Los recuerdos de Arturo Segovia
El histórico defensor de Millonarios y de la selección de Colombia habló sobre sus partidos contra Pelé, la experiencia de vivir con Garrincha y la estrella 15 del conjunto embajador.
Sebastián Arenas - @SebasArenas10
Los mandados que más recuerda Arturo Segovia no son los que le hacía a su madre, Edicta Pacheco. Son los que realizaba en favor de Manuel Francisco dos Santos. Esto ocurría cuando ambos eran jugadores del Júnior y vivían en el hotel Majestic de Barranquilla. “El Brujo”, como le puso su tío Benancio Pacheco a Segovia al verlo patear la pelota, recuerda a “Garrincha” como un hombre sencillo afuera del verde césped e indescifrable dentro de él. “Tuve la oportunidad de estar en el único partido que jugó con el Júnior. Aquel día contra Santa Fe se mandó un partidazo, era impresionante lo que hacía. Lastimosamente tenía problemas sentimentales, lo que hizo que se devolviera para su tierra”, recuerda el oriundo de Soledad, Atlántico, en diálogo con El Espectador.
La mente del hoy exfutbolista de 76 años también transita por los campos de cualquier superficie en donde jugaba cuando era niño. A su amor por el fútbol es difícil encontrarle fecha de nacimiento; de caducidad no tiene. Era lo que hacía hasta entrada la noche cuando terminaba las clases en el colegio. Un día de 1962 lo vieron dos personas que pertenecían al Deportes Tolima y le propusieron irse al equipo Pijao. “Yo les dije que primero tenían que hablar con mi mamá. Ellos se adelantaron, habían hablado con mi madre y ella les comentó que si yo estaba interesado no se iba a interponer. Me fui para Ibagué, donde tuve una temporada muy buena”. En el elenco tolimense era el “comodín”, se desempeñó como defensor, volante, delantero y cuanta posición ordenara el técnico, debido a lo reducido de la nómina. (Arturo Segovia, un defensor histórico de Millonarios)
En 1965, el Júnior volvió a participar en el torneo profesional. Un año después Segovia llegó a su plantel y compartió con los brasileños Othon Da Cunha, Othon Valentín, Quarentinha, Pepe Romeiro y Dida, al que considera el mejor jugador del elenco rojiblanco en su historia. “El Brujo” conoció en su querido cuadro Tiburón al mejor amigo que le dejó el fútbol: Hermenegildo Segrera. Al “Camello” Soto, quien es padrino de una de sus hijas, también lo recuerda con cariño. No deja de mencionar a Otoniel Quintana, Álvaro Cuellar, Alejandro Brand y Jaime Morón, compañeros en Millonarios, club en el que se hizo ídolo e histórico para los hinchas que lo vieron marcar con gallardía la zona derecha, proyectarse al ataque y defender la camiseta azul con la banda de capitán en su brazo izquierdo.
Después de un breve paso por América de Cali, Segovia llegó a Millonarios, en 1972. No dudó un instante en darle el sí a Gabriel Ochoa Uribe. No lo defraudó. Demostró sus condiciones y rápidamente le ganó el puesto de lateral derecho a Gabriel Hernández. Ese mismo año fue campeón. Conformó un equipo de antología junto a sus amigos Segrera, Quintana, Brand y Morón, además de nombres como Julio Edgar Chonto Gaviria, Joaquín Pelé González, Óscar Villano, Julio Comesaña y Willington Ortiz, que para Segovia es el mejor jugador colombiano de todos los tiempos. “Fui dos veces campeón con un equipo muy bien conformado”, rememora el hombre que en 1978 fue participe de una nueva consagración albiazul.
(Los recortes de Arturo Segovia)
La undécima estrella de Millonarios se dio luego de constantes cambios. El equipo fue dirigido a principio de año por Jaime Pantalonudo Arroyave, reemplazado por Oswaldo Panzutto, quien a su vez dejó el puesto de entrenador para el regreso de Arroyave. Finalmente, el argentino Pedro Pedro Dellacha asumió la dirección técnica y armó un equipo disciplinado tácticamente que contó con la magia del argentino Daniel Onega, que regresó al fútbol profesional para ser campeón con un conjunto del que se iría Segovia en 1979 tras no volver a ser tenido en cuenta. El Brujo decidió retirarse con el recuerdo fresco de un nuevo título. No obstante, su legado con el balón no solo lo forjó con el cuadro embajador.
La selección de Colombia de la década del 70 estuvo colmada de talento. Pedro Zape, Diego Édison Umaña, Eduardo Retat, Ernesto Díaz y Willington Ortiz eran parte del equipo nacional que participó en la Copa América de 1975, con la capitanía de Segovia. El juego de ese combinado deleitó y en un acto de justicia del fútbol se encontró en la final con la capacidad de la mejor Perú. La de Héctor Chumpitaz, Juan Carlos Oblitas y Teófilo Cubillas. La que venció a los dirigidos por Efraín El Caimán Sánchez en un encuentro de desempate disputado en Caracas, Venezuela. “Perú era un equipo de primera línea. Afortunadamente jugamos de tú a tú, pero en el último compromiso no cumplimos”, reconoce Segovia, quien se siente privilegiado por haber enfrentado al más destacado futbolista que vio. (Video: Las anécdotas de Arturo Segovia sobre Millonarios campeón del 72)
“Edson Arantes Do Nascimento. Jugué contra él porque desafortunadamente en eliminatorias siempre nos tocaba ante los brasileños. En el Maracaná perdimos una vez 6-0. En Barranquilla también jugamos contra ellos. Pelé Estaba por encima de todos. Aparte, su manera de ser era muy formal. Saludaba, no como algunos jugadores que cuando llegan al tope cambian. Él era un señor dentro de la cancha y ahora lo sigue siendo”, dice un contento Segovia. Se encuentra feliz por la reciente estrella 15 de Millonarios, la cual, en su percepción, se dio gracias a “la labor del técnico argentino Miguel Ángel Russo, el temperamento envidiable de Juan Guillermo Domínguez y el orden del equipo”. No obstante, es consciente que faltan refuerzos.
Mientras sigue alegrando su memoria con los días en que era alentado por la hinchada de Millonarios en El Campín, mientras continúa analizando con calma los partidos “poniéndole mucha atención a los que futbolistas que juegan en mi posición”, mientras no para de enseñarle a niños que anhelan seguir sus pasos, mientras les busca pelotas y patrocinio, mientras escucha a Héctor Lavoe y la “vieja guardia” de la salsa, mientras se deleita con el cine (su otra pasión), Arturo Segovia no perderá la satisfacción que le genera el decir: “Yo estoy con Millos, como estaba con Willington Ortiz, Jaime Morón, Alejandro Brand y una cantidad de jugadores que en su momento eran los mejores”.
@SebasArenas10 - sarenas@elespectador.com
Los mandados que más recuerda Arturo Segovia no son los que le hacía a su madre, Edicta Pacheco. Son los que realizaba en favor de Manuel Francisco dos Santos. Esto ocurría cuando ambos eran jugadores del Júnior y vivían en el hotel Majestic de Barranquilla. “El Brujo”, como le puso su tío Benancio Pacheco a Segovia al verlo patear la pelota, recuerda a “Garrincha” como un hombre sencillo afuera del verde césped e indescifrable dentro de él. “Tuve la oportunidad de estar en el único partido que jugó con el Júnior. Aquel día contra Santa Fe se mandó un partidazo, era impresionante lo que hacía. Lastimosamente tenía problemas sentimentales, lo que hizo que se devolviera para su tierra”, recuerda el oriundo de Soledad, Atlántico, en diálogo con El Espectador.
La mente del hoy exfutbolista de 76 años también transita por los campos de cualquier superficie en donde jugaba cuando era niño. A su amor por el fútbol es difícil encontrarle fecha de nacimiento; de caducidad no tiene. Era lo que hacía hasta entrada la noche cuando terminaba las clases en el colegio. Un día de 1962 lo vieron dos personas que pertenecían al Deportes Tolima y le propusieron irse al equipo Pijao. “Yo les dije que primero tenían que hablar con mi mamá. Ellos se adelantaron, habían hablado con mi madre y ella les comentó que si yo estaba interesado no se iba a interponer. Me fui para Ibagué, donde tuve una temporada muy buena”. En el elenco tolimense era el “comodín”, se desempeñó como defensor, volante, delantero y cuanta posición ordenara el técnico, debido a lo reducido de la nómina. (Arturo Segovia, un defensor histórico de Millonarios)
En 1965, el Júnior volvió a participar en el torneo profesional. Un año después Segovia llegó a su plantel y compartió con los brasileños Othon Da Cunha, Othon Valentín, Quarentinha, Pepe Romeiro y Dida, al que considera el mejor jugador del elenco rojiblanco en su historia. “El Brujo” conoció en su querido cuadro Tiburón al mejor amigo que le dejó el fútbol: Hermenegildo Segrera. Al “Camello” Soto, quien es padrino de una de sus hijas, también lo recuerda con cariño. No deja de mencionar a Otoniel Quintana, Álvaro Cuellar, Alejandro Brand y Jaime Morón, compañeros en Millonarios, club en el que se hizo ídolo e histórico para los hinchas que lo vieron marcar con gallardía la zona derecha, proyectarse al ataque y defender la camiseta azul con la banda de capitán en su brazo izquierdo.
Después de un breve paso por América de Cali, Segovia llegó a Millonarios, en 1972. No dudó un instante en darle el sí a Gabriel Ochoa Uribe. No lo defraudó. Demostró sus condiciones y rápidamente le ganó el puesto de lateral derecho a Gabriel Hernández. Ese mismo año fue campeón. Conformó un equipo de antología junto a sus amigos Segrera, Quintana, Brand y Morón, además de nombres como Julio Edgar Chonto Gaviria, Joaquín Pelé González, Óscar Villano, Julio Comesaña y Willington Ortiz, que para Segovia es el mejor jugador colombiano de todos los tiempos. “Fui dos veces campeón con un equipo muy bien conformado”, rememora el hombre que en 1978 fue participe de una nueva consagración albiazul.
(Los recortes de Arturo Segovia)
La undécima estrella de Millonarios se dio luego de constantes cambios. El equipo fue dirigido a principio de año por Jaime Pantalonudo Arroyave, reemplazado por Oswaldo Panzutto, quien a su vez dejó el puesto de entrenador para el regreso de Arroyave. Finalmente, el argentino Pedro Pedro Dellacha asumió la dirección técnica y armó un equipo disciplinado tácticamente que contó con la magia del argentino Daniel Onega, que regresó al fútbol profesional para ser campeón con un conjunto del que se iría Segovia en 1979 tras no volver a ser tenido en cuenta. El Brujo decidió retirarse con el recuerdo fresco de un nuevo título. No obstante, su legado con el balón no solo lo forjó con el cuadro embajador.
La selección de Colombia de la década del 70 estuvo colmada de talento. Pedro Zape, Diego Édison Umaña, Eduardo Retat, Ernesto Díaz y Willington Ortiz eran parte del equipo nacional que participó en la Copa América de 1975, con la capitanía de Segovia. El juego de ese combinado deleitó y en un acto de justicia del fútbol se encontró en la final con la capacidad de la mejor Perú. La de Héctor Chumpitaz, Juan Carlos Oblitas y Teófilo Cubillas. La que venció a los dirigidos por Efraín El Caimán Sánchez en un encuentro de desempate disputado en Caracas, Venezuela. “Perú era un equipo de primera línea. Afortunadamente jugamos de tú a tú, pero en el último compromiso no cumplimos”, reconoce Segovia, quien se siente privilegiado por haber enfrentado al más destacado futbolista que vio. (Video: Las anécdotas de Arturo Segovia sobre Millonarios campeón del 72)
“Edson Arantes Do Nascimento. Jugué contra él porque desafortunadamente en eliminatorias siempre nos tocaba ante los brasileños. En el Maracaná perdimos una vez 6-0. En Barranquilla también jugamos contra ellos. Pelé Estaba por encima de todos. Aparte, su manera de ser era muy formal. Saludaba, no como algunos jugadores que cuando llegan al tope cambian. Él era un señor dentro de la cancha y ahora lo sigue siendo”, dice un contento Segovia. Se encuentra feliz por la reciente estrella 15 de Millonarios, la cual, en su percepción, se dio gracias a “la labor del técnico argentino Miguel Ángel Russo, el temperamento envidiable de Juan Guillermo Domínguez y el orden del equipo”. No obstante, es consciente que faltan refuerzos.
Mientras sigue alegrando su memoria con los días en que era alentado por la hinchada de Millonarios en El Campín, mientras continúa analizando con calma los partidos “poniéndole mucha atención a los que futbolistas que juegan en mi posición”, mientras no para de enseñarle a niños que anhelan seguir sus pasos, mientras les busca pelotas y patrocinio, mientras escucha a Héctor Lavoe y la “vieja guardia” de la salsa, mientras se deleita con el cine (su otra pasión), Arturo Segovia no perderá la satisfacción que le genera el decir: “Yo estoy con Millos, como estaba con Willington Ortiz, Jaime Morón, Alejandro Brand y una cantidad de jugadores que en su momento eran los mejores”.
@SebasArenas10 - sarenas@elespectador.com