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Santa Fe estuvo maravilloso en la primera edición de la Liga Femenina. Fue el líder solitario y el monarca del certamen. Nunca perdió, anotó 44 goles y apenas recibió ocho.
Parte del éxito de la plantilla dirigida primero por Germán Morales y ahora por Agustín Julio radica en los goles de la delantera venezolana Oriana Altuve, máxima anotadora albirroja en la Liga.
La historia de Oriana en la Liga Femenina comenzó con pie derecho. En su debut con el cuadro cardenal, que fue ante Equidad, logró anotar dos goles, convirtiéndose en la primera extranjera en marcar en este torneo. Además, lleva tres dobletes. Unas estadísticas envidiables.
Desde pequeña, Oriana corría tras un balón con la ilusión de convertirse en futbolista. Stella, su madre, siempre la apoyó, mientras que su padre, José Antonio, se mostraba reacio, a pesar de que su familia se caracteriza por tener un ADN deportivo. A los 10 años ingresó a la Escuela de Fútbol de la Universidad Experimental Pedagógica, en Caracas.
Aunque su prima Aileen Rosales, quien también tuvo el sueño de ser futbolista y estuvo por largo tiempo en la Liga Nacional de Fútbol Femenino de Venezuela, se retiró hace cinco años desilusionada por la falta de oportunidades, Oriana siguió con su sueño intacto, siguiendo los pasos de su primo Roberto Rosales, quien juega en el Málaga, en España.
“Mi tío, el entrenador Roberto Chicho Rosales, quien es el papá de Roberto, me llevó con mi mamá a escondidas de mi papá a un entrenamiento en el Pedagógico, mi primera escuela. Yo quedé fascinada, pero sabía que mi papá cuando se enterara me iba a regañar. Al principio fue complicado, pero ahora me apoya en todo esto”, le contó a El Espectador la delantera venezolana.
Oriana conformó en 2009 la plantilla del Caracas F.C., con el que ganó el campeonato desde 2009 hasta 2012 y el de 2014. Además, ha brillado con su selección local, de la que hace parte desde 2009. Con la vinotinto obtuvo la medalla de oro de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2010.
Y aunque tiene un palmarés envidiable desde que comenzó su carrera profesional en Venezuela, donde el fútbol femenino es aficionado, sólo en 2016, cuando consiguió con Colón de Uruguay ser la goleadora de la Copa Libertadores Femenina y coronarse campeona del torneo uruguayo de fútbol femenino, su nombre comenzó a sonar y llegó hasta Colombia.
“Por la temporada buena que tuve en Uruguay y en Copa Libertadores, Santa Fe se contactó conmigo, porque ellos estaban buscando una delantera. Mis padres me apoyaron y me impulsaron a aceptar, porque saben que este es un club histórico y grande en el país”, añadió la nueve cardenal.
En el cuadro rojo, sus goles, que están inspirados en su ídolo Ronaldo Nazario, dieron de qué hablar. Atrás quedaron las luchas incansables por ser reconocida en el medio. Dejó una huella imborrable en Santa Fe.
Su primer objetivo era avanzar a la siguiente fase. El siguiente, salir campeonas, "porque queremos llegar a disputar la Copa Libertadores”. Todos los consiguió la sonriente leona que más ha rugido con sus goles.