Millonarios, en honor a Ricardo “Pitirri” Salazar
Horas después del encuentro que el embajador le ganó a Junior en El Campín, el miércoles, su director deportivo murió de un infarto a los 66 años. Dos días después de la tragedia, los bogotanos jugarán en su memoria.
Fernando Camilo Garzón
Cuando a Ricardo Salazar le preguntaban de qué jugaba en los tiempos en los que fue profesional, Pitirri borraba la delicada sonrisa con la que afrontaba diariamente la vida y fruncía el ceño. Era una pequeña jugarreta, pues, mientras levantaba el dedo para hacer la aclaración, rápidamente corregía. “Jugaba no, juega… ¡Y de 10!”, decía y al momento soltaba la risa. No era una carcajada. Su hilaridad era medida, sosegada y tranquila, con la misma serenidad que transmitía su espíritu.
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Cuando a Ricardo Salazar le preguntaban de qué jugaba en los tiempos en los que fue profesional, Pitirri borraba la delicada sonrisa con la que afrontaba diariamente la vida y fruncía el ceño. Era una pequeña jugarreta, pues, mientras levantaba el dedo para hacer la aclaración, rápidamente corregía. “Jugaba no, juega… ¡Y de 10!”, decía y al momento soltaba la risa. No era una carcajada. Su hilaridad era medida, sosegada y tranquila, con la misma serenidad que transmitía su espíritu.
De los 12 años que jugó en el fútbol profesional colombiano, en clubes como Bucaramanga, Cali, Santa Fe, Cúcuta y Quindío, recordaba con cariño su paso en Millonarios. Fue efímero, pero le tenía cariño porque en el embajador compartió camerino con nombres de envergadura. “Acá jugué con Pedro Alberto Vivalda, José Daniel Van Tuyne, Carlos Ángel López, Jorge Fossati, Diego Umaña y muchos más. Fue una época bonita y feliz, esos eran jugadores verdaderamente maravillosos”, dijo Salazar en una de las últimas entrevistas que dio en vida, pues el jueves, producto de un paro cardíaco, el exfutbolista murió a los 66 años.
La noticia la confirmó el mismo Millonarios, club en el que Pitirri era director deportivo desde hacía cinco años. No fue un lugar nuevo para él. Además de futbolista, en el embajador ya había sido gerente, el cargo al que se dedicó después de estudiar Economía cuando una lesión de rodilla lo llevó a retirarse del fútbol. Sin embargo, tras casi una década, Salazar se fue del cuadro albiazul para atender el llamado de Gabriel Camargo en Deportes Tolima, el club en el que sirvió en funciones financieras y como cazador de talentos, el ojeador de los grandes fichajes y descubrimientos del cuadro pijao.
Ahí se encontró con Alberto Gamero y en dupla, cuando el samario aterrizó en Bogotá, Pitirri volvió a Millonarios con la misión de construir un proyecto de bases sólidas. La cabeza visible era el entrenador, pero la mano derecha, los movimientos en la sombra, eran de Ricardo Salazar.
“Era un hombre muy comprometido con el proceso que estamos haciendo. Lo dije después de la estrella que ganamos el año pasado en una entrevista, que el héroe del título era Ricardo Salazar. Él era discreto, no pretendía estar en la primera plana para cobrar sus logros. Sin embargo, si hay alguien al que se le deba todo lo que nos está pasando es a Ricardo”, le dijo a Win Sports Gustavo Serpa, máximo accionista de Millonarios, horas después de que se confirmó su deceso.
Además del proyecto de la cantera, los movimientos económicos con los que el embajador cuadró caja en los últimos años con la venta de jóvenes promesas, a Pitirri se le atribuyen la llegada de grandes estandartes de la era Gamero. Jugadores, entre muchos otros, como Álvaro Montero, Leonardo Castro y Daniel Cataño. El mediocampista, que Salazar trajo desde Tolima, explicó la trascendencia del director deportivo de Millonarios en el proyecto del club: “Siempre trataré de dejar su nombre en alto. Su trabajo iba más allá de lo que hacía en el club. Era una persona que se preocupaba por nosotros. Todos nos vamos a quedar con cosas muy buenas de él. Fue una persona que me ayudó mucho en la carrera, me dio la mano en momentos difíciles”.
La muerte de Ricardo Salazar tomó por sorpresa a los aficionados del cuadro embajador. Sucedió apenas unas horas después del partido que Júnior perdió contra Millonarios en Bogotá el miércoles. Pitirri, quien luchaba contra el cáncer, estuvo en El Campín la noche antes de su muerte, en la épica victoria del embajador con la que la ilusión de la estrella 17 sigue viva.
Hoy, a las 4:00 de la tarde, Millonarios visita a Deportivo Pereira, con la necesidad de sumar tres puntos. El partido se jugará en honor a Salazar, y la plantilla del cuadro embajador espera dedicarle la victoria, la clasificación a los ocho y, si se dan esos escenarios, el título. Su memoria es el aliciente para seguir luchando. En 2019, cuando llegó de nuevo al azul capitalino, Pitirri le dijo a este diario que esperaba quedarse mucho tiempo en el embajador. “Durar hasta que me necesiten”. La sentencia fue cruel y certera, como el tiempo, como la vida.
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