoltas. El embajador ha sido uno de los más regulares a lo largo del torneo, mientras que el cardenal ha venido de menos a más desde que el técnico Alfredo Arias asumió las riendas.
“Lo más importante es estar tranquilos porque un clásico viene con mucha presión. Uno se viene preparando para esta clase de partidos, en los que la cabeza es la que más juega”, reflexionó Andrés Llinás, defensor embajador en la previa del encuentro.
El buen momento de ambos hace de este clásico el más atractivo en mucho tiempo. Cada partido de esta índole tiene contexto aparte y la concentración vale oro. “En Millonarios, sea cual sea la posición en la tabla, la presión va a estar, eso es lo que conlleva jugar acá”, destacó Llinás.
En el club albiazul, la psicología es un tema que se ha tratado mucho desde que Alberto Gamero llegó al banquillo. El técnico samario habla bastante con sus jugadores, es cercano con ellos y les ha sabido transmitir esa confianza en ellos mismos.
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Para Llinás, quien ahora es uno de los indiscutidos como titular, el camino para llegar hasta ese punto requirió esfuerzo y, sobre todo, mucha cabeza. A los nueve años empezó en el equipo. Su familia lo apoyó y pasó por las distintas categorías de la institución azul.
Cuando era sub-20, preguntó en su colegio cómo mezclar sus estudios con el fútbol y lo pusieron a escoger entre uno u otro. “Es mejor que te arrepientas por algo que hiciste, que por algo que no”, le dijo su mamá, y así fue como eligió a la pelota.
Parecía la decisión correcta, porque no mucho después Ricardo Lunari lo llamó al primer equipo y debutó como profesional. Todo iba en ascenso, pero la directiva cambió de entrenador y Rubén Israel le dijo que no iba a contar con él.
Fue difícil afrontar eso, en especial cuando Miguel Ángel Russo también se lo dijo. La pregunta de “¿estudio o juego como profesional?” volvió, y con más fuerza.
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Le tocó probar suerte en otro club y se fue a Valledupar a sumar minutos. Allí jugó en otra posición y le dijeron que era lento. Se sintió desanimado. Volvió a Millonarios al final del año, cuando llegó Jorge Luis Pinto.
El santandereano, que le dio algunos minutos, salió por malos resultados y Gamero tomó su lugar. Momento de empezar de cero. No jugó mucho al principio y su cabeza le planteaba si el fútbol era lo suyo. Habló del retiro con sus amigos y le dijeron que esperara a que su contrato terminara. En el medio cayó la pandemia. Fueron varios meses de parón y, cuando volvieron las competencias, el cuadro embajador tenía bajas por lesiones, contratos vencidos y contagios.
Las circunstancias atípicas le dieron una oportunidad. Su momento llegó en un partido frente a América en Cali. No arrancó bien. El balón le pegó en un brazo, pero el VAR lo salvó. Después recibió un pase en la mitad de la cancha y se cayó. “Ya no puedo hacer más el oso”, se dijo. Y reaccionó. El equipo ganó y él tuvo una actuación destacada.
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Tras un 2020 irregular para Millonarios, en 2021 Gamero se la jugó con él. El primer semestre fue bueno, porque clasificaron a la final de la Liga. Todo iba viento en popa hasta que una llamada lo conmocionó. “Saliste positivo por coronavirus. Aíslate”, le escribió la médica del equipo. No pudo jugar el partido definitivo contra Tolima.
Fue un golpe anímico tremendo, pero le sirvió de motivación para ir por la revancha en el segundo semestre. “Yerry Mina se lesionó, estás convocado a la selección en su lugar”, le dijeron en otra llamada que marcó su vida. Aunque no jugó, fue parte de la nómina que enfrentó a Bolivia, Paraguay y Chile. Debutó con la tricolor en enero de este año, en un amistoso contra Honduras.
Su presente en Millonarios pinta bien. Es uno de los estandartes del equipo y fue presentado como modelo y embajador de la marca de ropa Mango.
Está contento en el club y espera cerrar la temporada con el título que anhela la hinchada, a la que no le basta con que su equipo juegue bien o sea el mejor durante la mayor parte del torneo. Esta noche, frente a Santa Fe, deberá subir el próximo peldaño.