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Dos goles, dos sonrisas. Millonarios venció 2-1 a Jaguares de Córdoba en el estadio Jaraguay de Montería. Dos tantos que nacieron de un balón detenido que terminaron definiendo de sus defensores: Janeiler Rivas y Andrés Cadavid. Los centrales fueron los encargados de dibujar una sonrisa en el rostro de los aficionados azules, que en los últimos tres encuentros pasaron tragos amargos tras sumar dos puntos de nueve posibles. Mientras que el ingreso de Christian Marrugo le arregló el caminar al cuadro albiazul, que en el primer tiempo se vio confundido y falto de ideas.
Inseguridad, inconstancia, vacilación, inestabilidad… y la lista sigue, es larga. La zona defensiva de Millonarios fue un mar de dudas en Montería, pero Jaguares no aprovechó. En el primer tiempo los espacios que tuvo el equipo local fueron inmensos. Por derecha, por izquierda. Los laterales parecían callejones por los que veloces jugadores como Juan Mezú, Pablo Rojas o Jhony Cano se pasearon constantemente, iban y venían sin mayores restricciones, abriendo constantemente la zaga albiazul.
No pasaron 10 minutos del comienzo del encuentro y Jaguares ya se había ido arriba. Un centro de Fabio Castillo, que se paseó por el área grande, se encontró con el pie de Rafhael Oliveira para que los locales celebraran, se abrazaran y empezaran a encaminarse por una vía llena de ilusión. Esa misma que han recorrido en buena parte desde la llegada del argentino Flavio Robatto como director técnico del equipo cordobés el pasado 28 de agosto. Desde entonces, solo han perdido un juego por liga: igualaron con Nacional y vencieron a Alianza Petrolera, cayeron frente a América.
El gol no despertó a Millonarios. No le sirvió para reaccionar. La falta de juego, de ideas, de opciones fueron notables con el paso de los minutos. No aparecieron, pero como bien se repite en el fútbol: marcar un gol es más fácil que jugar bien. Así que, en un balón de tiro de esquina, que cobró el mediocampista Henry Rojas al segundo palo, apareció Janeiler Rivas para meter un cabezazo que bañó al arquero Wilder Mosquera, se estrelló en el travesaño y entró. Fue un empate inesperado, pero al fin y al cabo la igualdad en el encuentro.
El primer tiempo finalizó con un Jaguares más incisivo, pero que no supo aprovechar las ventajas defensivas del conjunto visitante. El no saber explotar las debilidades de Millonarios le pasó factura a Jaguares. En la segunda parte el ingreso de Christian Marrugo le dio otra cara a los capitalinos. Una más amable, más coherente con lo que es la escuadra dirigida por Miguel Ángel Russo. Aparecieron las llegadas, las aproximaciones. Tuvieron una opción clara en los pies de Ayron del Valle, que no supo aprovechar.
Y nuevamente apareció el balón detenido al minuto 75. El esférico pasó por los pies de Marrugo, de Juan Camilo Salazar. Este último terminó metiendo un centro rastrero para que de atrás llegara Cadavid para empujar el balón y marcar el segundo de la tarde para los embajadores. Fue el tanto que definió el encuentro, el que le devolvió el alma al cuerpo a los fanáticos azules, que en los últimos tres juegos no sabían que era ganar. Sigue el buen andar de Millonarios como visitante en la liga: una nueva victoria por fuera y la ilusión intacta de pelear por un cupo dentro de los ocho.