Un penalti salva a Millonarios de irse con las manos vacías ante Bucaramanga
El conjunto capitalino mostró dos caras diferentes en cada tiempo. Al final rescató un empate 2-2 que deja a los dos equipos con vida de cara al partido de vuelta el próximo domingo en El Campín.
Juan Camilo Romero Gómez / Twitter: @juankromerog
A Millonarios lo salvó un penalti de haber perdido un partido que tenía en el bolsillo. Tras abrir el marcador en la primera parte, tuvo varias oportunidades de ampliar la ventaja, pero terminó pagando las desconcentraciones muy caro. Le voltearon el partido, y cuando estaba pensando en cómo empatar la serie en Bogotá, aprovechó una pena máxima en el último minuto.
Russo guardó a Ayron del Valle y colocó a Maxi Núñez abierto por derecha. Con Duvier Riascos como único punta. La clave del primer tiempo fue los rebotes. Ahí siempre ganaron Macallister Silva, Henry Rojas y “Carachito” Domínguez. Como siempre, los ataques llegaron por izquierda con Deiver Machado. Sin embargo, la más clara fue una incursión en el área de Santiago Mosquera por derecha que demostró el deplorable estado de campo de Floridablanca. Antes de que llegara Riascos, el balón picó y el delantero no alcanza a conectar.
Pero el gol llegó para los azules. Riascos la luchó dentro del área, le pegó un puntazo, y esta vez la cancha jugó a favor de Millonarios. Con el 1-0 Bucaramanga salía por el partido pero no encontraba espacios.
Bucaramanga más allá de dos ocasiones que tuvo sin peligro para Vikonis, se vio superado por un Millonarios que salió decidido a revertir la imagen que demostró a lo largo del torneo en condición de visitante, cuando solo ganó dos encuentros.
Russo se equivocó en la segunda parte
“Pecoso”, invicto de local desde que agarró a los leopardos en la fecha diez, le echó mano al equipo. A eso, se le sumó la pasividad de Russo y el error a la hora de leer el partido. Todo esto se magnificó cuando Yulián Mejía, en diez segundos demostró su calidad y lo que muchos le pedían cuando estuvo vestido de azul en 2016. Agarró el balón, enganchó, pisó el área y con derecha cruzó el esférico para decretar el empate.
El técnico argentino primero puso en el campo a Ayron del Valle, luego a Jacobo Koufatty y finalmente a Cristian Arango por Riascos, Silva y Núñez, respectivamente. Pero se demoró en realizar las variantes, lo cual ha sido una constante a lo largo de la era Russo. Especialmente, cuando el rival más se le viene encima. Después, con la entrada del jugador venezolano por Macallister, le dio espacios en la mitad al rival quitándole un hombre de marca. Apostó al contragolpe, pero ahí, Millonarios siempre falló en la decisión final.
Su única variante defensiva para la mitad del campo era Alexis Hinestroza. Pero el técnico azul creyó que el juego rápido a las espaldas de los defensas era la clave. Sin embargo, todo se le vino al piso con el segundo de Bucaramanga. Tras un tiro de esquina, Ayron del Valle pierde la marca y es Jeisson Palacios el que a dos minutos del final voltea el marcador.
La falta de concentración, las equivocaciones en el momento de tomar decisiones en jugadas ofensivas y el error a la hora de leer el partido, le estaban pasando factura a un Millonarios que tuvo con qué irse con los tres puntos a Bogotá.
Pero el fútbol le regaló una sonrisa al final. Ayron recibió en el área y fabricó un penal claro. Lo derribaron, tomó la pelota y la mandó al palo derecho del arquero, quien hubiera atajado el cobro tranquilamente sino hubiera sido de nuevo por el estado del campo. Bucaramanga rescató su invicto de local y Millonarios deberá mostrar su jerarquía ante su gente el próximo domingo si quiere seguir soñando con la estrella 15.
A Millonarios lo salvó un penalti de haber perdido un partido que tenía en el bolsillo. Tras abrir el marcador en la primera parte, tuvo varias oportunidades de ampliar la ventaja, pero terminó pagando las desconcentraciones muy caro. Le voltearon el partido, y cuando estaba pensando en cómo empatar la serie en Bogotá, aprovechó una pena máxima en el último minuto.
Russo guardó a Ayron del Valle y colocó a Maxi Núñez abierto por derecha. Con Duvier Riascos como único punta. La clave del primer tiempo fue los rebotes. Ahí siempre ganaron Macallister Silva, Henry Rojas y “Carachito” Domínguez. Como siempre, los ataques llegaron por izquierda con Deiver Machado. Sin embargo, la más clara fue una incursión en el área de Santiago Mosquera por derecha que demostró el deplorable estado de campo de Floridablanca. Antes de que llegara Riascos, el balón picó y el delantero no alcanza a conectar.
Pero el gol llegó para los azules. Riascos la luchó dentro del área, le pegó un puntazo, y esta vez la cancha jugó a favor de Millonarios. Con el 1-0 Bucaramanga salía por el partido pero no encontraba espacios.
Bucaramanga más allá de dos ocasiones que tuvo sin peligro para Vikonis, se vio superado por un Millonarios que salió decidido a revertir la imagen que demostró a lo largo del torneo en condición de visitante, cuando solo ganó dos encuentros.
Russo se equivocó en la segunda parte
“Pecoso”, invicto de local desde que agarró a los leopardos en la fecha diez, le echó mano al equipo. A eso, se le sumó la pasividad de Russo y el error a la hora de leer el partido. Todo esto se magnificó cuando Yulián Mejía, en diez segundos demostró su calidad y lo que muchos le pedían cuando estuvo vestido de azul en 2016. Agarró el balón, enganchó, pisó el área y con derecha cruzó el esférico para decretar el empate.
El técnico argentino primero puso en el campo a Ayron del Valle, luego a Jacobo Koufatty y finalmente a Cristian Arango por Riascos, Silva y Núñez, respectivamente. Pero se demoró en realizar las variantes, lo cual ha sido una constante a lo largo de la era Russo. Especialmente, cuando el rival más se le viene encima. Después, con la entrada del jugador venezolano por Macallister, le dio espacios en la mitad al rival quitándole un hombre de marca. Apostó al contragolpe, pero ahí, Millonarios siempre falló en la decisión final.
Su única variante defensiva para la mitad del campo era Alexis Hinestroza. Pero el técnico azul creyó que el juego rápido a las espaldas de los defensas era la clave. Sin embargo, todo se le vino al piso con el segundo de Bucaramanga. Tras un tiro de esquina, Ayron del Valle pierde la marca y es Jeisson Palacios el que a dos minutos del final voltea el marcador.
La falta de concentración, las equivocaciones en el momento de tomar decisiones en jugadas ofensivas y el error a la hora de leer el partido, le estaban pasando factura a un Millonarios que tuvo con qué irse con los tres puntos a Bogotá.
Pero el fútbol le regaló una sonrisa al final. Ayron recibió en el área y fabricó un penal claro. Lo derribaron, tomó la pelota y la mandó al palo derecho del arquero, quien hubiera atajado el cobro tranquilamente sino hubiera sido de nuevo por el estado del campo. Bucaramanga rescató su invicto de local y Millonarios deberá mostrar su jerarquía ante su gente el próximo domingo si quiere seguir soñando con la estrella 15.